La expansión de los asentamientos entra de lleno en la campaña electoral israelí
Israel acelera la construcción de colonias en Jerusalén Este pese a las condenas internacionales
Ana Carbajosa
Jerusalén, El País
La expansión de los asentamientos en territorio palestino ha entrado de lleno en la campaña electoral israelí, apenas a cinco semanas de las elecciones generales. La lluvia de condenas internacionales no parece haber hecho mella en la fiebre urbanística del Ejecutivo israelí. Al contrario. El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha acelerado los trámites necesarios para la construcción de al menos 5.000 viviendas en asentamientos en Jerusalén Este. Israel los considera estratégicos, mientras que para la comunidad internacional constituyen obstáculos prácticamente insalvables con vistas a la creación de un Estado palestino.
Las condenas no llegan solo desde el extranjero. Al Ejecutivo de Netanyahu le llueven también críticas desde la izquierda y la derecha israelí, que le acusan de hacer campaña a golpe de asentamiento. Consideran el anuncio de nuevas colonias una maniobra oportunista, con la que el primer ministro aspira a seducir a un electorado cada vez más escorado a la derecha. Sus detractores no están necesariamente en contra de la expansión de las colonias, pero sí creen que son provocaciones innecesarias, que contribuyen a profundizar el creciente aislamiento internacional de Israel. La ONU ha instado "encarecidamente" este miércoles a Israel a frenar la expansión de colonias. Ban Ki-moon, secretario general de la organización, pidió al Gobierno israelí que no continúe "por esa peligrosa vía".
En un movimiento poco usual, este miércoles 14 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (todos menos uno, Estados Unidos) condenaron públicamente la decisión de Israel de acelerar los asentamientos. El embajador de India explicó a Reuters que se trataba de un "plan b" al no haber podido convencer a Estados Unidos para firmar una resolución conjunta.
Más de medio millón de colonos vive en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, la parte oriental de la ciudad, que los palestinos aspiran a que algún día sea la capital de su futuro Estado. El Gobierno israelí ha acelerado la construcción en los asentamientos, después de que el pasado noviembre, los palestinos consiguieran una abrumadora mayoría de apoyos ante la Asamblea de Naciones Unidas, donde elevaron su estatus al de Estado observador.
El miércoles, un comité de planificación aprobó un gran proyecto de construcción de 2.600 viviendas, cerca de la ciudad palestina de Belén. Israel ha bautizado este lugar como Givat Hamatos y en él residen ahora judíos etíopes instalados en apenas una veintena de caravanas. No se trata de la expansión de un asentamiento establecido, sino de la creación de uno nuevo. Su ubicación, hace además que este proyecto haya despertado una especial preocupación tanto entre los palestinos como en las cancillerías occidentales.
“Givat Hamatos va a desconectar Belén de Jerusalén. Es además una zona de especial importancia para los cristianos palestinos”, sostiene Xavier Abu Eid, portavoz de la Organización par ala Liberación de Palestina (OLP). Abu Eid explica que planean solicitar a la Unesco la protección de esa ruta, que llaman la de los patriarcas cristianos.
Mark Regev, portavoz del primer ministro Netanyahu, resta sin embargo importancia al asunto. “No son decisiones nuevas y en cualquier caso, son procedimientos preliminares. No quiere decir que se vaya a empezar a construir mañana”, indica, al tiempo que recuerda que Israel considera “Jerusalén como nuestra capital y nunca hemos prometido que no fuéramos a construir en Jerusalén”.
El martes por la noche, cuando ya se conocían los planes que se aprobarán de forma escalonada esta semana, el Departamento de Estado estadounidense criticó de forma inusualmente dura a su aliado israelí. La portavoz Victoria Nuland dijo que su Gobierno estaba “profundamente defraudado ante la insistencia de Israel de continuar con esa secuencia de provocaciones”. Y añadió: “los líderes israelíes dicen continuamente que apoyan el camino que conduce a la solución de dos Estados [uno palestino y uno israelí], pero estas acciones lo único que consiguen es que ese objetivo quede cada vez más lejos”. Reino Unido emitió una reprobación similar.
