Presidente iraní realiza histórica visita a Egipto
EL CAIRO, AP
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, discutió el martes la crisis en Siria con su homólogo egipcio Mohamed Mursi, al iniciarse la primera visita en tres décadas de un líder iraní a Egipto, un hito en unas relaciones marcadas por un frío distanciamiento.
La visita de tres días de Ahmadinejad, que se centra en una cumbre islámica, es la señal más reciente de una mejoría de las relaciones entre dos potencias regionales desde la sublevación popular que derrocó al presidente Hosni Mubarak en el 2011 y llevó al poder a un gobierno islamista. Esa visita habría sido impensable bajo Mubarak, que era un aliado estrecho de Estados Unidos y compartía sus profundos recelos hacia Teherán.
El presidente egipcio, Mohammed Mursi, dio la bienvenida a Ahmadinejad en la pista del aeropuerto cairota, estrechando la mano del visitante e intercambiando besos en las mejillas, una guardia de honor se paraba en atención.
Los dos líderes se sentaron después para unas conversaciones de 20 minutos centradas en la guerra civil en Siria, dijeron funcionarios de seguridad bajo condición de anonimato, porque no estaban autorizados a hablar con la prensa. Irán es el aliado más cercano de Siria en la región, mientras que Egipto está entre los países que han pedido la renuncia del presidente sirio Bashar al Assad.
En septiembre, Mursi ofreció una serie de incentivos a Teherán para poner fin a su respaldo a Al Assad. La propuesta incluyó la restauración plena de las relaciones diplomáticas, algo que sería significativo para Teherán, porque Egipto es el país árabe más populoso y una potencia suní regional.
La oferta de Mursi no tuvo respuesta de Irán, aunque funcionarios de ambos países han continuado conversando sobre el conflicto sirio en meses recientes.
Esos gestos diplomáticos han causado preocupación entre países suníes en el Golfo, que observan de cerca la visita del líder iraní. Los estados del golfo, que se oponen a las políticas regionales de Irán, acusan a Teherán de respaldar a minorías chiíes en el área y tienen preocupaciones sobre el programa nuclear iraní.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, discutió el martes la crisis en Siria con su homólogo egipcio Mohamed Mursi, al iniciarse la primera visita en tres décadas de un líder iraní a Egipto, un hito en unas relaciones marcadas por un frío distanciamiento.
La visita de tres días de Ahmadinejad, que se centra en una cumbre islámica, es la señal más reciente de una mejoría de las relaciones entre dos potencias regionales desde la sublevación popular que derrocó al presidente Hosni Mubarak en el 2011 y llevó al poder a un gobierno islamista. Esa visita habría sido impensable bajo Mubarak, que era un aliado estrecho de Estados Unidos y compartía sus profundos recelos hacia Teherán.
El presidente egipcio, Mohammed Mursi, dio la bienvenida a Ahmadinejad en la pista del aeropuerto cairota, estrechando la mano del visitante e intercambiando besos en las mejillas, una guardia de honor se paraba en atención.
Los dos líderes se sentaron después para unas conversaciones de 20 minutos centradas en la guerra civil en Siria, dijeron funcionarios de seguridad bajo condición de anonimato, porque no estaban autorizados a hablar con la prensa. Irán es el aliado más cercano de Siria en la región, mientras que Egipto está entre los países que han pedido la renuncia del presidente sirio Bashar al Assad.
En septiembre, Mursi ofreció una serie de incentivos a Teherán para poner fin a su respaldo a Al Assad. La propuesta incluyó la restauración plena de las relaciones diplomáticas, algo que sería significativo para Teherán, porque Egipto es el país árabe más populoso y una potencia suní regional.
La oferta de Mursi no tuvo respuesta de Irán, aunque funcionarios de ambos países han continuado conversando sobre el conflicto sirio en meses recientes.
Esos gestos diplomáticos han causado preocupación entre países suníes en el Golfo, que observan de cerca la visita del líder iraní. Los estados del golfo, que se oponen a las políticas regionales de Irán, acusan a Teherán de respaldar a minorías chiíes en el área y tienen preocupaciones sobre el programa nuclear iraní.