Los candidatos presidenciales iraníes llevan a la campaña la política nuclear
Dubai, EP
Los candidatos a la Presidencia iraní en las elecciones del 14 de junio han evidenciado en público sus discrepancias en torno a la política nuclear que debe mantener la República Islámica, en el punto de mira por un supuesto plan armamentístico vinculado a su opaca industria atómica.
El clérigo Hassan Rohani, considerado el principal candidato moderado y negociador nuclear entre 2003 y 2005, ha aprovechado su primera aparición en televisión para responder a quienes le acusan de mantener una postura demasiado blanda.
Bajo su supervisión, Irán suspendió sus actividades de enriquecimiento de uranio, pero Rohani ha tachado de "mentira" que esto supusiese un freno en el desarrollo de esta controvertida industria. El clérigo, de 64 años, incluso tachó de "iletrado" al entrevistador. "Estaría bien que estudiase historia", llegó a decir.
Rohani ha explicado que Irán interrumpió el enriquecimiento de uranio sólo para demostrar la naturaleza pacífica de su industria y evitar un ataque como los lanzados por Estados Unidos en Irak y Afganistan. Según el clérigo, Washington tenía en mente que "Irán sería el siguiente".
En la lista de candidatos a presidente también figura el actual negociador nuclear, Saeed Jalili, que ya ha dejado claro que rechazará las conversaciones con las potencias internacionales. El entorno de Jalili está haciendo de esta firmeza una de sus señas de identidad en campaña.
"Nuestros intereses y seguridad se encuentran manchados y heridos", ha denunciado el vicenegociador Ali Bagheri para defender la candidatura de Jalili. En un reciente discurso, Bagheri comparó la etapa de Jalili con el "infeliz" periodo de Rohani como representante en las negociaciones.
La capacidad de decisión en materia de política nuclear recae en última instancia en el líder supremo iraní, ayatolá Ali Jamenei, pero las potencias occidentales aspiran a que el sucesor de Mahmud Ahmadineyad reavive unas negociaciones actualmente estancadas. Pese a la importancia que Estados Unidos da la industria atómica de la República Islámica, los analistas coinciden en pronosticar que el iraní de a pie votará en clave práctica, por el candidato que consideren más válido para combatir lacras como el paro o la inflación.
Los candidatos a la Presidencia iraní en las elecciones del 14 de junio han evidenciado en público sus discrepancias en torno a la política nuclear que debe mantener la República Islámica, en el punto de mira por un supuesto plan armamentístico vinculado a su opaca industria atómica.
El clérigo Hassan Rohani, considerado el principal candidato moderado y negociador nuclear entre 2003 y 2005, ha aprovechado su primera aparición en televisión para responder a quienes le acusan de mantener una postura demasiado blanda.
Bajo su supervisión, Irán suspendió sus actividades de enriquecimiento de uranio, pero Rohani ha tachado de "mentira" que esto supusiese un freno en el desarrollo de esta controvertida industria. El clérigo, de 64 años, incluso tachó de "iletrado" al entrevistador. "Estaría bien que estudiase historia", llegó a decir.
Rohani ha explicado que Irán interrumpió el enriquecimiento de uranio sólo para demostrar la naturaleza pacífica de su industria y evitar un ataque como los lanzados por Estados Unidos en Irak y Afganistan. Según el clérigo, Washington tenía en mente que "Irán sería el siguiente".
En la lista de candidatos a presidente también figura el actual negociador nuclear, Saeed Jalili, que ya ha dejado claro que rechazará las conversaciones con las potencias internacionales. El entorno de Jalili está haciendo de esta firmeza una de sus señas de identidad en campaña.
"Nuestros intereses y seguridad se encuentran manchados y heridos", ha denunciado el vicenegociador Ali Bagheri para defender la candidatura de Jalili. En un reciente discurso, Bagheri comparó la etapa de Jalili con el "infeliz" periodo de Rohani como representante en las negociaciones.
La capacidad de decisión en materia de política nuclear recae en última instancia en el líder supremo iraní, ayatolá Ali Jamenei, pero las potencias occidentales aspiran a que el sucesor de Mahmud Ahmadineyad reavive unas negociaciones actualmente estancadas. Pese a la importancia que Estados Unidos da la industria atómica de la República Islámica, los analistas coinciden en pronosticar que el iraní de a pie votará en clave práctica, por el candidato que consideren más válido para combatir lacras como el paro o la inflación.