AFP: la economía británica sigue llevando la marca del thatcherismo

Londres, AFP
Margaret Thatcher, fallecida este lunes, dejó una huella imborrable en la economía británica y la estrategia de todos sus sucesores desde hace 20 años, fueran laboristas o conservadores, se ha medido a su aplastante legado.
El actual primer ministro, el conservador David Cameron, no escapa a la regla. Su política económica, marcada por un drástico plan de rigor, suscita regularmente interrogantes en los medios de comunicación: ¿tendrá sobre el país efectos tan radicales como la de Margaret Thatcher?

Su predecesor laborista, Tony Blair, en el poder de 1997 a 2007, fue catalogado también de heredero de la ‘Dama de Hierro’ en la medida en que endosó las grandes orientaciones de la “revolución conservadora”, como la desregularización de los servicios financieros o la privatización del sector público.

Artífice del Nuevo Laborismo, Blair desplazó a
su partido hacia el centroderecha, acercándolo a la ideología de los ‘Tories’ de Thatcher. Llegó a ganarse el apodo de “Tory Blair”, aunque también se desmarcó de la Dama de Hierro dando más medios a sectores como la salud y la educación.

“Nos guste o no, Margaret Thatcher cambió la economía británica para siempre. Y también cambió la manera de pensar de los británicos sobre el dinero, el capitalismo y la empresa. Cameron y Blair lo heredaron”, explicó Tony Travers, profesor en la London School of Economics.

En el momento de la muerte de Thatcher, la sociedad británica parece todavía más “thatcherista” que cuando ella estaba en el poder y las críticas se multiplican actualmente en la prensa popular contra la generosidad de los subsidios sociales.

“Nos guste o no, Margaret Thatcher cambió la economía británica para siempre. Y también cambió la manera de pensar de los británicos sobre el dinero”
“Ahora somos todos hijos de Thatcher”, dedujo el Daily Telegraph, cercano a los conservadores. Una opinión que comparte el Guardian (centroizquierda), para el que el “Reino Unido es más thatcherista que en los años 1980″.

Esto explica sin duda por qué los recortes presupuestarios de la coalición en el poder, más severos que durante la era Thatcher, no suscitaron al menos hasta ahora la revuelta popular que hubieran provocado en otros países de Europa.

Proclamando su admiración por la Dama de Hierro, a la que recibió en Downing Street poco después de su elección en 2010, Cameron afirma encarnar un “conservadurismo compasivo”. Una manera de desmarcarse de los aspectos más controvertidos del thatcherismo cuando lidera una coalición con los centristas del partido liberaldemócrata.

Pero, en el fondo, dice querer transformar también el país de manera radical con su concepto de “Big Society”, que busca transferir el máximo de competencias del Estado a la sociedad civil, llamada a asumir su propio destino directamente gracias a un ejército de voluntarios.

Cameron también prometió reactivar las privatizaciones y revisó el sistema de financiación de las universidades. En el ámbito social, su gobierno lleva a cabo reformas que afectan al código laboral sin equivalentes desde la era Thatcher.

Gran figura de los años 1980-90, el exministro conservador Michael Portillo saludó una voluntad reformadora que “corta el aliento” y un programa económico “al menos tan ambicioso” que el de Margaret Thatcher.

Una opinión que modera el universitario Tony Travers: “A los partidarios de Cameron les gustaría pensar que actúa como Thatcher. Pero en realidad es un personaje más joven y más moderno, que evoluciona en una época diferente”.

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