ANÁLISIS Capital africana a tiro de los terroristas

El despliegue del Ejército francés intenta detener el avance de Al Qaeda en el país

Ignacio Cembrero, El País
La mejor defensa es el ataque. A esa conclusión han debido de llegar los islamistas radicales del norte de Malí cuando está en preparación, desde hace meses, una intervención militar internacional, amparada por la ONU, para liberar el norte del país en su poder.


A finales de marzo la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) y dos grupos acólitos, los tuareg extremistas de Ansar Dine y el que secuestró a los cooperantes españoles en Tinduf (Argelia) en 2010, se apoderaron del norte de Malí, un territorio semi desértico con una superficie equivalente a las de España e Italia juntas.

Desde entonces habían avanzado un poco, adueñándose de un par de ciudades pequeñas, pero nunca volvieron a enfrentarse con el maltrecho Ejército maliense al que derrotaron de marzo. Un buen puñado de sus 7.000 hombres no cobran y solo se alistan para comer caliente.

Una columna de unos 1.200 hombres, armados hasta los dientes de los tres grupos —terroristas y radical tuareg— rebasaron, el miércoles, los límites de esa línea de demarcación. El jueves ya habían recorrido 115 kilómetros hasta conquistar Konna (37.000 habitantes), de donde desalojaron al Ejército, y se acercaban a Sévaré, a tan solo 13 kilómetros de Mopti, la capital provincial (115.000 habitantes).

De ahí a Bamako, la capital (1,8 millones de habitantes) de esta excolonia de Francia, quedan 530 kilómetros por carretera asfaltada. “Si quieren, en dos días se plantan en Bamako”, asegura un diplomático extranjero residente en la ciudad. “Ninguna fuerza local les va a parar”.

¿Querrán tomar Bamako? ¿Se apoderarán unas organizaciones terroristas de una capital africana? Sus intenciones no están claras. Por precaución Francia pidió este viernes a sus 6.000 ciudadanos afincados en Malí que se marchen y España sigue su ejemplo.

Los tres grupos armados quisieron, probablemente, hacer una demostración de fuerza antes de que empezase, el jueves 10 en Ouagadougou (Burkina Faso), una ronda negociadora entre autoridades malienses y tuareg radicales sobre el futuro estatuto autonómico del norte de Malí. Pero les resultó tan fácil tomar Konna que se animaron a ir más allá.Con su rápido avance, Al Qaeda, que es en realidad quien manda, ha puesto en jaque a la comunidad internacional, en este caso encabezada por Francia, y sus planes para que los ejércitos de África Occidental apoyados por la UE reconquisten el norte del país a partir de septiembre.

De prisa y corriendo el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el jueves por la tarde y, en la madrugada del viernes, Francia montó con su aval una operación militar para parar a la columna islamista. Contó con la colaboración simbólica de Nigeria, el gran país anglófono de África, y el vecino Senegal.

A su paso por Dakar, en julio, el general Ham, jefe del mando del Pentágono para África, constató que desde que los terroristas empezaron, hace 10 años, a secuestrar a occidentales en el norte de Malí “se tuvo la oportunidad de hacer algo [contra ellos], pero no se aprovechó la ocasión. Al Qaeda se fortaleció”. Aunque llegue tarde y se ponga en marcha apresuradamente, el despliegue francés puede servir para recortar algo el reforzamiento de Al Qaeda.

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