Chiíes paquistaníes observan segunda noche de vigilia por 96 víctimas de bombas

Quetta, Reuters
Funcionarios del Gobierno de Pakistán se reunieron con líderes chiíes el sábado por la noche mientras miles de manifestantes se preparaban para pasar una segunda noche bajo la fría lluvia junto a los cuerpos de 96 personas que murieron el jueves en uno de los peores ataques sectarios en la historia del país.


Líderes del chií Hazaras, el grupo étnico que fue blanco de dos ataques bomba en la capital provincial Quetta, han prometido que no sepultarán a sus muertos hasta que las autoridades se comprometan a protegerlos de crecientes ataques sectarios.

Alrededor de 2.000 personas pasaron la noche del viernes a la intemperie en una vigilia en el lugar de los ataques, reivindicados por el grupo militante suní Lashkar-e-Jhangvi (LeJ) y colocaron láminas plásticas sobre los cuerpos amortajados para resguardarlos de la lluvia.

El sábado, el número de personas en vigilia había aumentado a alrededor de 5.000.

La tradición musulmana establece que los cuerpos sean sepultados lo antes posible y dejarlos sobre tierra es una poderosa expresión de pena y dolor.

Una delegación liderada por el ministro federal para Asuntos Religiosos, Syed Khurshid Shah, se reunió con los líderes chiíes luego de que se quejaron sobre lo que creen que es la indiferencia de la mayoría de los políticos paquistaníes hacia su situación.

Syed Dawood Agha, el vicepresidente de la Conferencia Chií en Quetta, dijo que las negociaciones con el Gobierno ya están en curso, pero que nada se había decidido hasta el sábado por la noche.

También tuvieron lugar pequeñas protestas en las ciudades de Lahore, Karachi y la capital, Islamabad, donde cerca de 200 manifestantes sostuvieron velas y pancartas exigiendo el fin de los ataques contra los chiíes, que componen un 20 por ciento de la población de Pakistán.

La parlamentaria Bushra Gohar del Partido Nacional Awami fue la única política prominente que asistió a la protesta en la capital.

Gohar afirmó que hay varias razones por las que los funcionarios han sido lentos para responder, como el respaldo a los militantes, el temor y la indiferencia.

"Podría ser pura insensibilidad", manifestó. "Muchos partidos políticos también respaldan a estos grupos", agregó.

La política de seguridad en Pakistán está dominada por el Ejército, que niega acusaciones de que mantenga vínculos con grupos militantes, en parte para contrarrestrar la influencia de la India.

El oficialista Partido del Pueblo de Pakistán, que ha visto caer baleados a altos miembros de su propio partido, a menudo se ha mostrado no dispuesto a hablar contra militantes por temor a asesinatos.

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