La expansión y auge de Al Qaeda y el islamismo radical en África inquietan al mundo occidental


"Hemos frenado el cáncer primario, pero sabemos que hay metástasis en otras partes del cuerpo global". Así se refirió a Al Qaeda el pasado mes de diciembre el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta. Aludía una descentralización de la organización terrorista que en los últimos años ha arraigado en África sirviéndose de ramas y movimientos locales con intereses más o menos globales.


Un informe reciente del británico Royal United Services Institute (RUSI) aseguraba que la red está creando "un arco de inestabilidad" desde el Sahel occidental al Cuerno oriental". Reclutamientos en Marruecos, derivas violentas de grupos independientes, venganzas, colaboraciones entre militantes de Etiopía y Somalia o de Yemen, etc. El flujo entre países es constante y preocupa a la comunidad internacional.

Y esto incluye a Pakistan, Afganistán o incluso Siria. Los últimos episodios ocurridos en Mali (intervención de las tropas francesas y en poco tiempo internacionales), Argelia o Somalia (secuestros y asesinatos de rehenes) han avivado el fuego. En este sentido, hay tres nombres propios importantes a tener en cuenta: AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), Haram Boko (Nigeria) y Al Shabab (Somalia). Y una zona caliente: el Sahel.

Habría que añadirles, por cercanía, la AQAP (Al Qaeda en la Península Arábiga), pero también, como recordaba hace unos meses el investigador del Real Instituto Elcano Fernando Reinares, otras como Ansar al Sharia, entidad afiliada a AQAP; el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), subordinada de AQMI; o Ansar Al Din, nueva escisión yihadista, también relacionada con AQMI y que opera en Mali.

De hecho, quien ha reivindicado los secuestros de este jueves en Argelia es el grupo los 'Firmantes de la sangre', que lidera Mokhtar Belmokhtar, un veterano yihadista que en el pasado formó parte del Grupo Islámico Armado (GIA) y se terminó desvinculando de Al Qaeda del Magreb Islámico para establecer su propia célula. A grandes rasgos, el yihadismo se distribuye en África siguiendo el mapa de esta forma:

ARGELIA, MARRUECOS

El Grupo Islámico Armado (GIA) sembró el terror en Argelia desde los años 90 y durante más de una década. De él surgió el Grupo salafista de la predicación y el combate (GSPC), que se terminó aliando en 2006 con Al Qaeda para dar lugar a Al Qaeda del Magreb Islámico o AQMI.

Ha llevado a cabo secuestros y atentados en Marruecos, Mauritania —incluido el secuestro de tres cooperantes españoles en 2009—, Mali, Níger, Nigeria, Chad e incluso Libia. Cuenta con unos 3.000 combatientes que han aprovechado las complicadas situaciones de países como Mali, Libia o Yemen para llevar a cabo sus actividades en toda la zona del Sahel, que recorre el norte África de oeste a este. También se dedican al tráfico ilegal de armas y drogas.

El batallón de los 'Firmantes de la sangre', responsable del último secuestro en Argelia, tiene lazos con el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África OccidentalAl Qaeda del Magreb Islámico está compuesto por diferentes células o brigadas, aunque de ella se han escindido otras tantas. El batallón de los 'Firmantes de la sangre' de Mokhtar Belmokhtar, apodado Mr Marlboro, responsable del último secuestro en Argelia, tiene lazos con el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO), que también rompió con Al Qaeda y que opera en el sur del país y en Mali.

El pasado mes de noviembre Marruecos informó del desmantelamiento de una célula especializada en el reclutamiento y adoctrinamiento de jóvenes que luego eran enviados a Malí y a otros países de la región del Sahel. En los últimos meses la célula habría enviado a más de una veintena de voluntarios marroquíes que se integraron en AQMI o en MUYAO y fueron trasladados a Malí para entrenarse. Otros recalaron en Libia.

La célula movía a los voluntarios de forma clandestina a través de la frontera entre Marruecos y Argelia, utilizada también para transportar sumas de dinero. Los nombres más importantes dentro de Al Qaeda del Magreb, según explica France24, son Abu Musab Abdul Wadoud —el más conocido—, Abid Hammadou —que lidera el grupo Tareq Ibn Ziyad y es uno de los más radicales—, Djamel Akacha —su número dos— y Belmokhtar.

MALI, MAURITANIA

Mali se encuentra ahora mismo en el ojo del huracán y es el punto más caliente del Sahel; según algunos expertos es un lugar clave del reclutamiento, combate y entrenamiento de terroristas, explica Time.

En el país actúan los salafistas Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento de Unidad para la Yihad en África Occidental (MUYAO) y el grupo de salafista yihadista Ansar Al Din, de reciente creación y formado, entre otros, por tuaregs; según la ONG Human Rights Watch, entre los tres han reclutado, entrenado y empleado a varios cientos de menores desde abril de 2012. Los tres grupos cuentan con el apoyo de exmilicianos de Gadafi.

El Gobierno de Mali pidió ayuda a la ONU y a Francia, que respondió con el envío de tropas y el inicio de operaciones aéreas contra los salafistasSu objetivo, sobre todo el de Ansar Al Din, es una aplicación extrema de la ley islámica o Sharía en todo Mali y, tras romper el alto el fuego pactado en diciembre, lanzaron una ofensiva hacia el sur, por lo que el Gobierno de Mali pidió ayuda a la ONU y a Francia, que respondió con el envío de tropas y el inicio de operaciones aéreas contra los salafistas.

