Assange se querella contra la juez del caso por falta de transparencia
El fundador de la red de revelación de secretos acude a los tribunales civiles para denunciar las restricciones impuestas por la magistrada a declarar secretos muchos autos
Londres, EFE
No está mal como ironía que sea precisamente el caso de Bradley Manning el que haya llevado a Julian Assange y una coalición de activistas a presentar una demanda contra Denise Lind, la juez que preside el consejo de guerra contra el soldado, debido a las restricciones que ha impuesto a la prensa al declarar muchos de los autos secretos e impedir el acceso a la información.
Para el Centro de Derechos Constitucionales (CCR, siglas en inglés) –que es parte en la demanda-, se trata de un último intento por hacer transparente un juicio que hasta su inicio hoy ha estado marcado por el maltrato al acusado, tanto que la propia juez Lind reconoció que Manning había sido sometido a un castigo injusto durante su detención en la base de los Marines en Quantico (Virginia), por lo que le concedió un crédito de 112 días a descontar de cualquiera que sea la condena que se le imponga finalmente.
“Si la demanda interpuesta falla”, explican desde el CCR, “el juicio a Manning se llevará a cabo bajo unas condiciones en las cuales los periodistas y el público estarán vedados a saber lo que sucede dentro del tribunal”. Para activistas como Alexa O’Brien o Kevin Gosztola –que han cubierto todas y cada una de las vistas que atañen a Manning-, se trata de un caso que marcará a toda una generación y sobre el que debería de haber la máxima transparencia, aunque se quejan de lo contrario.
A la entrada de la base militar de Fort Meade se concentraban esta mañana bajo la copiosa lluvia una veintena de seguidores de Manning portando carteles pidiendo su liberación y elevando a los altares a Assange –hoy recluído voluntariamente en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, donde enfrenta cargos por abusos sexuales a dos mujeres-, a pesar de que éste se haya asegurado de distanciarse todo lo posible del joven soldado de Oklahoma ante el temor de que la Administración de Barack Obama acabe sentándole un día también a él ante un juez, como indicaría el jurado popular que, en teoría –son secretos-, ya estudia el caso en Virginia.
Londres, EFE
No está mal como ironía que sea precisamente el caso de Bradley Manning el que haya llevado a Julian Assange y una coalición de activistas a presentar una demanda contra Denise Lind, la juez que preside el consejo de guerra contra el soldado, debido a las restricciones que ha impuesto a la prensa al declarar muchos de los autos secretos e impedir el acceso a la información.
Para el Centro de Derechos Constitucionales (CCR, siglas en inglés) –que es parte en la demanda-, se trata de un último intento por hacer transparente un juicio que hasta su inicio hoy ha estado marcado por el maltrato al acusado, tanto que la propia juez Lind reconoció que Manning había sido sometido a un castigo injusto durante su detención en la base de los Marines en Quantico (Virginia), por lo que le concedió un crédito de 112 días a descontar de cualquiera que sea la condena que se le imponga finalmente.
“Si la demanda interpuesta falla”, explican desde el CCR, “el juicio a Manning se llevará a cabo bajo unas condiciones en las cuales los periodistas y el público estarán vedados a saber lo que sucede dentro del tribunal”. Para activistas como Alexa O’Brien o Kevin Gosztola –que han cubierto todas y cada una de las vistas que atañen a Manning-, se trata de un caso que marcará a toda una generación y sobre el que debería de haber la máxima transparencia, aunque se quejan de lo contrario.
A la entrada de la base militar de Fort Meade se concentraban esta mañana bajo la copiosa lluvia una veintena de seguidores de Manning portando carteles pidiendo su liberación y elevando a los altares a Assange –hoy recluído voluntariamente en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, donde enfrenta cargos por abusos sexuales a dos mujeres-, a pesar de que éste se haya asegurado de distanciarse todo lo posible del joven soldado de Oklahoma ante el temor de que la Administración de Barack Obama acabe sentándole un día también a él ante un juez, como indicaría el jurado popular que, en teoría –son secretos-, ya estudia el caso en Virginia.