Ya en clave electoral y de fronteras para dentro, la opositora Tzipi Livni, líder de Hatnua, un partido centrista de nueva creación censuró también la expansión de las colonais. “El Likud [el partido de Netanyahu] expone Jerusalén a la condena internacional con fines electorales”, dijo a la radio israelí. Sus críticas distan mucho de sintonizar con la causa palestina y ni tan siquiera con el consenso internacional, que considera los asentamientos ilegales. “Yo construí en Jerusalén”, dijo en alusión a su liderazgo en el gubernamental Kadima, que precedió al Ejecutivo de Netanyahu. La diferencia, dijo, es que “cuando nosotros construíamos, no hubo respuesta internacional, porque a la vez que construíamos, había un esfuerzo diplomático para alcanzar una solución”. Los laboristas también criticaron a Netanyahu con parecidos argumentos.
Los ataques no se ciñeron al centroizquierda. Habayit Hayehudi, a la derecha de Netanyahu, despreció también los planes, porque para ellos, no hay que acelerar la construcción de colonias porque estemos en periodo electoral. Hay que construir siempre, dicen, porque consideran que Cisjordania y Jerusalén Este pertenecen al pueblo judío.
“Netanyahu tiene miedo de nosotros porque somos el partido que más crece. Me gustaría saber si al final esas colonias se van a construir”, dijo el miércoles Jeremy Gimpel, candidato de Habayit Hayehudi ante los periodistas. Una encuesta publicada esta semana otorga a este partido de extrema derecha el tercer puesto, lo que supone el cuádruple de escaños obtenidos en las pasadas elecciones. La mayoría de los apoyos procederían de votantes desencantados de la alianza de derechas con la que concursan Netanyahu y Lieberman. Aún así, el binomio Bibierman encabeza todos los sondeos publicados hasta el momento.
Ana Carbajosa
Jerusalén, El País
La expansión de los asentamientos en territorio palestino ha entrado de lleno en la campaña electoral israelí, apenas a cinco semanas de las elecciones generales. La lluvia de condenas internacionales no parece haber hecho mella en la fiebre urbanística del Ejecutivo israelí. Al contrario. El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha acelerado los trámites necesarios para la construcción de al menos 5.000 viviendas en asentamientos en Jerusalén Este. Israel los considera estratégicos, mientras que para la comunidad internacional constituyen obstáculos prácticamente insalvables con vistas a la creación de un Estado palestino.
Las condenas no llegan solo desde el extranjero. Al Ejecutivo de Netanyahu le llueven también críticas desde la izquierda y la derecha israelí, que le acusan de hacer campaña a golpe de asentamiento. Consideran el anuncio de nuevas colonias una maniobra oportunista, con la que el primer ministro aspira a seducir a un electorado cada vez más escorado a la derecha. Sus detractores no están necesariamente en contra de la expansión de las colonias, pero sí creen que son provocaciones innecesarias, que contribuyen a profundizar el creciente aislamiento internacional de Israel. La ONU ha instado "encarecidamente" este miércoles a Israel a frenar la expansión de colonias. Ban Ki-moon, secretario general de la organización, pidió al Gobierno israelí que no continúe "por esa peligrosa vía".
En un movimiento poco usual, este miércoles 14 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (todos menos uno, Estados Unidos) condenaron públicamente la decisión de Israel de acelerar los asentamientos. El embajador de India explicó a Reuters que se trataba de un "plan b" al no haber podido convencer a Estados Unidos para firmar una resolución conjunta.
