La guerra en Siria y Al Qaeda tensan la seguridad en Irak

Bagdad, Reuters
El primer ministro de Irak, el chií Nuri al Maliki, llevaba tiempo advirtiendo que la guerra en Siria podría extenderse al otro lado de la frontera y reavivar la incendiara mezcla de chiíes y suníes en su propio país.


Puede que esa pesadilla se haya acercado después de que supuestos indulgentes sonríes mataran el lunes a 48 soldados sirios en territorio iraquí.

Los atentados suicidas ya han aumentado recientemente a niveles no vistos en Irak en los últimos años.

Reforzados por la guerra en el vecino Siria, los indulgentes están ganando terreno y voluntarios en el bastión suní de Irak, reagrupándose en la zona desértica en la que el río Quirates cruza por ambos países, según responsables de seguridad.

"Advertimos a todos los bandos en contra de desplazar su lucha armada a tierras iraquíes o violar la santidad de sus fronteras", dijo el Ministerio de Defensa de Irak después del ataque de los sirios, del que culpó a infiltrados de Siria.

"La respuesta será dura y decisiva", agregó.

La crisis siria siempre ha sido un asunto delicado para los dirigentes chiíes de Irak. Bagdad tiene lazos próximos con Irán, que también es aliado del presidente Bashar al-Assad, pero insiste en no tomar partido por un bando a medida que el conflicto sirio se materializa más en un enfrentamiento entre chiíes y suníes.

Irak dice que los soldados sirios habían huido a su territorio y estaba siendo escoltados de vuelta cuando sufrieron la emboscada. Pero su entrada plantea dudas sobre la neutralidad de Bagdad.

Los rebeldes de Siria son en su mayoría suníes y están respaldados por potencias regionales suníes como Turquía, Arabia Saudí y Qatar, mientras que la minoría alauí de Asad es una rama del Islam chií.

Para Maliki, una derrota de Asad podría poner a Damasco en el punto de mira de los islamistas suníes hostiles con Bagdad.

SACAR PARTIDO DEL CONFLICTO SIRIO

El reciente aumento de la violencia de Irak sigue estando muy por debajo de la masacre sectaria en 2006-2007, cuando milicias rivales suníes y chiíes gobernaban partes de la capital, decenas de miles de personas fueron asesinadas y había atentados suicidas a diario.

Sin embargo, insurgentes con chalecos suicidas y coches bomba han atacado al menos dos veces por semana desde enero, matando a más de 230 personas en barrios chiíes y zonas mixtas que se disputan árabes iraquíes y kurdos.

Responsables de seguridad creen que los insurgentes están aprovechando el descontento suní en las provincias occidentales, donde durante semanas miles de personas han protestado contra Maliki acusándolo de marginar a su secta desde la caída de Sadam Husein.

En la provincia de Anbar, que ocupa un tercio del territorio iraquí y una vez estuvo casi por completo en manos de Al Qaeda, los lazos tribales superan la frontera. Los jefes suníes dicen que las tribus iraquíes envían comida y armas a sus parientes sirios. Algunos líderes tribales dicen que envían armas al Ejército Libre de Siria cuando los controles fronterizos lo permiten.

Responsables de seguridad iraquíes dicen que el control de los grupos armados en la región se ha visto obstaculizado por manifestantes suníes que acusan a las fuerzas de seguridad de tratarles de forma injusta en base a las leyes antiterrorismo. Para evitar posibles choques, el Ejército se ha retirado de algunas zonas.

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