Anastasiadis anuncia un plan urgente para relanzar la economía de Chipre
El Gobierno no prevé rebajas de sueldos ni despidos de funcionarios
María Antonia Sánchez-Vallejo (ENVIADA ESPECIAL)
Nicosia, El País
La tarea que a corto plazo debe acometer el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, tiene mucho de hercúlea, pero sólo el tiempo dirá si no resulta ser más bien el suplicio de Tántalo, obligado a asumir una y otra vez la misma carga. Un día después de que el banco central estipulara las condiciones de la quita a los grandes depósitos, Anastasiadis anunció ayer un programa urgente de recuperación económica consistente en una decena de puntos, aplicables en un plazo de entre tres y seis meses, y que debe estar completamente pergeñado el próximo jueves, cuando la troika visite Nicosia para evaluar el impacto del rescate de 10.000 millones de euros y sus servidumbres de paso: el control de capitales y la reestructuración del sector bancario.
Cuando varios economistas y financieros consultados por EL PAÍS aseguran que no se han pulido aún muchos de los detalles de la quita, Anastasiadis explicó en una entrevista publicada por el diario Fileléfzeros (Liberal) las generalidades del plan. Contrariamente a lo que espera la mayoría de la población, no se basa en recetas de austeridad, sino, fundamentalmente, en agilizar la tramitación de proyectos de inversión y atraer capital extranjero, bajar la elevadísima factura de la luz –descomunal frente a, por ejemplo, las irrisorias tarifas de la telefonía móvil-, bonificar fiscalmente a las empresas que reinviertan sus beneficios y recurrir a los fondos europeos para combatir el paro juvenil, que en diciembre de 2012 era del 28,4%, según datos de Eurostat. Otra de las medidas previstas es una reforma legislativa para permitir la apertura de casinos en la isla.
Aunque el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, había dejado caer previamente lo contrario, Anastasiadis aseguró que en la negociación con la troika no están sobre la mesa ni rebajas salariales ni el despido de funcionarios; tampoco las pensiones, un capítulo que no se abordará, dijo, hasta 2015. Alrededor de 60.000 trabajadores, de una población de 800.000, dependen del Estado. “Son mensajes contradictorios que no se cree nadie. A los funcionarios ya nos rebajaron el sueldo en diciembre; nos esperan más recortes, y seguro que también despidos”, dice amparada en el anonimato una profesora de secundaria interina.
En medio de un largo fin de semana de tres días, Anastasiadis ha reaccionado con rapidez a los agoreros pronósticos que muchos, dentro y fuera de Chipre, hacen sobre el futuro inmediato de la isla. El viernes, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que agrupa a los principales bancos mundiales, pronosticó una “caída libre” de la economía chipriota como consecuencia del rescate, con una recesión que podría alcanzar el 20% en los próximos dos años. Voces críticas de Disy, el partido en el Gobierno, asumen también que lo peor está por venir. Para el diputado Mario Mavridis, las pérdidas previstas de hasta el 60% en la quita a los depósitos superiores a 100.000 euros tendrán consecuencias nefastas para la economía real. “Esto va a hacer las cosas muy difíciles a las pequeñas y medianas empresas, que se van a quedar sin liquidez. Inmovilizar depósitos no da confianza a la gente, y mucho menos a los inversores”, explica Mavridis.
En la misma línea se manifiesta, también bajo la condición del anonimato, un responsable del Laiki Bank, que desaparecerá tras la reestructuración del sector. “Va a ser la ruina de un montón de pymes. ¿Cómo van a pagar a sus proveedores si de la noche a la mañana se encuentran con que el 37,5% de su capital ha sido reconvertido en acciones que no tienen ningún valor?”, dice, en referencia a la principal imposición de la quita. “Medidas así paralizan la economía, no la relanzan”.
Programas al margen, Anastasiadis hizo también especial hincapié en la catarsis que pretende la comisión de investigación encargada de depurar responsabilidades sobre la gestión de los bancos entre 2006 y 2013 y, sobre todo, acerca de la presunta salida de capitales en los días previos al acuerdo con la troika. Una emisora de radio cercana al partido comunista AKEL informó ayer de que un conocido empresario chipriota había sacado unos 21 millones de euros de la isla valiéndose de información privilegiada. El individuo en cuestión no sería otro que un familiar directo, por vía política, del presidente Anastasiadis. Detalles como este, y muchos más sobre la génesis de la crisis, como el grado de conocimiento de la misma del actual ministro de Finanzas -consejero no ejecutivo del Laiki Bank desde el 1 de enero de 2012 hasta que asumió la cartera, el pasado 28 de febrero-, serán en teoría escrutados con lupa.
