John Kerry promete continuar el legado de Clinton al frente de la diplomacia
Se espera que el demócrata supere sin dificultades la votación para convertirse en secretario de Estado
Cristina F. Pereda
Washington, El País
El demócrata John Kerry participó ayer en una audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, trámite para su confirmación como próximo secretario de Estado. El senador, representante del Estado de Massachusetts desde hace 28 años, fue nominado por el presidente Obama para sustituir a Hillary Clinton al frente de la diplomacia norteamericana.
Kerry respondió a diferentes preguntas de los miembros del Comité de Relaciones Exteriores, que presidió hasta el día de su nominación, con respecto a los nuevos desafíos de Estados Unidos en el norte de África, la amenaza nuclear en Irán, el conflicto en Siria o los cambios en América Latina. El demócrata se declaró preparado para asumir el cargo gracias a sus 28 años de experiencia en el Senado y realizó una férrea defensa del giro que Obama y Clinton han dado a la diplomacia estadounidense en los últimos cuatro años.
Frente a él, el comité se mostró dividido entre quienes le consideran “el mejor preparado” para el cargo y quienes cuestionan si debe dar continuidad a una política exterior que consideran fallida. Varios senadores cuestionaron la estrategia adoptada en Libia por respaldar la decisión de la OTAN sin tomar antes la iniciativa; la falta de intervención en Siria, y la apuesta por la diplomacia y las sanciones económicas para contener la apuesta nuclear del régimen de Ahmadinejad.
Kerry rechazó todas estas críticas. Reiteró su preferencia por una resolución diplomática en Irán -“algo que nadie debería interpretar como una falta de determinación para eliminar la amenaza nuclear”-; pidió que cualquier decisión de actuar en Siria “garantice que el resultado va a contribuir a una mejora de la situación” y celebró que la estrategia en Libia “consiguiera nuestro objetivo sin poner un solo soldado en el terreno”.
La comparecencia del demócrata tuvo lugar un día después de que Clinton respondiera por el ataque al consulado estadounidense en Bengasi y en la que advirtió de las nuevas amenazas y de los desafíos de EE UU tras la profunda transformación en el norte de África y en Oriente Medio. Kerry lo definió como “la mayor convulsión desde la caída de Imperio Otomano” y pidió al Comité que respondiera a estos desafíos pensando en el nuevo contexto.
El republicano John McCain presionó al candidato al pedirle que reconociera que la política de Obama en Siria ha “fracasado” después de 22 meses de conflicto. “Estará usted de acuerdo conmigo en que cada día que pasa la situación es peor y debemos cambiar de estrategia”, afirmó McCain. “Es cierto, pero también coincidiremos en que cualquier decisión que tomemos deberá garantizar que sus efectos sean positivos”, respondió Kerry. “Estamos hablando de una parte del mundo altamente sectaria y no todas nuestras políticas han sido igual de sensibles hacia este aspecto en el pasado".
El senador defendió su especial interés en continuar la colaboración con países de América Latina y celebró avances recientes como la Iniciativa Mérida con México, las nuevas estrategias de seguridad, los cambios en Guatemala, las iniciativas energéticas en Brasil y el aumento de la integración económica regional. “Las oportunidades en este hemisferio están delante de nosotros”, afirmó, destacando a Colombia como “el mejor ejemplo de éxito en la región”.
El demócrata reconoció también la responsabilidad de EE UU en la lucha contra el narcotráfico y se refirió a México como “un país asediado” por la violencia durante los últimos años y prometió colaborar con la voluntad de su nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, de llevarlo en una nueva dirección.
Como hiciera la secretaria Clinton el día anterior, Kerry pidió a los miembros de Comité que colaboren con la Administración Obama para garantizar el éxito de su estrategia diplomática. “Debemos unirnos en una sola voz”, afirmó. “Todos sabemos que la diplomacia estadounidense no consiste sólo en ‘drones’ y despliegues de tropas”.
El senador extendió esa petición al resto de miembros del Senado, afirmando que que “el mayor desafío a la política exterior de EE UU no está en mis manos, sino en las suyas”. Para Kerry, la división en el Capitolio en materia de presupuesto “afecta a mi credibilidad como diplomático y a nuestra credibilidad como país” y el país “no puede ser fuerte en el extranjero si no lo somos en casa”.
Kerry fue candidato demócrata a la presidencia de EE UU en 2004, frente a George W. Bush, y es el senador más rico, con una fortuna estimada en más de 180 millones de dólares, gracias a la empresa Heinz, propiedad de su mujer. El senador ha asegurado que se despojará de participaciones en algunas compañías para evitar conflictos de intereses.
