Egipto: Los islamistas aseguran que Morsi está retenido por autoridades militares
“La voluntad del pueblo no puede ignorarse”, advierte el depuesto presidente de Egipto
David Alandete
El Cairo, El País
El presidente depuesto de Egipto, Mohamed Morsi, está retenido por las autoridades militares, según ha denunciado la agrupación islamista de los Hermanos Musulmanes, en cuyo partido político militaba. Las fuerzas de seguridad han ordenado además el arresto de 300 miembros de ese movimiento, según confirmaron fuentes gubernamentales. Según Gehad el Haddad, portavoz de la hermandad, Morsi se hallaba en los cuarteles de la Guardia Republicana, donde tomó refugio en las horas previas a que venciera el ultimátum dado por las fuerzas armadas.
El Ejército ha detenido a al menos dos líderes de los Hermanos Musulmanes con estrechos lazos con Morsi, según confirmó el ministerio del Interior: Saad al Katatni, presidente del Partido Libertad y Justicia, la rama política de la hermandad, y Rashad Bayoumi, vicepresidente de la misma formación política. También cerró varios canales de televisión islamistas asociados a esa agrupación. En un comunicado, Morsi, denunció anoche el “golpe de Estado completo” dado por los militares y defendió la legitimidad de su elección en las urnas el año pasado.
En ese mensaje grabado, emitido por los megáfonos en la mezquita de Raba al Adawiya, donde se parapetaron sus partidarios, el Presidente depuesto dijo: “Aún soy el presidente”. Aquella afirmación fue recibida por los suyos con gritos más de indignación que de ánimo. “La voluntad del pueblo no puede ignorarse un año después. A esto se le llama democracia selectiva”, añadió Morsi.
El presidente depuesto y sus colaboradores más cercanos en la hermandad llamaron a los reunidos en esa mezquita a no pasar a la ofensiva y a evitar un baño de sangre. El ambiente en ese fortín de partidarios del presidente depuesto era muy tenso, como lo fue todo el día, pues los reunidos ya esperaban una intervención militar como la que finalmente ocurrió. Protegidos con chalecos antibalas, escudos y cascos, armados con palos, porras y cadenas, mantenían que Morsi había sido elegido en las urnas y que la legitimidad constitucional estaba de su parte.
“¡Golpe de Estado!”, clamaba Magdi Ahmad Hussein, líder del Partido Islámico Laborista, en una conversación con reporteros cerca de la mezquita. “El Ejército no va a librarse de nosotros, los fieles musulmanes. Después de tanto tiempo parece que no nos conoce”. Esa era la sensación generalizada: un golpe orquestado por los poderes fácticos del régimen de Hosni Mubarak, depuesto en 2011, y una forma de destruir las urnas que eligieron no solo al primer Gobierno democrático de la historia de Egipto, sino al primer Ejecutivo liderado por islamistas. Solo duró un año y tres días.
Las acaloradas conversaciones en Ciudad Nasser, el barrio donde se halla la mezquita que se convirtió en bastión de estos fieles islamistas, eran ayer todo un repaso de la historia y carácter de los Hermanos Musulmanes. “Durante 80 años nos dominaron varios regímenes y dictaduras”, decía Ahmad Hassan, uno de los organizadores de la protesta, de 26 años. “Mubarak nos silenció y nos reprimió. Pero aguantamos. Sabemos cómo hacerlo. Ya ganamos legítimamente el poder una vez, y volveremos a hacerlo”.
La sociedad de los Hermanos Musulmanes fue creada en Egipto en 1928, y posteriormente se ha extendido a otros países. Consta de una sólida red de fieles, con una gran capacidad para ofrecer a sus miembros servicios básicos alimentarios, sanitarios y educativos, por ejemplo. Morsi militó antes de ser presidente en su brazo político, el Partido Libertad y Justicia.
En otra parte de Egipto, en la entrada a la Universidad de El Cairo, en Giza, otro grupo de partidarios del presidente acampó en los pasados días, con la misma intención y las mismas armas improvisadas que se veían en la mezquita de Raba al Adawiya. Corrieron peor suerte. El martes por la noche, en un enfrentamiento con opositores, murieron 23 personas. Solo dos días la sede principal de la Hermandad fue asaltada ante la pasividad de las Fuerzas Armadas.
