Merkel muestra su preocupación por el alto paro juvenil en España
La canciller propone ayudas transitorias porque las reformas "tardarán años" en dar fruto
Pide evitar la manipulación de las divisas desde el Foro Económico Mundial
ALICIA GONZÁLEZ (ENVIADA ESPECIAL)
Davos (Suiza), El País
No se podrá decir que Alemania no tiene en cuenta a España ni que se olvida de sus circunstancias. La canciller Angela Merkel tiene muy presente la elevada tasa de paro juvenil español —“del 50% o del 60% incluso”— y pone esta situación como ejemplo de la necesidad de arbitrar medidas temporales en el seno de la Unión Europea para poder ayudar a los países hasta que las reformas estructurales surjan efecto. “El factor tiempo tiene su importancia”, admitía Merkel. “Los resultados de las reformas estructurales tardarán dos, tres o cuatro años en verse y mientras nuestra tarea es ofrecer medidas transitorias hasta que las reformas surtan efecto”, afirmó antes de alertar de que también pueden provocar inestabilidad política.
Fuentes comunitarias reconocían que se están llevando a cabo esas negociaciones en el seno de la Unión para poder ofrecer algún tipo de ayuda o programas a los países que estén ejecutando los planes de reformas y los ajustes fiscales marcados pero que pasen por dificultades. El acuerdo podría estar listo para junio. La canciller también apuntó la necesidad de favorecer la movilidad de los trabajadores y trasladar el mercado único europeo al mercado laboral.
En su concurrida comparecencia en Davos, Merkel no quiso elevar la retórica que su banco central mantiene con las autoridades japonesas en torno a las medidas que cuestionan la independencia de los bancos centrales y el riesgo a que ello provoque una guerra de divisas, palabras mayores viniendo de un destacado miembro del Banco Central Europeo (BCE) como Jens Weidmann. Pero el mensaje de Merkel fue inequívoco: “Veo con preocupación lo que está sucediendo en Japón pero creo que el Banco Central Europeo (BCE) tratará de evitar una manipulación política del tipo de cambio y de la política monetaria. No voy a decir más sólo que si todos hacen como el BCE no habrá problemas”.
La canciller ensalzó los avances en la integración europea logrados en el último año aunque admitió no estar satisfecha con la regulación financiera. “Veo un vacío en la regulación de los mercados financieros y les advierto que los ciudadanos no nos perdonarían que cometiéramos los mismos errores por segunda vez”. Merkel hizo gala del discurso único que Alemania mantiene en torno al papel de los bancos centrales en esta crisis y que no solo exhiben las autoridades actuales del país, como bien demostró Axel Weber, antiguo presidente del Bundesbank y actual presidente del banco suizo UBS. “En Alemania creemos que los bancos centrales no deben suplir los errores de los gobernantes”, dijo Merkel. “El BCE ha hecho mucho en esta crisis y siento que tenemos la responsabilidad como políticos de que hagamos nuestros deberes”.
Esos deberes, pasan a su juicio, por más reformas y en seguir adelante con los ajustes, por más que el Fondo Monetario Internacional (FMI) haya alertado repetidamente de los efectos negativos que tienen los recortes para una economía en recesión. “Austeridad y crecimiento no son términos opuestos, son dos caras de la misma moneda”, defendía Merkel. Y basó la necesidad de reformas en tres cifras: la UE es el 7% de la población mundial; cuando vuelva a crecer podría representar de nuevo el 25% del PIB mundial y supone, sin embargo, el 50% del gasto social. “Si nos quedamos inmovilizados estas cifras no se pueden mantener”, remató.
Pide evitar la manipulación de las divisas desde el Foro Económico Mundial
ALICIA GONZÁLEZ (ENVIADA ESPECIAL)
Davos (Suiza), El País
No se podrá decir que Alemania no tiene en cuenta a España ni que se olvida de sus circunstancias. La canciller Angela Merkel tiene muy presente la elevada tasa de paro juvenil español —“del 50% o del 60% incluso”— y pone esta situación como ejemplo de la necesidad de arbitrar medidas temporales en el seno de la Unión Europea para poder ayudar a los países hasta que las reformas estructurales surjan efecto. “El factor tiempo tiene su importancia”, admitía Merkel. “Los resultados de las reformas estructurales tardarán dos, tres o cuatro años en verse y mientras nuestra tarea es ofrecer medidas transitorias hasta que las reformas surtan efecto”, afirmó antes de alertar de que también pueden provocar inestabilidad política.
Fuentes comunitarias reconocían que se están llevando a cabo esas negociaciones en el seno de la Unión para poder ofrecer algún tipo de ayuda o programas a los países que estén ejecutando los planes de reformas y los ajustes fiscales marcados pero que pasen por dificultades. El acuerdo podría estar listo para junio. La canciller también apuntó la necesidad de favorecer la movilidad de los trabajadores y trasladar el mercado único europeo al mercado laboral.
En su concurrida comparecencia en Davos, Merkel no quiso elevar la retórica que su banco central mantiene con las autoridades japonesas en torno a las medidas que cuestionan la independencia de los bancos centrales y el riesgo a que ello provoque una guerra de divisas, palabras mayores viniendo de un destacado miembro del Banco Central Europeo (BCE) como Jens Weidmann. Pero el mensaje de Merkel fue inequívoco: “Veo con preocupación lo que está sucediendo en Japón pero creo que el Banco Central Europeo (BCE) tratará de evitar una manipulación política del tipo de cambio y de la política monetaria. No voy a decir más sólo que si todos hacen como el BCE no habrá problemas”.
La canciller ensalzó los avances en la integración europea logrados en el último año aunque admitió no estar satisfecha con la regulación financiera. “Veo un vacío en la regulación de los mercados financieros y les advierto que los ciudadanos no nos perdonarían que cometiéramos los mismos errores por segunda vez”. Merkel hizo gala del discurso único que Alemania mantiene en torno al papel de los bancos centrales en esta crisis y que no solo exhiben las autoridades actuales del país, como bien demostró Axel Weber, antiguo presidente del Bundesbank y actual presidente del banco suizo UBS. “En Alemania creemos que los bancos centrales no deben suplir los errores de los gobernantes”, dijo Merkel. “El BCE ha hecho mucho en esta crisis y siento que tenemos la responsabilidad como políticos de que hagamos nuestros deberes”.
Esos deberes, pasan a su juicio, por más reformas y en seguir adelante con los ajustes, por más que el Fondo Monetario Internacional (FMI) haya alertado repetidamente de los efectos negativos que tienen los recortes para una economía en recesión. “Austeridad y crecimiento no son términos opuestos, son dos caras de la misma moneda”, defendía Merkel. Y basó la necesidad de reformas en tres cifras: la UE es el 7% de la población mundial; cuando vuelva a crecer podría representar de nuevo el 25% del PIB mundial y supone, sin embargo, el 50% del gasto social. “Si nos quedamos inmovilizados estas cifras no se pueden mantener”, remató.