Los rebeldes sirios quieren armas y una zona de exclusión aérea

Damasco, AFP
Los rebeldes sirios advirtieron el jueves contra una "catástrofe humanitaria" si no obtienen armas pesadas para proteger las áreas civiles, tras la intensificación de las operaciones del ejército, apoyado por el Hezbolá libanés.


Temiendo la propagación del conflicto a su país, el presidente libanés, Michel Suleiman, instó por primera vez al Hezbolá chiíta, firme aliado del régimen de Bashar Al Asad, que no siga participando en los combates, lo que ha sido crucial en los recientes éxitos obtenidos por el ejército sirio.

A dos días de una reunión en Doha, el sábado, de 11 países que apoyan a la oposición, el Ejército Sirio Libre (ESL), principal componente de la rebelión, reclamó misiles antiaéreos y antitanque y que se imponga una zona de exclusión aérea.

En una declaración a la AFP, el portavoz del ESL, Luay Mokdad, instó a los países del grupo de "amigos de Siria" a imponer una zona de exclusión aérea sobre las zonas que controlan los rebeldes.

"Necesitamos misiles tierra-aire de corto alcance MANPAD, misiles antitanques, morteros, municiones", entre otras cosas, dijo Mokdad. "También necesitamos material de comunicación, chalecos antibalas, máscaras de gas", agregó.

Se corre el riesgo de una "verdadera catástrofe humanitaria (...) si no nos dan esas armas para proteger a las zonas civiles", puntualizó, acusando a las fuerzas leales al presidente Bashar al Asad de llevar a cabo masacres en las regiones que han reconquistado.

Los ministros de Relaciones Exteriores de once países del grupo de "amigos de Siria" se reunirán el sábado en Doha para discutir sobre la ayuda militar que debe aportarse a la rebelión, informó el miércoles una fuente diplomática francesa.

También se discutirá sobre la posibilidad de organizar la conferencia de paz llamada "Ginebra 2".

Los once países que participarán en la reunión de Doha son Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Italia, Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Egipto.

La jefa de operaciones humanitarias de la ONU, Valerie Amos, insistió de nuevo el jueves ante el Consejo de Seguridad en la necesidad de que Siria permita el paso de ayuda humanitaria por la frontera con Turquía, para atender las necesidades de unos 6,8 millones de personas.

Amos señaló que el gobierno sirio se sigue mostrándose "muy hostil" a permitir este acceso, "pues considera que esta zona fronteriza está controlada por la oposición".

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, asistirá el sábado a la reunión, en Doha, de los "amigos del pueblo sirio", junto con representantes de los países árabes y occidentales.

Al respecto, Moscú, aliado del régimen de Asad, dijo que Occidente se había negado a comprometerse a una fecha específica para una conferencia de paz en Ginebra, ya que no estaban seguros de poder llevar a la oposición, que exige la renuncia de Assad.

Tras la recuperación por el ejército de varias zonas rebeldes, el portavoz del ESL aseguró que el régimen concentraba tropas para una ofensiva en torno a Damasco, en la región de Alepo (norte) y en el centro.

En paralelo, una gran batalla entre el ejército, con el apoyo de Hezbolá, y los rebeldes, se está dando enla periferia sur y este de Damasco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Las tropas intentan recuperar las ciudades Zayabiya y Babila, lo que les permitiría cortar el suministro de los insurgentes atrincherados en el sur de Damasco.

Varios barrios del sur y el este de la capital, incluyendo Qabun, Barze, Jobar, Hajar Al Aswad y Qadam también estaban siendo atacados por el ejército.

En un comunicado, la oposición expresó su temor de que Qabun y Barze sean tomados por asalto y que haya una "nueva masacre". "Después de seis meses de asedio, con el apoyo de Hezbolá (estas áreas) están en peligro y 40.000 civiles sufren por la falta de alimentos y medicinas".

Según los militantes y rebeldes, ahora el Hezbolá se despliega también en el norte, preparando un asalto contra la segunda ciudad del país, Alepo.

A su vez, el presidente libanés, Michel Suleimán, pidió al Hezbolá, poderoso grupo chiita, que ponga fin a su participación en los combates en Siria porque considera que esto causa tensiones en Líbano.

En una entrevista publicada el jueves en el diario As Safir, Suleimán se declara "en contra de la implicación del Hezbolá en el conflicto en Siria porque esta intervención trae consigo tensiones en Líbano".

El Hezbolá libanés, aliado de Damasco, desempeñó a inicios de junio un papel decisivo junto al ejército sirio en la reconquista de Quseir, un antiguo bastión estratégico rebelde cerca de la frontera libanesa, y su jefe Hasán Nasralá afirmó el viernes pasado que el grupo seguirá implicado en la guerra.

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