Suu Kyi denuncia la política "discriminatoria" de los dos hijos
Rangún, EP
La líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, ha condenado este lunes la nueva política impuesta por las autoridades por la que se limita a dos el número de hijos que pueden tener los musulmanes de la región de Rajine para compensar la baja tasa natalidad de la comunidad budista.
"No deberían discriminarles. Va contra los derechos humanos", ha afirmado Suu Kyi en declaraciones a la prensa. La histórica dirigente birmana rompe así su silencio sobre la cuestión de los musulmanes 'rohingya'.
La política de los dos hijos fue aprobada en 1994, pero no ha sido aplicada efectivamente hasta hace unas pocas semanas. "El crecimiento de la población musulmana es diez veces mayor que el de la población budista", explicaba el domingo el representante del Gobierno de Rajine.
"Uno de los factores que han avivado las tensiones entre musulmanes y budistas ha sido la sensación de inseguridad que ha generado entre muchos budistas el rápido crecimiento del número de musulmanes, que ven como una grave amenaza", añadió.
A finales del año pasado, murieron al menos 192 personas y 140.000 se quedaron sin hogar a raíz de la violencia desatada por los ataques de budistas a locales y viviendas de musulmanes. Desde entonces, los enfrentamientos se han repetido esporádicamente.
Birmania, cuya población es mayoritariamente budista, no reconoce a los aproximadamente 800.000 musulmanes 'rohingya' como una de sus 135 minorías etnias, sino que sostiene que son inmigrantes bangladeshíes que entraron en el país de forma ilegal, por lo que no tienen la ciudadanía.
Sin embargo, un portavoz de la Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi, Nyan Win, ha isntado al Gobierno a modificar la ley de 1982 que impide a los musulmanes 'rohingya' obtener la nacionalidad birmana. "Si les dieran el derecho a la ciudadanía se resolverían la mayoría de los problemas", ha argumentado.
La comunidad internacional ha instado al Gobierno a abordar la marginalización de los 'rohingya', en el marco del proceso de reformas políticas y económicas iniciado en marzo de 2011, tras décadas de gobiernos militares.
La líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, ha condenado este lunes la nueva política impuesta por las autoridades por la que se limita a dos el número de hijos que pueden tener los musulmanes de la región de Rajine para compensar la baja tasa natalidad de la comunidad budista.
"No deberían discriminarles. Va contra los derechos humanos", ha afirmado Suu Kyi en declaraciones a la prensa. La histórica dirigente birmana rompe así su silencio sobre la cuestión de los musulmanes 'rohingya'.
La política de los dos hijos fue aprobada en 1994, pero no ha sido aplicada efectivamente hasta hace unas pocas semanas. "El crecimiento de la población musulmana es diez veces mayor que el de la población budista", explicaba el domingo el representante del Gobierno de Rajine.
"Uno de los factores que han avivado las tensiones entre musulmanes y budistas ha sido la sensación de inseguridad que ha generado entre muchos budistas el rápido crecimiento del número de musulmanes, que ven como una grave amenaza", añadió.
A finales del año pasado, murieron al menos 192 personas y 140.000 se quedaron sin hogar a raíz de la violencia desatada por los ataques de budistas a locales y viviendas de musulmanes. Desde entonces, los enfrentamientos se han repetido esporádicamente.
Birmania, cuya población es mayoritariamente budista, no reconoce a los aproximadamente 800.000 musulmanes 'rohingya' como una de sus 135 minorías etnias, sino que sostiene que son inmigrantes bangladeshíes que entraron en el país de forma ilegal, por lo que no tienen la ciudadanía.
Sin embargo, un portavoz de la Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi, Nyan Win, ha isntado al Gobierno a modificar la ley de 1982 que impide a los musulmanes 'rohingya' obtener la nacionalidad birmana. "Si les dieran el derecho a la ciudadanía se resolverían la mayoría de los problemas", ha argumentado.
La comunidad internacional ha instado al Gobierno a abordar la marginalización de los 'rohingya', en el marco del proceso de reformas políticas y económicas iniciado en marzo de 2011, tras décadas de gobiernos militares.