María Antonia Sánchez-Vallejo (ENVIADA ESPECIAL)
Nicosia, El País
La tarea que a corto plazo debe acometer el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, tiene mucho de hercúlea, pero sólo el tiempo dirá si no resulta ser más bien el suplicio de Tántalo, obligado a asumir una y otra vez la misma carga. Un día después de que el banco central estipulara las condiciones de la quita a los grandes depósitos, Anastasiadis anunció ayer un programa urgente de recuperación económica consistente en una decena de puntos, aplicables en un plazo de entre tres y seis meses, y que debe estar completamente pergeñado el próximo jueves, cuando la troika visite Nicosia para evaluar el impacto del rescate de 10.000 millones de euros y sus servidumbres de paso: el control de capitales y la reestructuración del sector bancario.
Cuando varios economistas y financieros consultados por EL PAÍS aseguran que no se han pulido aún muchos de los detalles de la quita, Anastasiadis explicó en una entrevista publicada por el diario Fileléfzeros (Liberal) las generalidades del plan. Contrariamente a lo que espera la mayoría de la población, no se basa en recetas de austeridad, sino, fundamentalmente, en agilizar la tramitación de proyectos de inversión y atraer capital extranjero, bajar la elevadísima factura de la luz –descomunal frente a, por ejemplo, las irrisorias tarifas de la telefonía móvil-, bonificar fiscalmente a las empresas que reinviertan sus beneficios y recurrir a los fondos europeos para combatir el paro juvenil, que en diciembre de 2012 era del 28,4%, según datos de Eurostat. Otra de las medidas previstas es una reforma legislativa para permitir la apertura de casinos en la isla.
Aunque el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, había dejado caer previamente lo contrario, Anastasiadis aseguró que en la negociación con la troika no están sobre la mesa ni rebajas salariales ni el despido de funcionarios; tampoco las pensiones, un capítulo que no se abordará, dijo, hasta 2015. Alrededor de 60.000 trabajadores, de una población de 800.000, dependen del Estado. “Son mensajes contradictorios que no se cree nadie. A los funcionarios ya nos rebajaron el sueldo en diciembre; nos esperan más recortes, y seguro que también despidos”, dice amparada en el anonimato una profesora de secundaria interina.
En medio de un largo fin de semana de tres días, Anastasiadis ha reaccionado con rapidez a los agoreros pronósticos que muchos, dentro y fuera de Chipre, hacen sobre el futuro inmediato de la isla. El viernes, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que agrupa a los principales bancos mundiales, pronosticó una “caída libre” de la economía chipriota como consecuencia del rescate, con una recesión que podría alcanzar el 20% en los próximos dos años. Voces críticas de Disy, el partido en el Gobierno, asumen también que lo peor está por venir. Para el diputado Mario Mavridis, las pérdidas previstas de hasta el 60% en la quita a los depósitos superiores a 100.000 euros tendrán consecuencias nefastas para la economía real. “Esto va a hacer las cosas muy difíciles a las pequeñas y medianas empresas, que se van a quedar sin liquidez. Inmovilizar depósitos no da confianza a la gente, y mucho menos a los inversores”, explica Mavridis.
En la misma línea se manifiesta, también bajo la condición del anonimato, un responsable del Laiki Bank, que desaparecerá tras la reestructuración del sector. “Va a ser la ruina de un montón de pymes. ¿Cómo van a pagar a sus proveedores si de la noche a la mañana se encuentran con que el 37,5% de su capital ha sido reconvertido en acciones que no tienen ningún valor?”, dice, en referencia a la principal imposición de la quita. “Medidas así paralizan la economía, no la relanzan”.
Programas al margen, Anastasiadis hizo también especial hincapié en la catarsis que pretende la comisión de investigación encargada de depurar responsabilidades sobre la gestión de los bancos entre 2006 y 2013 y, sobre todo, acerca de la presunta salida de capitales en los días previos al acuerdo con la troika. Una emisora de radio cercana al partido comunista AKEL informó ayer de que un conocido empresario chipriota había sacado unos 21 millones de euros de la isla valiéndose de información privilegiada. El individuo en cuestión no sería otro que un familiar directo, por vía política, del presidente Anastasiadis. Detalles como este, y muchos más sobre la génesis de la crisis, como el grado de conocimiento de la misma del actual ministro de Finanzas -consejero no ejecutivo del Laiki Bank desde el 1 de enero de 2012 hasta que asumió la cartera, el pasado 28 de febrero-, serán en teoría escrutados con lupa.