Assad dice que Siria acabará con responsables de ataque a mezquita
Beirut, Reuters
El presidente Bashar al-Assad prometió el viernes purgar a Siria de "fuerzas extremistas" a las que acusa del asesinato de un clérigo suní líder que apoyaba su lucha de dos años contra los rebeldes y manifestantes.
Assad realizó esa promesa en un mensaje de condolencias por la muerte de Mohammed al-Buti, quien falleció el jueves junto con decenas de fieles en una mezquita de Damasco.
Medios estatales dijeron que 49 personas murieron en la explosión, pero el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos que monitorea la violencia en todo el país afirmó que hubo 52 fallecidos y que el número final podría superar los 60.
La matanza masiva en un lugar religioso sacudió a muchos sirios, acostumbrados al baño de sangre diario en un conflicto que ha dejado 70.000 muertos, desplazó a cientos de miles y devastó distritos enteros de ciudades antiguas.
Las autoridades anunciaron un día de duelo el sábado, cuando se espera que se realice el funeral de Buti, quien frecuentemente daba sus sermones en la histórica mezquita Umayyad.
"Su sangre (...) y la de todos los mártires sirios no será derramada en vano", dijo Assad. "Adheriremos a su pensamiento para eliminar su oscuridad y extremismo hasta que purguemos a nuestro país de ellos", agregó.
El bombardeo de la mezquita ocurrió en el distrito Mazraa del centro de Damasco, el mismo donde un coche bomba provocó la muerte de más de 60 personas hace un mes, otro signo de que la guerra civil en Siria ha penetrado en el corazón de la capital de Assad.
Las posiciones de artillería de Assad en el extremo norte de Damasco atacaron el viernes las localidades de Derayya y Moadamiya, en manos rebeldes, y residentes de la capital dijeron que sintieron olor a pólvora en el centro de la ciudad.
El presidente de 47 años ha realizado ataques aéreos, descargado artillería y misiles Scud para combatir a los rebeldes que controlan partes del este y norte de Siria y han desafiado su dominio de gran parte de las ciudades del país.
Su Gobierno y los rebeldes se acusan mutuamente de usar armas químicas en enfrentamientos cerca de la ciudad norteña de Aleppo el martes, en los que 26 personas murieron.
Naciones Unidas prometió investigar el incidente, aunque un funcionario estadounidense ha dicho que parecía que no se habían usado armas químicas en ese ataque.
ONU CONDENA ATAQUE
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas "condenó en los términos más fuertes el ataque terrorista en una mezquita en Damasco", pero agregó que cualquier medida para combatir al terrorismo debe cumplir con la ley internacional sobre derechos humanos y refugiados.
El líder opositor Moaz Alkhatib, un ex predicador en la mezquita de Umayyad, dijo que la matanza de un clérigo en un santuario religioso era "un crimen en todo sentido de la palabra".
"Podemos no estar de acuerdo con él políticamente, y creemos que estaba equivocado en apoyar a los gobernantes, pero esta matanza abre las puertas a un mal que sólo Dios conoce", dijo en un comunicado.
Buti era un suní, como la mayoría de los sirios y una gran mayoría de los rebeldes, que se enfurecieron por su apoyo a un presidente de la minoría alauita del país, una rama del islam chií.
El presidente Bashar al-Assad prometió el viernes purgar a Siria de "fuerzas extremistas" a las que acusa del asesinato de un clérigo suní líder que apoyaba su lucha de dos años contra los rebeldes y manifestantes.
Assad realizó esa promesa en un mensaje de condolencias por la muerte de Mohammed al-Buti, quien falleció el jueves junto con decenas de fieles en una mezquita de Damasco.
Medios estatales dijeron que 49 personas murieron en la explosión, pero el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos que monitorea la violencia en todo el país afirmó que hubo 52 fallecidos y que el número final podría superar los 60.
La matanza masiva en un lugar religioso sacudió a muchos sirios, acostumbrados al baño de sangre diario en un conflicto que ha dejado 70.000 muertos, desplazó a cientos de miles y devastó distritos enteros de ciudades antiguas.
Las autoridades anunciaron un día de duelo el sábado, cuando se espera que se realice el funeral de Buti, quien frecuentemente daba sus sermones en la histórica mezquita Umayyad.
"Su sangre (...) y la de todos los mártires sirios no será derramada en vano", dijo Assad. "Adheriremos a su pensamiento para eliminar su oscuridad y extremismo hasta que purguemos a nuestro país de ellos", agregó.
El bombardeo de la mezquita ocurrió en el distrito Mazraa del centro de Damasco, el mismo donde un coche bomba provocó la muerte de más de 60 personas hace un mes, otro signo de que la guerra civil en Siria ha penetrado en el corazón de la capital de Assad.
Las posiciones de artillería de Assad en el extremo norte de Damasco atacaron el viernes las localidades de Derayya y Moadamiya, en manos rebeldes, y residentes de la capital dijeron que sintieron olor a pólvora en el centro de la ciudad.
El presidente de 47 años ha realizado ataques aéreos, descargado artillería y misiles Scud para combatir a los rebeldes que controlan partes del este y norte de Siria y han desafiado su dominio de gran parte de las ciudades del país.
Su Gobierno y los rebeldes se acusan mutuamente de usar armas químicas en enfrentamientos cerca de la ciudad norteña de Aleppo el martes, en los que 26 personas murieron.
Naciones Unidas prometió investigar el incidente, aunque un funcionario estadounidense ha dicho que parecía que no se habían usado armas químicas en ese ataque.
ONU CONDENA ATAQUE
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas "condenó en los términos más fuertes el ataque terrorista en una mezquita en Damasco", pero agregó que cualquier medida para combatir al terrorismo debe cumplir con la ley internacional sobre derechos humanos y refugiados.
El líder opositor Moaz Alkhatib, un ex predicador en la mezquita de Umayyad, dijo que la matanza de un clérigo en un santuario religioso era "un crimen en todo sentido de la palabra".
"Podemos no estar de acuerdo con él políticamente, y creemos que estaba equivocado en apoyar a los gobernantes, pero esta matanza abre las puertas a un mal que sólo Dios conoce", dijo en un comunicado.
Buti era un suní, como la mayoría de los sirios y una gran mayoría de los rebeldes, que se enfurecieron por su apoyo a un presidente de la minoría alauita del país, una rama del islam chií.