Varios ex altos cargos italianos, en el banquillo por negociar con la mafia siciliana
Palermo, EP
El ex jefe de los capos de la mafia siciliana Salvatore Riina, alias 'La Bestia', y varios ex altos cargos gubernamentales italianos se han sentado este lunes en el banquillo de los acusados en un histórico juicio por las negociaciones secretas del Gobierno con este grupo criminal para detener una ola de atentados a comienzos de los años 90.
El juicio se centra en un periodo complejo de la historia italiana, cuando las investigaciones contra la corrupción del 'tangentopoli' hicieron caer a la élite política al mismo tiempo que una serie de atentados con bomba de la mafia mataron a 21 personas.
Los fiscales sostienen que los atentados cesaron en 1994 después de un acuerdo mediado por Marcello Dell'Utri, exsenador y estrecho aliado de Silvio Berlusconi, que llenó el vacío de poder dejado por el colapso del antiguo sistema de partidos.
Este lunes, el juez de Palermo Alfredo Montalto ha iniciado el juicio en un tribunal de alta seguridad cerca de Palermo, coincidiendo con el vigésimo aniversario del atentado con coche bomba perpetrado por la mafia siciliana cerca de la Galería de los Uffizi en Florencia que mató a cinco personas, una de ellas un recién nacido.
Los fiscales alegan que altos cargos y agentes de Policía mantuvieron conversaciones con la mafia después de que el juez Giovanni Falcone, su esposa y tres guardaespaldas fueran asesinados en otro atentado con bomba perpetrado en una autovía cerca de Palermo en 1992.
La voluntad del Estado de entablar negociaciones con la mafia después del asesinato de Falcone alentó la colocación de más bombas, según los fiscales, y provocó el asesinato del fiscal Paolo Borsellino porque éste tuvo conocimiento de las conversaciones y se opuso. A cambio de detener los atentados, la mafia siciliana quería condenas judiciales más leves y mejores condiciones en la cárcel para los mafiosos condenados.
"El Estado no puede barrer bajo la alfombra sus responsabilidades", ha afirmado el fiscal Antonino Di Matteo, en declaraciones a los periodistas antes del juicio, en el que Berlusconi no está acusado. Nicola Mancino, que era el ministro del Interior durante el periodo en que se produjeron las supuestas conversaciones, está acusado de falso testimonio, mientras otros acusados como Dell'Utri, podrían ser condenados por delitos de intento de chantaje al Estado.
Los diez acusados niegan haber cometido ninguna ilegalidad. En total, cuatro jefes de la mafia están procesados, entre ellos el ex jefe de capos de la mafia siciliana Salvatore Riina, apodado 'La Bestia'. Tres de ellos han comparecido por videoconferencia desde las prisiones en las que cumplen condena por otros casos mientras que el confidente Giovanni Brusca ha hablado desde una localización que se ha mantenido en secreto por su propia seguridad.
El fiscal Vittorio Teresi ha explicado que su objetivo es conseguir que el juez imponga en la siguiente vista --que se celebrará el viernes-- un cargo adicional a Mancino por ayudar a la mafia. El exministro del Interior ha rechazado todo los cargos y ha reclamado que no sea juzgado en el mismo banquillo que los mafiosos. "Yo luché contra la mafia", ha afirmado, antes del inicio de la vista. "No puedo ser juzgado junto a los mafiosos. Pediré que me juzguen por separado", ha explicado.
El ex jefe de los capos de la mafia siciliana Salvatore Riina, alias 'La Bestia', y varios ex altos cargos gubernamentales italianos se han sentado este lunes en el banquillo de los acusados en un histórico juicio por las negociaciones secretas del Gobierno con este grupo criminal para detener una ola de atentados a comienzos de los años 90.
El juicio se centra en un periodo complejo de la historia italiana, cuando las investigaciones contra la corrupción del 'tangentopoli' hicieron caer a la élite política al mismo tiempo que una serie de atentados con bomba de la mafia mataron a 21 personas.
Los fiscales sostienen que los atentados cesaron en 1994 después de un acuerdo mediado por Marcello Dell'Utri, exsenador y estrecho aliado de Silvio Berlusconi, que llenó el vacío de poder dejado por el colapso del antiguo sistema de partidos.
Este lunes, el juez de Palermo Alfredo Montalto ha iniciado el juicio en un tribunal de alta seguridad cerca de Palermo, coincidiendo con el vigésimo aniversario del atentado con coche bomba perpetrado por la mafia siciliana cerca de la Galería de los Uffizi en Florencia que mató a cinco personas, una de ellas un recién nacido.
Los fiscales alegan que altos cargos y agentes de Policía mantuvieron conversaciones con la mafia después de que el juez Giovanni Falcone, su esposa y tres guardaespaldas fueran asesinados en otro atentado con bomba perpetrado en una autovía cerca de Palermo en 1992.
La voluntad del Estado de entablar negociaciones con la mafia después del asesinato de Falcone alentó la colocación de más bombas, según los fiscales, y provocó el asesinato del fiscal Paolo Borsellino porque éste tuvo conocimiento de las conversaciones y se opuso. A cambio de detener los atentados, la mafia siciliana quería condenas judiciales más leves y mejores condiciones en la cárcel para los mafiosos condenados.
"El Estado no puede barrer bajo la alfombra sus responsabilidades", ha afirmado el fiscal Antonino Di Matteo, en declaraciones a los periodistas antes del juicio, en el que Berlusconi no está acusado. Nicola Mancino, que era el ministro del Interior durante el periodo en que se produjeron las supuestas conversaciones, está acusado de falso testimonio, mientras otros acusados como Dell'Utri, podrían ser condenados por delitos de intento de chantaje al Estado.
Los diez acusados niegan haber cometido ninguna ilegalidad. En total, cuatro jefes de la mafia están procesados, entre ellos el ex jefe de capos de la mafia siciliana Salvatore Riina, apodado 'La Bestia'. Tres de ellos han comparecido por videoconferencia desde las prisiones en las que cumplen condena por otros casos mientras que el confidente Giovanni Brusca ha hablado desde una localización que se ha mantenido en secreto por su propia seguridad.
El fiscal Vittorio Teresi ha explicado que su objetivo es conseguir que el juez imponga en la siguiente vista --que se celebrará el viernes-- un cargo adicional a Mancino por ayudar a la mafia. El exministro del Interior ha rechazado todo los cargos y ha reclamado que no sea juzgado en el mismo banquillo que los mafiosos. "Yo luché contra la mafia", ha afirmado, antes del inicio de la vista. "No puedo ser juzgado junto a los mafiosos. Pediré que me juzguen por separado", ha explicado.