Los demócratas se movilizan para un mayor control de las armas
El tirador empleó dos pistolas y un rifle que había comprado legalmente su propia madre, a la que también mató
Antonio Caño
Washington, El País
Coincidiendo con la visita de Barack Obama a Newtown para sumarse a la vigilia por las 27 víctimas de la matanza de Sandy Hook, varios dirigentes del Partido Demócrata anunciaron este domingo una inmediata iniciativa legislativa para prohibir algunas de las armas de fuego e imponer mayores controles a la venta de otras, una propuesta que, seguramente, encontrará fuerte resistencia en el Capitolio, pese a la indignación general provocada por el sangriento episodio de la escuela de Connecticut.
Aunque el sábado, en su habitual mensaje radiado, Obama insistió en que son necesarias “acciones significativas” para evitar que sucesos como ese vuelva a repetirse, no estaba previsto que el presidente anuncie medidas concretas en Newtown, donde su presencia tiene fundamentalmente el objetivo de apoyar emocionalmente a los padres de los 20 niños asesinados y a los familiares de las seis profesoras que murieron, heroicamente, defendiendo la vida de sus alumnos.
Destacados miembros de su partido, sin embargo, anticiparon que la limitación legal de la venta de armas será una prioridad en la legislatura que comienza en enero. La senadora Dianne Feinstein, quien en 1994 introdujo la ley que prohibió durante una década los fusiles de asalto, dijo ayer que en el primer día del próximo Congreso presentará una propuesta en el Senado para volver a prohibir de forma completa y definitiva ese tipo de armamento de uso militar. Un fusil semiautomático de asalto fue, precisamente, el arma que Adam Lanza usó en Sandy Hook para acabar con la vida de la mayor parte de sus víctimas, todas ellas con varios tiros en el cuerpo, según el informe del forense. Sólo un arma de esas características permite una matanza de la amplitud y la eficacia de la ocurrida en la escuela.
La propuesta de Feinstein ha sido respaldada por otro influyente senador demócrata, Charles Schumer. “Quizá esta espantosa tragedia ayude a que nos unamos para impedir que vuelva a producirse un horror semejante”, declaró.
Un congresista demócrata del estado en el que ocurrió la matanza, John Larson, junto a un grupo de colegas en la Cámara de Representantes, está promoviendo que la prohibición de los fusiles de asalto sea acompañada de otros medidas, como la obligación de comprobar los antecedentes de cada comprador de armas en cualquier punto del país y la retirada del mercado de los cargadores que son capaces de incorporar hasta 20, 30 o 40 balas. Es obvio que si Adam Lanza hubiera tenido que recargar sus armas, le hubiera sido algo más difícil completar su siniestro plan.
En otros frentes, el grupo de alcaldes contra las armas de fuego, que capitanea el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se ha movilizado para presionar al Congreso y la Casa Blanca a tomar medidas firmes. Bloomberg ha pedido al presidente que envíe ya al Capitolio una propuesta en ese sentido. El alcalde de Filadelfia, una de las ciudades más azotadas por la violencia, urgió a actuar de inmediato. “No necesitamos más discursos, necesitamos acción”, dijo.
Esta reacción de los políticos ha generado cierto optimismo entre las organizaciones civiles que propugnan la abolición de las armas. “Sinceramente, creemos que esta vez es diferente, que esto puede permitir un cambio”, ha manifestado Dan Gross, presidente de la Campaña Brady, el principal grupo contras las armas.
Ese optimismo puede encontrarse pronto, sin embargo, con la realidad de que el cambio no va a ser nada sencillo. Después del tiroteo de 2011 en Tucson (Arizona) en el que resultó gravemente herida la congresista Gabrielle Giffords, el Departamento de Justicia preparó una serie de medidas para el control de armas de fuego que, como informa este domingo The New York Times, fueron posteriormente arrumbadas en un cajón por conveniencias electorales.
Es posible que Obama, que ya no tendrá que someterse a elecciones nuevamente, actúe ahora con más decisión. Pero, aún así, los obstáculos que había hace un año siguen existiendo hoy o han crecido. Un día antes de la matanza de Newtown, el estado de Michigan aprobó una ley que permitía introducir armas en las escuelas. Aberraciones semejantes se han repetido en los últimos meses por todo el país.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA), que promueve la mayor parte de esas medidas para extender el uso de las armas, no se ha pronunciado aún tras la última matanza. Tampoco lo ha hecho el Partido Republicano. Pero es evidente que se van a resistir a las limitaciones. También en el Partido Demócrata habrá resistencia. Entre ellas, probablemente, una tan destacada como la del senador Harry Reid, que lidera el grupo demócrata en el Senado y ha reconocido en el pasado su apoyo a la NRA.