David Alandete
El Cairo, El País
El presidente depuesto de Egipto, Mohamed Morsi, está retenido por las autoridades militares, según ha denunciado la agrupación islamista de los Hermanos Musulmanes, en cuyo partido político militaba. Las fuerzas de seguridad han ordenado además el arresto de 300 miembros de ese movimiento, según confirmaron fuentes gubernamentales. Según Gehad el Haddad, portavoz de la hermandad, Morsi se hallaba en los cuarteles de la Guardia Republicana, donde tomó refugio en las horas previas a que venciera el ultimátum dado por las fuerzas armadas.
El Ejército ha detenido a al menos dos líderes de los Hermanos Musulmanes con estrechos lazos con Morsi, según confirmó el ministerio del Interior: Saad al Katatni, presidente del Partido Libertad y Justicia, la rama política de la hermandad, y Rashad Bayoumi, vicepresidente de la misma formación política. También cerró varios canales de televisión islamistas asociados a esa agrupación. En un comunicado, Morsi, denunció anoche el “golpe de Estado completo” dado por los militares y defendió la legitimidad de su elección en las urnas el año pasado.
En ese mensaje grabado, emitido por los megáfonos en la mezquita de Raba al Adawiya, donde se parapetaron sus partidarios, el Presidente depuesto dijo: “Aún soy el presidente”. Aquella afirmación fue recibida por los suyos con gritos más de indignación que de ánimo. “La voluntad del pueblo no puede ignorarse un año después. A esto se le llama democracia selectiva”, añadió Morsi.
El presidente depuesto y sus colaboradores más cercanos en la hermandad llamaron a los reunidos en esa mezquita a no pasar a la ofensiva y a evitar un baño de sangre. El ambiente en ese fortín de partidarios del presidente depuesto era muy tenso, como lo fue todo el día, pues los reunidos ya esperaban una intervención militar como la que finalmente ocurrió. Protegidos con chalecos antibalas, escudos y cascos, armados con palos, porras y cadenas, mantenían que Morsi había sido elegido en las urnas y que la legitimidad constitucional estaba de su parte.
“¡Golpe de Estado!”, clamaba Magdi Ahmad Hussein, líder del Partido Islámico Laborista, en una conversación con reporteros cerca de la mezquita. “El Ejército no va a librarse de nosotros, los fieles musulmanes. Después de tanto tiempo parece que no nos conoce”. Esa era la sensación generalizada: un golpe orquestado por los poderes fácticos del régimen de Hosni Mubarak, depuesto en 2011, y una forma de destruir las urnas que eligieron no solo al primer Gobierno democrático de la historia de Egipto, sino al primer Ejecutivo liderado por islamistas. Solo duró un año y tres días.
Las acaloradas conversaciones en Ciudad Nasser, el barrio donde se halla la mezquita que se convirtió en bastión de estos fieles islamistas, eran ayer todo un repaso de la historia y carácter de los Hermanos Musulmanes. “Durante 80 años nos dominaron varios regímenes y dictaduras”, decía Ahmad Hassan, uno de los organizadores de la protesta, de 26 años. “Mubarak nos silenció y nos reprimió. Pero aguantamos. Sabemos cómo hacerlo. Ya ganamos legítimamente el poder una vez, y volveremos a hacerlo”.
La sociedad de los Hermanos Musulmanes fue creada en Egipto en 1928, y posteriormente se ha extendido a otros países. Consta de una sólida red de fieles, con una gran capacidad para ofrecer a sus miembros servicios básicos alimentarios, sanitarios y educativos, por ejemplo. Morsi militó antes de ser presidente en su brazo político, el Partido Libertad y Justicia.
En otra parte de Egipto, en la entrada a la Universidad de El Cairo, en Giza, otro grupo de partidarios del presidente acampó en los pasados días, con la misma intención y las mismas armas improvisadas que se veían en la mezquita de Raba al Adawiya. Corrieron peor suerte. El martes por la noche, en un enfrentamiento con opositores, murieron 23 personas. Solo dos días la sede principal de la Hermandad fue asaltada ante la pasividad de las Fuerzas Armadas.