Cristina F. Pereda
Washington, El País
El demócrata John Kerry participó ayer en una audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, trámite para su confirmación como próximo secretario de Estado. El senador, representante del Estado de Massachusetts desde hace 28 años, fue nominado por el presidente Obama para sustituir a Hillary Clinton al frente de la diplomacia norteamericana.
Kerry respondió a diferentes preguntas de los miembros del Comité de Relaciones Exteriores, que presidió hasta el día de su nominación, con respecto a los nuevos desafíos de Estados Unidos en el norte de África, la amenaza nuclear en Irán, el conflicto en Siria o los cambios en América Latina. El demócrata se declaró preparado para asumir el cargo gracias a sus 28 años de experiencia en el Senado y realizó una férrea defensa del giro que Obama y Clinton han dado a la diplomacia estadounidense en los últimos cuatro años.
Frente a él, el comité se mostró dividido entre quienes le consideran “el mejor preparado” para el cargo y quienes cuestionan si debe dar continuidad a una política exterior que consideran fallida. Varios senadores cuestionaron la estrategia adoptada en Libia por respaldar la decisión de la OTAN sin tomar antes la iniciativa; la falta de intervención en Siria, y la apuesta por la diplomacia y las sanciones económicas para contener la apuesta nuclear del régimen de Ahmadinejad.
Kerry rechazó todas estas críticas. Reiteró su preferencia por una resolución diplomática en Irán -“algo que nadie debería interpretar como una falta de determinación para eliminar la amenaza nuclear”-; pidió que cualquier decisión de actuar en Siria “garantice que el resultado va a contribuir a una mejora de la situación” y celebró que la estrategia en Libia “consiguiera nuestro objetivo sin poner un solo soldado en el terreno”.
La comparecencia del demócrata tuvo lugar un día después de que Clinton respondiera por el ataque al consulado estadounidense en Bengasi y en la que advirtió de las nuevas amenazas y de los desafíos de EE UU tras la profunda transformación en el norte de África y en Oriente Medio. Kerry lo definió como “la mayor convulsión desde la caída de Imperio Otomano” y pidió al Comité que respondiera a estos desafíos pensando en el nuevo contexto.
El republicano John McCain presionó al candidato al pedirle que reconociera que la política de Obama en Siria ha “fracasado” después de 22 meses de conflicto. “Estará usted de acuerdo conmigo en que cada día que pasa la situación es peor y debemos cambiar de estrategia”, afirmó McCain. “Es cierto, pero también coincidiremos en que cualquier decisión que tomemos deberá garantizar que sus efectos sean positivos”, respondió Kerry. “Estamos hablando de una parte del mundo altamente sectaria y no todas nuestras políticas han sido igual de sensibles hacia este aspecto en el pasado".
El senador defendió su especial interés en continuar la colaboración con países de América Latina y celebró avances recientes como la Iniciativa Mérida con México, las nuevas estrategias de seguridad, los cambios en Guatemala, las iniciativas energéticas en Brasil y el aumento de la integración económica regional. “Las oportunidades en este hemisferio están delante de nosotros”, afirmó, destacando a Colombia como “el mejor ejemplo de éxito en la región”.
El demócrata reconoció también la responsabilidad de EE UU en la lucha contra el narcotráfico y se refirió a México como “un país asediado” por la violencia durante los últimos años y prometió colaborar con la voluntad de su nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, de llevarlo en una nueva dirección.
Como hiciera la secretaria Clinton el día anterior, Kerry pidió a los miembros de Comité que colaboren con la Administración Obama para garantizar el éxito de su estrategia diplomática. “Debemos unirnos en una sola voz”, afirmó. “Todos sabemos que la diplomacia estadounidense no consiste sólo en ‘drones’ y despliegues de tropas”.
El senador extendió esa petición al resto de miembros del Senado, afirmando que que “el mayor desafío a la política exterior de EE UU no está en mis manos, sino en las suyas”. Para Kerry, la división en el Capitolio en materia de presupuesto “afecta a mi credibilidad como diplomático y a nuestra credibilidad como país” y el país “no puede ser fuerte en el extranjero si no lo somos en casa”.
Kerry fue candidato demócrata a la presidencia de EE UU en 2004, frente a George W. Bush, y es el senador más rico, con una fortuna estimada en más de 180 millones de dólares, gracias a la empresa Heinz, propiedad de su mujer. El senador ha asegurado que se despojará de participaciones en algunas compañías para evitar conflictos de intereses.