Antonio Caño
Washington, El País
Coincidiendo con la visita de Barack Obama a Newtown para sumarse a la vigilia por las 27 víctimas de la matanza de Sandy Hook, varios dirigentes del Partido Demócrata anunciaron este domingo una inmediata iniciativa legislativa para prohibir algunas de las armas de fuego e imponer mayores controles a la venta de otras, una propuesta que, seguramente, encontrará fuerte resistencia en el Capitolio, pese a la indignación general provocada por el sangriento episodio de la escuela de Connecticut.
Aunque el sábado, en su habitual mensaje radiado, Obama insistió en que son necesarias “acciones significativas” para evitar que sucesos como ese vuelva a repetirse, no estaba previsto que el presidente anuncie medidas concretas en Newtown, donde su presencia tiene fundamentalmente el objetivo de apoyar emocionalmente a los padres de los 20 niños asesinados y a los familiares de las seis profesoras que murieron, heroicamente, defendiendo la vida de sus alumnos.
Destacados miembros de su partido, sin embargo, anticiparon que la limitación legal de la venta de armas será una prioridad en la legislatura que comienza en enero. La senadora Dianne Feinstein, quien en 1994 introdujo la ley que prohibió durante una década los fusiles de asalto, dijo ayer que en el primer día del próximo Congreso presentará una propuesta en el Senado para volver a prohibir de forma completa y definitiva ese tipo de armamento de uso militar. Un fusil semiautomático de asalto fue, precisamente, el arma que Adam Lanza usó en Sandy Hook para acabar con la vida de la mayor parte de sus víctimas, todas ellas con varios tiros en el cuerpo, según el informe del forense. Sólo un arma de esas características permite una matanza de la amplitud y la eficacia de la ocurrida en la escuela.
La propuesta de Feinstein ha sido respaldada por otro influyente senador demócrata, Charles Schumer. “Quizá esta espantosa tragedia ayude a que nos unamos para impedir que vuelva a producirse un horror semejante”, declaró.
Un congresista demócrata del estado en el que ocurrió la matanza, John Larson, junto a un grupo de colegas en la Cámara de Representantes, está promoviendo que la prohibición de los fusiles de asalto sea acompañada de otros medidas, como la obligación de comprobar los antecedentes de cada comprador de armas en cualquier punto del país y la retirada del mercado de los cargadores que son capaces de incorporar hasta 20, 30 o 40 balas. Es obvio que si Adam Lanza hubiera tenido que recargar sus armas, le hubiera sido algo más difícil completar su siniestro plan.
En otros frentes, el grupo de alcaldes contra las armas de fuego, que capitanea el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se ha movilizado para presionar al Congreso y la Casa Blanca a tomar medidas firmes. Bloomberg ha pedido al presidente que envíe ya al Capitolio una propuesta en ese sentido. El alcalde de Filadelfia, una de las ciudades más azotadas por la violencia, urgió a actuar de inmediato. “No necesitamos más discursos, necesitamos acción”, dijo.
Esta reacción de los políticos ha generado cierto optimismo entre las organizaciones civiles que propugnan la abolición de las armas. “Sinceramente, creemos que esta vez es diferente, que esto puede permitir un cambio”, ha manifestado Dan Gross, presidente de la Campaña Brady, el principal grupo contras las armas.
Ese optimismo puede encontrarse pronto, sin embargo, con la realidad de que el cambio no va a ser nada sencillo. Después del tiroteo de 2011 en Tucson (Arizona) en el que resultó gravemente herida la congresista Gabrielle Giffords, el Departamento de Justicia preparó una serie de medidas para el control de armas de fuego que, como informa este domingo The New York Times, fueron posteriormente arrumbadas en un cajón por conveniencias electorales.
Es posible que Obama, que ya no tendrá que someterse a elecciones nuevamente, actúe ahora con más decisión. Pero, aún así, los obstáculos que había hace un año siguen existiendo hoy o han crecido. Un día antes de la matanza de Newtown, el estado de Michigan aprobó una ley que permitía introducir armas en las escuelas. Aberraciones semejantes se han repetido en los últimos meses por todo el país.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA), que promueve la mayor parte de esas medidas para extender el uso de las armas, no se ha pronunciado aún tras la última matanza. Tampoco lo ha hecho el Partido Republicano. Pero es evidente que se van a resistir a las limitaciones. También en el Partido Demócrata habrá resistencia. Entre ellas, probablemente, una tan destacada como la del senador Harry Reid, que lidera el grupo demócrata en el Senado y ha reconocido en el pasado su apoyo a la NRA.