La policía turca entra en Taksim y Gezi para desalojar a los manifestantes
Los manifestantes habían decidido mantener las protestas en la plaza de Taksim.
Erdogan exige el fin de la protesta ante miles de sus partidarios en Ankara
José Miguel Calatayud
Estambul, El País
La policía turca ha desalojado esta noche por la fuerza a los cientos de manifestantes que ocupan desde hace más de dos semanas el parque de Gezi, en el centro de Estambul, con gas lacrimógeno, cañones de agua y cargas en las que los agentes empujaban a la gente con sus escudos.
Centenares de policías antidisturbios barrieron literalmente el parque Gezi desde las 20.30 (las 19.30, hora peninsular española) en medio de momentos de tensión. Los ocupantes del parque intentaron resistirse. “No ha habido aviso previo, estábamos en el parque y no hubo provocación”, se quejaba un joven con casco y mascarilla poco antes de que un chorro de agua a presión le obligara a huir.
Muchos de los manifestantes se refugiaron en la entrada del hotel Divan, situado junto al parque, pero la policía proyectó contra ellos los cañones de agua y les lanzó botes de gas lacrimógeno.
Más allá del hotel, los policías persiguieron a los manifestantes a lo largo de varias avenidas en medio de escenas de caos y de pánico. Ciudadanos de Estambul y turistas escapaban juntos de las terrazas de los cafés a medida que el ambiente se llenaba de gas y observaban las escenas de violencia desde el interior de tiendas y hoteles. Las mesas y sillas que quedaban vacías fueron utilizadas como barricadas.
En una de las calles, un conductor de un camión de la basura cruzó su vehículo para cerrar el paso a los agentes. Los manifestantes le aplaudieron.
Más tarde, varios miles de personas fueron ocupando la Avenida de la República, que desemboca desde el norte en el parque Gezi y donde cadenas humanas habían levantado varias barricadas con material que habían cogido de edificios en construcción. De madrugada, continuaban los enfrentamientos en esta avenida entre los manifestantes y la policía, que los repelía con agua y gas. “La policía ha entrado en el parque sin avisar, había mujeres, gente mayor, niños... Erdogan es un mentiroso. Mañana, millones de personas vamos a tomar Taksim”, dijo muy enfadado y junto a una de las barricadas un joven que no quiso dar su nombre y que se identificó como publicista.
En los alrededores del hotel Divan también continuaba la tensión. Había una gran presencia policial y, ocasionalmente, los agentes usaban los cañones de agua y el gas lacrimógeno contra la gente en la calle. Tras cada ataque, decenas de personas entraban corriendo en el hotel, donde otros manifestantes las trataban con una solución de leche y pastillas antiácido. Al mismo tiempo, muchas personas consultaban la información más reciente conectándose a Facebook y a Twitter en sus teléfonos.
Tan solo unas horas antes, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, había lanzado desde Ankara, arropado por miles de seguidores, un ultimátum a los manifestantes de Estambul.
Los indignados turcos, contrarios a las obras previstas por el Gobierno en el parque, lograron volver tras el último desalojo, llevado a cabo por las fuerzas de seguridad el pasado miércoles. Ayer mismo, habían confirmado que iban a proseguir la ocupación del parque.
“El hecho de que los canales de negociación y diálogo estén abiertos es un signo de madurez democrática”, había escrito poco antes el presidente de la República, Abdulá Gül, en su cuenta en la red social Twitter, en la que es muy activo.
Erdogan exige el fin de la protesta ante miles de sus partidarios en Ankara
José Miguel Calatayud
Estambul, El País
La policía turca ha desalojado esta noche por la fuerza a los cientos de manifestantes que ocupan desde hace más de dos semanas el parque de Gezi, en el centro de Estambul, con gas lacrimógeno, cañones de agua y cargas en las que los agentes empujaban a la gente con sus escudos.
Centenares de policías antidisturbios barrieron literalmente el parque Gezi desde las 20.30 (las 19.30, hora peninsular española) en medio de momentos de tensión. Los ocupantes del parque intentaron resistirse. “No ha habido aviso previo, estábamos en el parque y no hubo provocación”, se quejaba un joven con casco y mascarilla poco antes de que un chorro de agua a presión le obligara a huir.
Muchos de los manifestantes se refugiaron en la entrada del hotel Divan, situado junto al parque, pero la policía proyectó contra ellos los cañones de agua y les lanzó botes de gas lacrimógeno.
Más allá del hotel, los policías persiguieron a los manifestantes a lo largo de varias avenidas en medio de escenas de caos y de pánico. Ciudadanos de Estambul y turistas escapaban juntos de las terrazas de los cafés a medida que el ambiente se llenaba de gas y observaban las escenas de violencia desde el interior de tiendas y hoteles. Las mesas y sillas que quedaban vacías fueron utilizadas como barricadas.
En una de las calles, un conductor de un camión de la basura cruzó su vehículo para cerrar el paso a los agentes. Los manifestantes le aplaudieron.
Más tarde, varios miles de personas fueron ocupando la Avenida de la República, que desemboca desde el norte en el parque Gezi y donde cadenas humanas habían levantado varias barricadas con material que habían cogido de edificios en construcción. De madrugada, continuaban los enfrentamientos en esta avenida entre los manifestantes y la policía, que los repelía con agua y gas. “La policía ha entrado en el parque sin avisar, había mujeres, gente mayor, niños... Erdogan es un mentiroso. Mañana, millones de personas vamos a tomar Taksim”, dijo muy enfadado y junto a una de las barricadas un joven que no quiso dar su nombre y que se identificó como publicista.
En los alrededores del hotel Divan también continuaba la tensión. Había una gran presencia policial y, ocasionalmente, los agentes usaban los cañones de agua y el gas lacrimógeno contra la gente en la calle. Tras cada ataque, decenas de personas entraban corriendo en el hotel, donde otros manifestantes las trataban con una solución de leche y pastillas antiácido. Al mismo tiempo, muchas personas consultaban la información más reciente conectándose a Facebook y a Twitter en sus teléfonos.
Tan solo unas horas antes, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, había lanzado desde Ankara, arropado por miles de seguidores, un ultimátum a los manifestantes de Estambul.
Los indignados turcos, contrarios a las obras previstas por el Gobierno en el parque, lograron volver tras el último desalojo, llevado a cabo por las fuerzas de seguridad el pasado miércoles. Ayer mismo, habían confirmado que iban a proseguir la ocupación del parque.
“El hecho de que los canales de negociación y diálogo estén abiertos es un signo de madurez democrática”, había escrito poco antes el presidente de la República, Abdulá Gül, en su cuenta en la red social Twitter, en la que es muy activo.