Francia mata al terrorista que más occidentales secuestró en el Sahel
El argelino Abu Zeid era la cabeza más conocida de Al Qaeda en el norte de Malí
Ignacio Cembrero
Barcelona, El País
Las bombas de la aviación francesa, guiada por los drones de EE UU, o el posterior ataque de las fuerzas especiales de Francia han acabado con la vida de Mohamed Ghdiri, más conocido por su apodo de Abdelhamid Abu Zeid. Argelino de 44 años, es el terrorista que más occidentales ha secuestrado en la franja del Sahel. Asesinó a dos de ellos.
La noticia ha sido revelada este jueves por la tarde por la televisión privada argelina En Nahar y confirmada después en sus webs por varios medios de comunicación franceses empezando por el diario Le Monde. Junto con Abu Zeid habrían caído, el pasado fin de semana, entre 30 y 40 yihadistas, en las montañas de Tigharghar, en el norte de Malí, muy cerca ya de Argelia. El Ministerio de Defensa francés no lo confirma, pero tampoco desmiente.
Nacido en Toggourt, al sur de Argel, Abu Zeid era el producto de la convulsa historia de Argelia. Militante del Frente Islámico de Salvación (FIS) empuñó las armas tras su disolución por el Ejército argelino, en 1992, y acabó luchando en las filas del Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC) que, en 2007, se declaró vasallo de Osama Bin Laden convirtiéndose en Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).
Después de que Mojtar Belmojtar, el terrorista que organizó el asalto, en enero, de la planta gasística argelina de In Amenas, se separase de AQMI, en diciembre pasado, Azu Zeid ya no tenía rivales entre los terroristas que pululaban por Malí. Era la figura más importante de Al Qaeda en el norte de ese país.
Abu Zeid empezó a darse a conocer en 2003 con el secuestro de 32 turistas, la mayoría alemanes, en el sur de Argelia, y que fueron liberados, en parte, en Malí. Su captura fue planeada por Abderrazak El Paraca, que ahora cumple condena en una cárcel argelina, pero su lugarteniente era Abu Zeid.
Su última gran hazaña fue el secuestro, en septiembre de 2010, de cinco franceses y otros dos extranjeros que trabajaban en las minas de uranio de Arlit (norte de Níger) para la multinacional francesa Areva y sus filiales. Cuatro de esos rehenes franceses estaban hasta ahora en manos de Abu Zeid y no está claro si otros tres cautivos franceses también estaban en su poder. Se ignora cuál es su paredero.
“Abu Zeid ha ampliado de manera espectacular su ámbito de actuación, demostrando una gran movilidad, secuestrando a turistas en el sur de Túnez, abriendo el frente de Níger, que no existía antes”, asegura el profesor francés Jean-Pierre Filiu autor del libro “Las nueve vidas de Al Qaeda” (Editorial Icaria).
De las palabras de Mustafá Chafi, el mauritano que medió en varios secuestros en Malí, se deduce que fue Abu Zeid quién asesinó, en 2009, al rehén británico Edwin Dyer, por el que Londres rechazó pagar un rescate. Al año siguiente reivindicó la ejecución de otro rehén, el septuagenario francés Michel Germaneau, después de que un comando franco-mauritanos fracasara en su intento de liberarlo.
El personaje “no era nada impresionante”, aseguró, en diciembre de 2009, a este corresponsal, la exrehén alemana Marianne Petzold que fue su prisionera durante varios meses entre 2008 y 2009. “Era un hombre diminuto con una barba puntiaguda”, añadió. “Era también un hombre receloso, colérico y, a la vez, paternal, casi amistoso”. Le gustaba charlar con sus cautivos.
Ignacio Cembrero
Barcelona, El País
Las bombas de la aviación francesa, guiada por los drones de EE UU, o el posterior ataque de las fuerzas especiales de Francia han acabado con la vida de Mohamed Ghdiri, más conocido por su apodo de Abdelhamid Abu Zeid. Argelino de 44 años, es el terrorista que más occidentales ha secuestrado en la franja del Sahel. Asesinó a dos de ellos.
La noticia ha sido revelada este jueves por la tarde por la televisión privada argelina En Nahar y confirmada después en sus webs por varios medios de comunicación franceses empezando por el diario Le Monde. Junto con Abu Zeid habrían caído, el pasado fin de semana, entre 30 y 40 yihadistas, en las montañas de Tigharghar, en el norte de Malí, muy cerca ya de Argelia. El Ministerio de Defensa francés no lo confirma, pero tampoco desmiente.
Nacido en Toggourt, al sur de Argel, Abu Zeid era el producto de la convulsa historia de Argelia. Militante del Frente Islámico de Salvación (FIS) empuñó las armas tras su disolución por el Ejército argelino, en 1992, y acabó luchando en las filas del Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC) que, en 2007, se declaró vasallo de Osama Bin Laden convirtiéndose en Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).
Después de que Mojtar Belmojtar, el terrorista que organizó el asalto, en enero, de la planta gasística argelina de In Amenas, se separase de AQMI, en diciembre pasado, Azu Zeid ya no tenía rivales entre los terroristas que pululaban por Malí. Era la figura más importante de Al Qaeda en el norte de ese país.
Abu Zeid empezó a darse a conocer en 2003 con el secuestro de 32 turistas, la mayoría alemanes, en el sur de Argelia, y que fueron liberados, en parte, en Malí. Su captura fue planeada por Abderrazak El Paraca, que ahora cumple condena en una cárcel argelina, pero su lugarteniente era Abu Zeid.
Su última gran hazaña fue el secuestro, en septiembre de 2010, de cinco franceses y otros dos extranjeros que trabajaban en las minas de uranio de Arlit (norte de Níger) para la multinacional francesa Areva y sus filiales. Cuatro de esos rehenes franceses estaban hasta ahora en manos de Abu Zeid y no está claro si otros tres cautivos franceses también estaban en su poder. Se ignora cuál es su paredero.
“Abu Zeid ha ampliado de manera espectacular su ámbito de actuación, demostrando una gran movilidad, secuestrando a turistas en el sur de Túnez, abriendo el frente de Níger, que no existía antes”, asegura el profesor francés Jean-Pierre Filiu autor del libro “Las nueve vidas de Al Qaeda” (Editorial Icaria).
De las palabras de Mustafá Chafi, el mauritano que medió en varios secuestros en Malí, se deduce que fue Abu Zeid quién asesinó, en 2009, al rehén británico Edwin Dyer, por el que Londres rechazó pagar un rescate. Al año siguiente reivindicó la ejecución de otro rehén, el septuagenario francés Michel Germaneau, después de que un comando franco-mauritanos fracasara en su intento de liberarlo.
El personaje “no era nada impresionante”, aseguró, en diciembre de 2009, a este corresponsal, la exrehén alemana Marianne Petzold que fue su prisionera durante varios meses entre 2008 y 2009. “Era un hombre diminuto con una barba puntiaguda”, añadió. “Era también un hombre receloso, colérico y, a la vez, paternal, casi amistoso”. Le gustaba charlar con sus cautivos.