Djokovic, a cuartos de final en Australia
Melbourne, EFE
El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, venció al suizo Stanislas Wawrinka por 1-6, 6-4, 7-5, 6-7 (5) y 12-10, en poco más de cinco horas, por los octavos de final del Abierto de Australia. Enorme partido en el cierre de la séptima jornada del Abierto de Australia, que también tuvo como ganadores al checo Tomas Berdych (5°) y a los españoles David Ferrer (4°) y Nicolás Almagro (11°).
Todas las portadas, sin dudas, quedarán para el gran triunfo de Djokovic, quien busca su tercer título seguido -y cuarto en su cosecha- en Melbourne. Sin embargo, el inicio fue todo de Wawrinka. Con un repertorio de tiros ganadores de todos lados (a sus habituales de revés les sumó otros tantos de derecha), el suizo sorprendió con una amplia superioridad sobre un Djokovic que no encontraba respuestas. Así, en un abrir y cerrar de ojos y con cinco breaks consecutivos, se puso 6-1 y 5-2 en el marcador.
Pero sonó el despertador del número uno del mundo. Sumó confianza al ganar con su saque y encontró algunas fisuras en los golpes de Stanislas. Presionó a fondo, se acercó en el marcador, exigió a un jugador que suele vacilar en momentos cumbres y lo terminó dando vuelta. Con un impactante revés paralelo puso el equilibrio en sets. Algo impensado unos minutos atrás.
Con el envión, Nole quebró en el primer game del tercer set. Salto, puño apretado y grito. Era más que una rotura de servicio. Daba señalas de que estaba bien firme y listo para recibir la batalla. Pero Wawrinka no se dio por vencido fácil. Siguió lanzando tiros ganadores de todos lados y se generó un ida y vuelta con mucha emotividad, y, claro, cargado de errores y virtudes. Finalmente las buenas defensas y mayor jerarquía de Djokovic se impusieron y quedó al mando del duelo por primera vez.
Y hubo más, por supuesto. No se dieron tregua. El suizo, que había alcanzado los cuartos de final en 2011, siguió con su libreto de ser ofensivo y lastimar a su rival con cada uno de sus golpes. Y Novak continuó con su juego de contragolpe, más allá de que su servicio y su derecha -vital para pasar a mandar en los puntos- no funcionaron del todo bien. La historia se encaminó hacia un tie-break, en el que Wawrinka estuvo más fino y obligó a la definición en el quinto set.
Si algo le faltaba a este gran partido, que terminó siendo el más largo de 2013 (duró poco más de cinco horas), era el dramatismo del final. Tras quebrarse en los primeros dos games, cada uno mantuvo su saque y llevó el duelo a un terreno no apto para cardíacos, en un parcial decisivo que no cuenta con la muerte súbita. Los gestos de cansancio y fastidio dejaron de ser ocultados, de uno y otro lado de la red, con el pasar de los minutos. Pero no había fin. Ninguno daba el brazo a torcer.
Y volvió la adrenalina, que también dejó en un segundo plano los errores no forzados y las molestias físicas. Ambos volvieron a jugar en un nivel superlativo, como si el partido recién comenzara. Djokovic, quien había estado en apuros en el 4-4, terminó poniendo contra las cuerdas a Wawrinka en el 11-10. El saque del suizo dio algunas ventajas, algo que no venía sucediendo, y Nole se animó.
Pero antes hubo lucha, y bien a tono del encuentro. Wawrinka salvó un punto de partido con un tremendo saque; y luego siguió con vida tras un impresionante revés paralelo para contrarrestar otro match-point en contra. Sin embargo, la tercera fue la vencida. Verdadero puntazo, con una definición exquisita de passing shot-ángulo corto de Djokovic, campeón en Melbourne en las últimas dos ediciones. De pie, todos.
De esta manera el serbio pudo hilvanar su 18 triunfo en cadena en el primer Grand Slam de la temporada y subió su marca a 15 presencias consecutivas en los cuartos de final de los Majors.
Djokovic ahora irá ante el checo Tomas Berdych (5º), quien venció al sudafricano Kevin Anderson por 6-2, 6-3 y 7-6 (13) y avanzó nuevamente, como a lo largo de todo el certamen, sin dejar sets en el camino.