Los salafistas desplazaron a los rebeldes del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), que el pasado mes de marzo se hicieron con el control de las tres regiones del norte que forman el Azawad —Tombuctú, Kidal y Gao— y proclamaron unilateralmente su independencia. Ahora esas regiones son controladas por la triple alianza islamista yihadista.

Al Qaeda en el Magreb Islámico nombró recientemente a un mauritano, Mohamed Lemine Ould Hacen, como emir de la sección Sariya Alfourghan, radicada en la localidad de Tombuctú. La organización terrorista también actúa en el país vecino de Mali, no hay más que recordar el secuestro en 2009 de los tres cooperantes españoles, que posteriormente fueron liberados.

NIGERIA

En este país opera el grupo islamista Boko Haram, uno de cuyos líderes, Mohamed Zangina, fue detenido esta misma semana. Esta organización nació en 2002 con el propósito de crear un estado islámico en el norte de Nigeria, un país con 160 millones de habitantes, divididos entre cristianos y musulmanes. Se teme que puedan ampliar sus acciones a otros países.

Desde entonces —aunque al principio no ejercía la violencia—, ha llevado a cabo numerosos atentados contra la población civil y las fuerzas de seguridad en iglesias, mercados o edificios oficiales que, según Human Rights Watch, se han cobrado la vida de 2.800 personas. También han atacado a medios de comunicación y en 2011 la sede de las Naciones Unidas en Abuja, la capital.

Hace dos meses el Ejército de Nigeria ofreció una recompensa de 1,2 millones de euros por información que llevara a la captura de los 19 líderes y principales comandantes de Boko Haram, entre ellos, el líder supremo Abubakar Shekau. La secta está dividida en varias facciones que actúan en todo el territorio del país y es responsable de secuestros recientes.

SOMALIA, KENIA, ETIOPÍA

La milicia Al Shabab es una célula de Al Qaeda en el este de África y tiene una posición dominante desde 2006 en Somalia, país en continuo conflicto armado. Su objetivo es instaurar un Estado islámico de corte wahabí en el país y contra ella luchan las tropas de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), el Ejército somalí, las Fuerzas Armadas etíopes y varias milicias pro gubernamentales.

Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un Gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.

Estados Unidos reconocerá, por primera vez en más de veinte años, al Gobierno de SomaliaAunque las tropas aliadas arrebataron a finales del pasado septiembre a Al Shabab su mayor bastión, la ciudad sureña de Kismayo, los radicales aún controlan buena parte del centro y el sur de Somalia, donde el frágil Ejecutivo del país aún no puede imponer su autoridad. Esta semana, no obstante, Estados Unidos reconocerá, por primera vez en más de veinte años, al Gobierno de Somalia.

La formación del nuevo Gobierno que lidera Mohamud es la culminación de los esfuerzos de la ONU para pasar página a dos décadas de inestabilidad que se han cobrado decenas de miles de vidas.

Precisamente, es a los integrantes de Al Shabab a quienes la policía de Kenia acusa de causar en los últimos meses problemas en la localidad de Garissa. Desde que en octubre de 2011 el Ejército de Kenia entró en Somalia por una oleada de secuestros en suelo keniano que atribuyó a Al Shabab, el país vecino de Somalia está bajo amenaza terrorista y ha sufrido múltiples ataques.

Al Shabab prometió vengarse de Kenia -país en el que Al-Qaeda estableció una célula a inicios de los 90- por participar en la misión de pacificación de Naciones Unidas en el país del Cuerno de África.

En 2012 murieron en Kenia más de 450 personas en enfrentamientos tribalesKenia celebrará el próximo 4 de marzo comicios presidenciales, parlamentarios, regionales y locales, los primeros tras la oleada de violencia postelectoral de finales de 2007 y principios de 2008 en la que enfrentamientos de tinte tribal causaron unos 1.500 muertos y más de 300.000 desplazados. En 2012 murieron en Kenia más de 450 personas en este tipo de enfrentamientos, según la ONU; las armas llegan desde Somalia.

Por otro lado, este mismo mes, un tribunal etíope declaró culpables a diez hombres de la preparación de atentados contra objetivos políticos y económicos en el país en colaboración con Al Shabab; los fiscales han asegurado que el keniano Hassan Jarso era el líder del grupo. Etiopía se implicó en la guerra de Somalia entre 2006 y 2009 y envió nuevamente tropas en 2011 para combatir a Al Shabab.

YEMEN

Aunque no esté situado en África, merece un apunte. En este país actúa Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) y otros grupos de corte islamista, que han reforzado su presencia en Abyan y otras zonas del sur a raíz del levantamiento popular en 2011 que derrocó al presidente Alí Abdulá Saleh, cuya salida definitiva del poder se produjo a finales de febrero de 2012 con la toma de posesión de quien fuera vicepresidente, Abdo Rabu Mansur Hadi. La colaboración entre la milicia Al Shabab y Al Qaeda, por ejemplo con Ansar al Sharia, es constante.

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