Más de medio millón de colonos vive en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, la parte oriental de la ciudad, que los palestinos aspiran a que algún día sea la capital de su futuro Estado. El Gobierno israelí ha acelerado la construcción en los asentamientos, después de que el pasado noviembre, los palestinos consiguieran una abrumadora mayoría de apoyos ante la Asamblea de Naciones Unidas, donde elevaron su estatus al de Estado observador.
El miércoles, un comité de planificación aprobó un gran proyecto de construcción de 2.600 viviendas, cerca de la ciudad palestina de Belén. Israel ha bautizado este lugar como Givat Hamatos y en él residen ahora judíos etíopes instalados en apenas una veintena de caravanas. No se trata de la expansión de un asentamiento establecido, sino de la creación de uno nuevo. Su ubicación, hace además que este proyecto haya despertado una especial preocupación tanto entre los palestinos como en las cancillerías occidentales.
“Givat Hamatos va a desconectar Belén de Jerusalén. Es además una zona de especial importancia para los cristianos palestinos”, sostiene Xavier Abu Eid, portavoz de la Organización par ala Liberación de Palestina (OLP). Abu Eid explica que planean solicitar a la Unesco la protección de esa ruta, que llaman la de los patriarcas cristianos.
Mark Regev, portavoz del primer ministro Netanyahu, resta sin embargo importancia al asunto. “No son decisiones nuevas y en cualquier caso, son procedimientos preliminares. No quiere decir que se vaya a empezar a construir mañana”, indica, al tiempo que recuerda que Israel considera “Jerusalén como nuestra capital y nunca hemos prometido que no fuéramos a construir en Jerusalén”.
El martes por la noche, cuando ya se conocían los planes que se aprobarán de forma escalonada esta semana, el Departamento de Estado estadounidense criticó de forma inusualmente dura a su aliado israelí. La portavoz Victoria Nuland dijo que su Gobierno estaba “profundamente defraudado ante la insistencia de Israel de continuar con esa secuencia de provocaciones”. Y añadió: “los líderes israelíes dicen continuamente que apoyan el camino que conduce a la solución de dos Estados [uno palestino y uno israelí], pero estas acciones lo único que consiguen es que ese objetivo quede cada vez más lejos”. Reino Unido emitió una reprobación similar.
Ya en clave electoral y de fronteras para dentro, la opositora Tzipi Livni, líder de Hatnua, un partido centrista de nueva creación censuró también la expansión de las colonais. “El Likud [el partido de Netanyahu] expone Jerusalén a la condena internacional con fines electorales”, dijo a la radio israelí. Sus críticas distan mucho de sintonizar con la causa palestina y ni tan siquiera con el consenso internacional, que considera los asentamientos ilegales. “Yo construí en Jerusalén”, dijo en alusión a su liderazgo en el gubernamental Kadima, que precedió al Ejecutivo de Netanyahu. La diferencia, dijo, es que “cuando nosotros construíamos, no hubo respuesta internacional, porque a la vez que construíamos, había un esfuerzo diplomático para alcanzar una solución”. Los laboristas también criticaron a Netanyahu con parecidos argumentos.
Los ataques no se ciñeron al centroizquierda. Habayit Hayehudi, a la derecha de Netanyahu, despreció también los planes, porque para ellos, no hay que acelerar la construcción de colonias porque estemos en periodo electoral. Hay que construir siempre, dicen, porque consideran que Cisjordania y Jerusalén Este pertenecen al pueblo judío.
“Netanyahu tiene miedo de nosotros porque somos el partido que más crece. Me gustaría saber si al final esas colonias se van a construir”, dijo el miércoles Jeremy Gimpel, candidato de Habayit Hayehudi ante los periodistas. Una encuesta publicada esta semana otorga a este partido de extrema derecha el tercer puesto, lo que supone el cuádruple de escaños obtenidos en las pasadas elecciones. La mayoría de los apoyos procederían de votantes desencantados de la alianza de derechas con la que concursan Netanyahu y Lieberman. Aún así, el binomio Bibierman encabeza todos los sondeos publicados hasta el momento.