El gusanillo de Jordan agita la NBA
El mejor jugador de todos los tiempos cumple 50 años, amaga con volver a competir y polemiza con LeBron James a propósito de un sucesor que admita comparaciones
Robert Álvarez
Washington, El País
Jugaba Michael Jordan, dirigía desde el banquillo Phil Jackson y era en la década de los noventa, la que los Bulls de Chicago marcaron a fuego para la historia de la NBA con seis anillos entre 1991 y 1998. “Parece que siempre necesita un desafío. Y creo que por eso siempre está soltando insultos en el vestuario, buscando alguien que le responda, que le fije un desafío para demostrar que es capaz de superarlo”, decía por entonces el entrenador zen del 23 de los Chicago Bulls.
Una década después de retirarse por tercera ocasión en las filas de los Wizards de Washington, Jordan mantiene el gusanillo de megaestrella, alimentado por un hecho incuestionable: 22 temporadas después de su maravillosa canasta a cinco segundos para el final, en la cancha de los Utah Jazz de Stockton y Malone y que dio el sexto anillo a los Bulls, no ha surgido jugador que resista la comparación. Dan Shaughnessy, periodista del Boston Globe, se quedó corto cuando escribió en 1998: “Babe Ruth, Joe Louis, Jackie Robinson, Muhammad Ali… Estos son los deportistas que definieron el deporte en Estados Unidos durante este este siglo. Ahora, es Michael Jordan”.
Ya en la segunda década del siglo XXI, se adivinan un par de nombres capaces de seguir la estela del número uno de todos los tiempos, Kobe Byrant y LeBron James. Desde su despacho de presidente de Charlotte, mientras se fuma uno de los puros habanos que tanto le gustan, Jordan encendió la polémica un par de días antes de dar inicio el All Star en Houston. “Si tuviera que elegir a uno, cinco anillos son más que uno mires como lo mires”, declaró MJ. Magic Johnson añadió combustible al debate. “En 10 enfrentamientos entre Jordan y James, el exjugador de los Bulls ganaría todos”, tuiteó el legendario base de los Lakers.
LeBron contraatacó y lo hizo con argumentos. “No estoy de acuerdo con su valoración y el concepto que aplican para hacer comparaciones. Si es el caso, yo podría decir que me quedo con Bill Russell, que tiene 11 anillos. O podría preferir a Robert Horry, que tiene siete, sobre Jordan, que tiene seis”, sentencia la figura de Miami.
No quiso hurgar más en la herida LeBron James. Lo tenía fácil. Charlotte, el equipo que preside Jordan, es el peor de la NBA, con 12 victorias y 40 derrotas. Y eso sucede después de que la pasada campaña batiera un triste récord: consumar el peor porcentaje de victorias en la historia de la NBA, un 10,6% con 59 derrotas y siete victorias, superando el 11% de los Sixers de Filadelfia en 1973 con siete triunfos y 73 derrotas.
Jordan, además de copropietario de los Bobcats desde que invirtió entre 7,8 y 15 millones de euros en junio de 2006, ejerció como director de operaciones, el mismo cargo que desempeñó previamente en los Wizards de Washington. Su deficiente gestión se resume en el fiasco de dos jugadores por los que apostó años atrás. En 2006 eligió a Adam Morrison como número tres del draft por delante de jugadores como Brandon Roy o Rudy Gay. Morrison no se adaptó a los sistemas del entonces entrenador de los Bobcats, Larry Brown y, colmo de desgracias, sufrió una lesión. Luego fichó por los Lakers, donde apenas jugó.
No fue el primer fracaso de Jordan, que ya en los Wizards, después de traspasar a Juwan Howard y Richard Hamilton, optó por Kwame Brown como número uno del draft en 2001, en el que estaban entre otros Tyson Chandler, Pau Gasol o Jason Richardson. La carrera del pívot de 2,11 metros ha resultado decepcionante, muy por debajo de las expectativas. Durante los tres años de Jordan como jugador y directivo de los Wizards, el balance del equipo fue de 110 victorias y 179 derrotas. Fue despedido en mayo de 2003.
