Hollande y Rousseff cargan contra el ajuste sin crecimiento
El presidente francés y su homóloga brasileña sellan en París una alianza contra la austeridad
Miguel Mora
París, El País
Los Campos Elíseos engalanados con banderas brasileñas, y los salones del palacio del Elíseo abiertos para una conferencia de prensa masiva y una gran cena oficial. Así recibió ayer François Hollande en París a Dilma Rousseff, primera mujer en ocupar la presidencia de Brasil. Los dos jefes de Estado progresistas de dos países que viven tendencias tan opuestas como sus continentes (enérgicos y emergentes unos, abatidos y en apuros los otros) sellaron una alianza contra la austeridad, por la solidaridad y el crecimiento para salir de la crisis económica, una cruzada en la que Hollande sigue apareciendo cada vez más solo en Europa y a la que Rousseff dio nuevo impulso y energía.
“Los proyectos que se basen exclusivamente en la austeridad llevarán al fracaso a los países que siguen esas vías”, afirmó la mandataria brasileña al abrir con Hollande el Foro del Progreso Social, un acto político que durará dos días y que ha sido organizado por el Instituto Lula, dirigido por el expresidente Luis Inácio Da Silva, y por la Fundación Jean Jaurés, cercana al Partido Socialista francés.
En plena sintonía aparente, los dos jefes de Estado recientemente atacados por The Economist por sus políticas sociales apelaron a crear un mundo nuevo y a mejorar la gobernanza de la globalización. Hollande propuso crear un Consejo Económico y Social que funcione a escala mundial —sin dar más detalles—, y ambos sentaron los principios esenciales de sus proyectos.
“Para salir de la crisis es preciso construir un mundo nuevo”, dijo Rousseff, que defendió la inversión en educación —“es crucial porque es el mejor camino para reducir la desigualdad”—, pidió mayores controles de los flujos financieros y subrayó que su Gobierno “seguirá poniendo en práctica las políticas de redistribución de renta y de riqueza” con “la certidumbre de que ese nuevo mundo es posible”.
“Crecimiento, empleo, medio ambiente y lucha contra las desigualdades, estas son nuestras cuatro prioridades”, afirmó Hollande en su discurso. El presidente francés quiso enviar “un mensaje de esperanza a un mundo que duda y se repliega”.
París intenta además situar sus peones para el concurso lanzado por Brasil para adquirir 36 cazabombarderos valorados en 4.000 millones de euros.
Miguel Mora
París, El País
Los Campos Elíseos engalanados con banderas brasileñas, y los salones del palacio del Elíseo abiertos para una conferencia de prensa masiva y una gran cena oficial. Así recibió ayer François Hollande en París a Dilma Rousseff, primera mujer en ocupar la presidencia de Brasil. Los dos jefes de Estado progresistas de dos países que viven tendencias tan opuestas como sus continentes (enérgicos y emergentes unos, abatidos y en apuros los otros) sellaron una alianza contra la austeridad, por la solidaridad y el crecimiento para salir de la crisis económica, una cruzada en la que Hollande sigue apareciendo cada vez más solo en Europa y a la que Rousseff dio nuevo impulso y energía.
“Los proyectos que se basen exclusivamente en la austeridad llevarán al fracaso a los países que siguen esas vías”, afirmó la mandataria brasileña al abrir con Hollande el Foro del Progreso Social, un acto político que durará dos días y que ha sido organizado por el Instituto Lula, dirigido por el expresidente Luis Inácio Da Silva, y por la Fundación Jean Jaurés, cercana al Partido Socialista francés.
En plena sintonía aparente, los dos jefes de Estado recientemente atacados por The Economist por sus políticas sociales apelaron a crear un mundo nuevo y a mejorar la gobernanza de la globalización. Hollande propuso crear un Consejo Económico y Social que funcione a escala mundial —sin dar más detalles—, y ambos sentaron los principios esenciales de sus proyectos.
“Para salir de la crisis es preciso construir un mundo nuevo”, dijo Rousseff, que defendió la inversión en educación —“es crucial porque es el mejor camino para reducir la desigualdad”—, pidió mayores controles de los flujos financieros y subrayó que su Gobierno “seguirá poniendo en práctica las políticas de redistribución de renta y de riqueza” con “la certidumbre de que ese nuevo mundo es posible”.
“Crecimiento, empleo, medio ambiente y lucha contra las desigualdades, estas son nuestras cuatro prioridades”, afirmó Hollande en su discurso. El presidente francés quiso enviar “un mensaje de esperanza a un mundo que duda y se repliega”.
París intenta además situar sus peones para el concurso lanzado por Brasil para adquirir 36 cazabombarderos valorados en 4.000 millones de euros.