Berdych, vale decir, jugará por tercer año consecutivo en los cuartos de final de Melbourne y sueña con seguir avanzando en el certamen, objetivo que además podría traer como premio el salto al quinto lugar del ranking de la ATP en reemplazo del español Rafael Nadal, inactivo desde junio y quien volverá al circuito en febrero en Viña del Mar.
Cabe destacar que Anderson era uno de los dos únicos jugadores no preclasificados que arribó a octavos, junto con el francés Jeremy Chardy, verdugo del argentino Juan Martín del Potro (6º).
Por su parte, con sus habituales solidez, defensa y mucha agresividad, Ferrer destruyó las ilusiones de Nishikori de poder dejar afuera de carrera al top-ten. Fiel a su estilo de pelear punto por punto, el español no le dio opciones al nipón en ningún momento del encuentro jugado en el estadio principal Rod Laver Arena.
Ferrer ya se aseguró avanzar del 5º al 4º puesto del ranking mundial de la ATP cuando termine este certamen, desplazando a su compatriota Rafael Nadal y siendo al líder de su país.
El combativo Ferrer logró la cuarta victoria de esta semana en las canchas duras del Melbourne Park (sólo cedió un set) y así accedió por primera vez en su carrera al menos a los cuartos de final en cinco Grand Slam seguidos.
Ferrer quedó 2-2 en los duelos personales frente a Nishikori y el japonés venía de ganar el más reciente, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en el césped de Wimbledon.
Este triunfo de Ferrer no hace más que ratificar su gran confianza y presente, al punto de que en 2012 se transformó, por primera vez, en el jugador que obtuvo más títulos en el año (7) y más victorias (76).
Por su parte, Nicolás Almagro derrotó por Janko Tipsarevic por 6-2, 5-1 y retirada del serbio, quien venía de disputar dos encuentros a cinco set de manera consecutiva. Por lo tanto, habrá un español en semifinales.
Almagro, luego de tres años seguidos en cuarta ronda, pisa los cuartos de final del Abierto de Australia por primera vez en su carrera. Cuarta vez que se mete entre los mejores ocho de un Grand Slam, luego de hacerlo en tres ocasiones en Roland Garros (2012, 2010 y 2008).
El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, venció al suizo Stanislas Wawrinka por 1-6, 6-4, 7-5, 6-7 (5) y 12-10, en poco más de cinco horas, por los octavos de final del Abierto de Australia. Enorme partido en el cierre de la séptima jornada del Abierto de Australia, que también tuvo como ganadores al checo Tomas Berdych (5°) y a los españoles David Ferrer (4°) y Nicolás Almagro (11°).
Todas las portadas, sin dudas, quedarán para el gran triunfo de Djokovic, quien busca su tercer título seguido -y cuarto en su cosecha- en Melbourne. Sin embargo, el inicio fue todo de Wawrinka. Con un repertorio de tiros ganadores de todos lados (a sus habituales de revés les sumó otros tantos de derecha), el suizo sorprendió con una amplia superioridad sobre un Djokovic que no encontraba respuestas. Así, en un abrir y cerrar de ojos y con cinco breaks consecutivos, se puso 6-1 y 5-2 en el marcador.
Pero sonó el despertador del número uno del mundo. Sumó confianza al ganar con su saque y encontró algunas fisuras en los golpes de Stanislas. Presionó a fondo, se acercó en el marcador, exigió a un jugador que suele vacilar en momentos cumbres y lo terminó dando vuelta. Con un impactante revés paralelo puso el equilibrio en sets. Algo impensado unos minutos atrás.
Con el envión, Nole quebró en el primer game del tercer set. Salto, puño apretado y grito. Era más que una rotura de servicio. Daba señalas de que estaba bien firme y listo para recibir la batalla. Pero Wawrinka no se dio por vencido fácil. Siguió lanzando tiros ganadores de todos lados y se generó un ida y vuelta con mucha emotividad, y, claro, cargado de errores y virtudes. Finalmente las buenas defensas y mayor jerarquía de Djokovic se impusieron y quedó al mando del duelo por primera vez.