Mientras prepara, junto a su novia Yvette Prieto, su inminente traslado a la nueva mansión que se ha construido en Florida, Jordan ha rememorado la hilaridad que produjeron unas declaraciones suyas, en 2009, a propósito de un ingreso en el Salón de la Fama: “Algún día tal vez echéis un vistazo y me veáis jugando a los 50 años”. No parece verosímil, entre otras cosas porque tendría que vender sus acciones como dueño mayoritario de los Bobcats. Pero lleva tiempo entrenándose y cuidando de su alimentación. Su meta es rebajar peso y recuperar la figura de cuando jugaba en la NBA. Entonces pesaba 99 kilos; ahora, está entre los 112 y los 118. El novato y titular en los Bobcats, Michael Kidd-Gilchrist, asegura que recientemente perdió un uno contra uno con Michael Jordan.
Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Brooklyn, Nueva York. Fue campeón de la Liga Universitaria con Carolina del Norte gracias a una canasta suya a falta de 15 segundos para la conclusión de la final contra Georgetown. En 1984 fue elegido por los Bulls en el tercer puesto del draft de la NBA, tras Hakeem Olajuwon (Houston) y Sam Bowie (Portland). Ese mismo año ganó el primer de sus dos títulos olímpicos, firmó un contrato con Nike y debutó en la NBA el 26 de octubre contra Washington. Se retiró en 2003, tras dos reapariciones en 1995 y 2001, con seis anillos de campeón, seis trofeos al mejor jugador (MVP) en cada una de esas finales, y cinco premios al mejor jugador de la temporada, y fue 11 veces el máximo anotador de la Liga.
En 1992 formó parte del Dream Team que maravilló al mundo en los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1994 firmó un contrato con los Birmingham Barons, un equipo de la ‘Minor League’ de béisbol. En 1995 regresó a la NBA. Se retiró cuando tenía 40 años, tras dos temporadas con los Wizards de Washington. Después de un partido en el que Jordan anotó 63 puntos contra los Celtics, el legendario Larry Bird, dejó una frase para la posteridad: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”. Diez años después de haberse retirado, Jordan sigue siendo venerado como el número uno de todos los tiempos.
Robert Álvarez
Washington, El País
Jugaba Michael Jordan, dirigía desde el banquillo Phil Jackson y era en la década de los noventa, la que los Bulls de Chicago marcaron a fuego para la historia de la NBA con seis anillos entre 1991 y 1998. “Parece que siempre necesita un desafío. Y creo que por eso siempre está soltando insultos en el vestuario, buscando alguien que le responda, que le fije un desafío para demostrar que es capaz de superarlo”, decía por entonces el entrenador zen del 23 de los Chicago Bulls.
Una década después de retirarse por tercera ocasión en las filas de los Wizards de Washington, Jordan mantiene el gusanillo de megaestrella, alimentado por un hecho incuestionable: 22 temporadas después de su maravillosa canasta a cinco segundos para el final, en la cancha de los Utah Jazz de Stockton y Malone y que dio el sexto anillo a los Bulls, no ha surgido jugador que resista la comparación. Dan Shaughnessy, periodista del Boston Globe, se quedó corto cuando escribió en 1998: “Babe Ruth, Joe Louis, Jackie Robinson, Muhammad Ali… Estos son los deportistas que definieron el deporte en Estados Unidos durante este este siglo. Ahora, es Michael Jordan”.
Ya en la segunda década del siglo XXI, se adivinan un par de nombres capaces de seguir la estela del número uno de todos los tiempos, Kobe Byrant y LeBron James. Desde su despacho de presidente de Charlotte, mientras se fuma uno de los puros habanos que tanto le gustan, Jordan encendió la polémica un par de días antes de dar inicio el All Star en Houston. “Si tuviera que elegir a uno, cinco anillos son más que uno mires como lo mires”, declaró MJ. Magic Johnson añadió combustible al debate. “En 10 enfrentamientos entre Jordan y James, el exjugador de los Bulls ganaría todos”, tuiteó el legendario base de los Lakers.