Y hubo más, por supuesto. No se dieron tregua. El suizo, que había alcanzado los cuartos de final en 2011, siguió con su libreto de ser ofensivo y lastimar a su rival con cada uno de sus golpes. Y Novak continuó con su juego de contragolpe, más allá de que su servicio y su derecha -vital para pasar a mandar en los puntos- no funcionaron del todo bien. La historia se encaminó hacia un tie-break, en el que Wawrinka estuvo más fino y obligó a la definición en el quinto set.
Si algo le faltaba a este gran partido, que terminó siendo el más largo de 2013 (duró poco más de cinco horas), era el dramatismo del final. Tras quebrarse en los primeros dos games, cada uno mantuvo su saque y llevó el duelo a un terreno no apto para cardíacos, en un parcial decisivo que no cuenta con la muerte súbita. Los gestos de cansancio y fastidio dejaron de ser ocultados, de uno y otro lado de la red, con el pasar de los minutos. Pero no había fin. Ninguno daba el brazo a torcer.
Y volvió la adrenalina, que también dejó en un segundo plano los errores no forzados y las molestias físicas. Ambos volvieron a jugar en un nivel superlativo, como si el partido recién comenzara. Djokovic, quien había estado en apuros en el 4-4, terminó poniendo contra las cuerdas a Wawrinka en el 11-10. El saque del suizo dio algunas ventajas, algo que no venía sucediendo, y Nole se animó.
Pero antes hubo lucha, y bien a tono del encuentro. Wawrinka salvó un punto de partido con un tremendo saque; y luego siguió con vida tras un impresionante revés paralelo para contrarrestar otro match-point en contra. Sin embargo, la tercera fue la vencida. Verdadero puntazo, con una definición exquisita de passing shot-ángulo corto de Djokovic, campeón en Melbourne en las últimas dos ediciones. De pie, todos.
De esta manera el serbio pudo hilvanar su 18 triunfo en cadena en el primer Grand Slam de la temporada y subió su marca a 15 presencias consecutivas en los cuartos de final de los Majors.
Djokovic ahora irá ante el checo Tomas Berdych (5º), quien venció al sudafricano Kevin Anderson por 6-2, 6-3 y 7-6 (13) y avanzó nuevamente, como a lo largo de todo el certamen, sin dejar sets en el camino.
Berdych, vale decir, jugará por tercer año consecutivo en los cuartos de final de Melbourne y sueña con seguir avanzando en el certamen, objetivo que además podría traer como premio el salto al quinto lugar del ranking de la ATP en reemplazo del español Rafael Nadal, inactivo desde junio y quien volverá al circuito en febrero en Viña del Mar.
Cabe destacar que Anderson era uno de los dos únicos jugadores no preclasificados que arribó a octavos, junto con el francés Jeremy Chardy, verdugo del argentino Juan Martín del Potro (6º).
Por su parte, con sus habituales solidez, defensa y mucha agresividad, Ferrer destruyó las ilusiones de Nishikori de poder dejar afuera de carrera al top-ten. Fiel a su estilo de pelear punto por punto, el español no le dio opciones al nipón en ningún momento del encuentro jugado en el estadio principal Rod Laver Arena.
Ferrer ya se aseguró avanzar del 5º al 4º puesto del ranking mundial de la ATP cuando termine este certamen, desplazando a su compatriota Rafael Nadal y siendo al líder de su país.
El combativo Ferrer logró la cuarta victoria de esta semana en las canchas duras del Melbourne Park (sólo cedió un set) y así accedió por primera vez en su carrera al menos a los cuartos de final en cinco Grand Slam seguidos.
Ferrer quedó 2-2 en los duelos personales frente a Nishikori y el japonés venía de ganar el más reciente, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en el césped de Wimbledon.
Este triunfo de Ferrer no hace más que ratificar su gran confianza y presente, al punto de que en 2012 se transformó, por primera vez, en el jugador que obtuvo más títulos en el año (7) y más victorias (76).
Por su parte, Nicolás Almagro derrotó por Janko Tipsarevic por 6-2, 5-1 y retirada del serbio, quien venía de disputar dos encuentros a cinco set de manera consecutiva. Por lo tanto, habrá un español en semifinales.
Almagro, luego de tres años seguidos en cuarta ronda, pisa los cuartos de final del Abierto de Australia por primera vez en su carrera. Cuarta vez que se mete entre los mejores ocho de un Grand Slam, luego de hacerlo en tres ocasiones en Roland Garros (2012, 2010 y 2008).