LeBron contraatacó y lo hizo con argumentos. “No estoy de acuerdo con su valoración y el concepto que aplican para hacer comparaciones. Si es el caso, yo podría decir que me quedo con Bill Russell, que tiene 11 anillos. O podría preferir a Robert Horry, que tiene siete, sobre Jordan, que tiene seis”, sentencia la figura de Miami.
No quiso hurgar más en la herida LeBron James. Lo tenía fácil. Charlotte, el equipo que preside Jordan, es el peor de la NBA, con 12 victorias y 40 derrotas. Y eso sucede después de que la pasada campaña batiera un triste récord: consumar el peor porcentaje de victorias en la historia de la NBA, un 10,6% con 59 derrotas y siete victorias, superando el 11% de los Sixers de Filadelfia en 1973 con siete triunfos y 73 derrotas.
Jordan, además de copropietario de los Bobcats desde que invirtió entre 7,8 y 15 millones de euros en junio de 2006, ejerció como director de operaciones, el mismo cargo que desempeñó previamente en los Wizards de Washington. Su deficiente gestión se resume en el fiasco de dos jugadores por los que apostó años atrás. En 2006 eligió a Adam Morrison como número tres del draft por delante de jugadores como Brandon Roy o Rudy Gay. Morrison no se adaptó a los sistemas del entonces entrenador de los Bobcats, Larry Brown y, colmo de desgracias, sufrió una lesión. Luego fichó por los Lakers, donde apenas jugó.
No fue el primer fracaso de Jordan, que ya en los Wizards, después de traspasar a Juwan Howard y Richard Hamilton, optó por Kwame Brown como número uno del draft en 2001, en el que estaban entre otros Tyson Chandler, Pau Gasol o Jason Richardson. La carrera del pívot de 2,11 metros ha resultado decepcionante, muy por debajo de las expectativas. Durante los tres años de Jordan como jugador y directivo de los Wizards, el balance del equipo fue de 110 victorias y 179 derrotas. Fue despedido en mayo de 2003.
Mientras prepara, junto a su novia Yvette Prieto, su inminente traslado a la nueva mansión que se ha construido en Florida, Jordan ha rememorado la hilaridad que produjeron unas declaraciones suyas, en 2009, a propósito de un ingreso en el Salón de la Fama: “Algún día tal vez echéis un vistazo y me veáis jugando a los 50 años”. No parece verosímil, entre otras cosas porque tendría que vender sus acciones como dueño mayoritario de los Bobcats. Pero lleva tiempo entrenándose y cuidando de su alimentación. Su meta es rebajar peso y recuperar la figura de cuando jugaba en la NBA. Entonces pesaba 99 kilos; ahora, está entre los 112 y los 118. El novato y titular en los Bobcats, Michael Kidd-Gilchrist, asegura que recientemente perdió un uno contra uno con Michael Jordan.
Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Brooklyn, Nueva York. Fue campeón de la Liga Universitaria con Carolina del Norte gracias a una canasta suya a falta de 15 segundos para la conclusión de la final contra Georgetown. En 1984 fue elegido por los Bulls en el tercer puesto del draft de la NBA, tras Hakeem Olajuwon (Houston) y Sam Bowie (Portland). Ese mismo año ganó el primer de sus dos títulos olímpicos, firmó un contrato con Nike y debutó en la NBA el 26 de octubre contra Washington. Se retiró en 2003, tras dos reapariciones en 1995 y 2001, con seis anillos de campeón, seis trofeos al mejor jugador (MVP) en cada una de esas finales, y cinco premios al mejor jugador de la temporada, y fue 11 veces el máximo anotador de la Liga.
En 1992 formó parte del Dream Team que maravilló al mundo en los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1994 firmó un contrato con los Birmingham Barons, un equipo de la ‘Minor League’ de béisbol. En 1995 regresó a la NBA. Se retiró cuando tenía 40 años, tras dos temporadas con los Wizards de Washington. Después de un partido en el que Jordan anotó 63 puntos contra los Celtics, el legendario Larry Bird, dejó una frase para la posteridad: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”. Diez años después de haberse retirado, Jordan sigue siendo venerado como el número uno de todos los tiempos.