Enfrentamientos en Egipto pese propuesta para poner fin crisis
El Cairo, Reuters
Manifestantes y partidarios islámicos se enfrentaron el miércoles fuera del palacio presidencial de Egipto, mientras dentro del recinto su vicepresidente proponía una forma de terminar con la crisis desatada por un borrador de una nueva Constitución que divide a la nación más poblada del mundo árabe.
Partidarios del presidente Mohamed Mursi, congregados en las afueras del palacio de Gobierno egipcio ante un llamado de los Hermanos Musulmanes, se arrojaron piedras y bombas molotov con manifestantes opositores.
Dos islamistas recibieron impactos en las piernas de lo que sus amigos dijeron que eran balas disparadas durante los choques en las calles que rodean el recinto presidencial, en el norte de El Cairo. Uno de ellos sangraba profusamente.
Un grupo izquierdista dijo que musulmanes le habían cortado la oreja a uno de sus miembros. Fuentes médicas dijeron que los choques habían dejado 33 heridos, pero pese a las noticias de muertes, el Ministerio de Salud dijo que no se habían producido víctimas mortales.
La policía antidisturbios se desplegó entre ambos bandos para intentar poner fin a la violencia, que se inició al comenzar la noche, luego de un intento del vicepresidente Mahmoud Mekky de calmar la crisis política.
Mekky dijo que se pueden acordar y poner por escrito enmiendas a los artículos más polémicos del borrador de Constitución antes del referendo del 15 de diciembre .Un acuerdo escrito podría entonces ser presentado luego al Parlamento que se elegirá si el plebiscito aprueba la Constitución.
"Debe haber consenso", dijo en rueda de prensa Mekky, quien espera que el diálogo comience pronto, y añadió que se deben respetar las demandas opositoras para poder superar la crisis.
Por su parte, el líder opositor egipcio Amr Moussa, ex ministro de Relaciones Exteriores y secretario general de la Liga Arabe, dijo que Mursi debe hacer una oferta formal de diálogo para que la oposición considere seriamente las ideas del vicepresidente para poner fin a la lucha política.
"Estamos dispuestos cuando haya algo formal, algo expresado en términos definitivos, no lo ignoraremos, especialmente si hay algo útil", dijo a Reuters Moussa, añadiendo que está celebrando conversaciones con otros políticos.
Ante la peor crisis en sus seis meses de Gobierno, Mursi no ha mostrado señales de ceder frente a la presión, confiado en que los Hermanos Musulmanes -el partido que lo llevó al poder- y sus aliados pueden ganar el referendo y la elección parlamentaria posterior.
Muchos egipcios desean poner fin a la inestabilidad política que ha espantado a turistas e inversores extranjeros, dañando la economía.
DIALOGO
La oposición culpó a Mursi por la violencia en torno al palacio y dijo estar dispuesta a dialogar si el líder islamista deroga un decreto que aprobó el 22 de noviembre, que le da amplios poderes y protege sus decisiones de supervisión judicial.
"Consideramos al presidente Mursi y a su Gobierno completamente responsables por la violencia que se está produciendo hoy en Egipto", dijo en una rueda de prensa el coordinador de la oposición Mohamed ElBaradei.
"Estamos dispuestos a dialogar si el decreto constitucional se cancela (...) y el referéndum sobre esta constitución se pospone", afirmó del documento escrito por una asamblea de liderazgo islamista, que según la oposición ignora sus inquietudes.
Pero los liberales, izquierdistas, cristianos, ex seguidores de Mubarak y otros grupos contrarios a Mursi aún no han generado un movimiento masivo de base para desafiar a Los Hermanos Musulmanes, que han salido victoriosos de los dos comicios celebrados desde la caída de Mubarak.
"Lo que está pasando hoy en las calles egipcias, la polarización y la división, es algo que podría y de hecho nos está llevando a la violencia y podría llevarnos a algo peor", añadió ElBaradei.
Políticos opositores han instado a Mursi a que anule el decreto que amplía sus poderes, desestime la realización del plebiscito y acepte revisar la Constitución.
No obstante, los líderes no se han hecho eco de las peticiones que se oyen en las calles y que repiten la consigna central de la revuelta que el año pasado terminó en el derrocamiento de Hosni Mubarak: "¡El pueblo quiere la caída del régimen!".
Mursi ha dicho que su decreto es necesario para impedir que tribunales aún llenos de jueces formados por Mubarak descarrilen una constitución vital para la transición política egipcia.
Grupos rivales se habían enfrentado ya antes el miércoles frente al palacio presidencial. Partidarios islamistas de Mursi derribaron tiendas de rivales izquierdistas que habían iniciado una sentada.
"Nos golpearon y destruyeron nuestras tiendas. ¿Estás contento, Mursi? ¿No somos egipcios también?", preguntó el manifestante Haitham Ahmed.
Mohamed Mohy, un partidario de Mursi que grababa la escena, repuso: "Estamos aquí para apoyar a nuestro presidente y sus decisiones y salvar al país de traidores y agentes".
Mekky dijo que la movilización callejera por ambas partes supone un "peligro real" para el país. "Si no ponemos freno a este fenómeno de inmediato (...) ¿hacia dónde vamos? Debemos tranquilizarnos".
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, dijo que era urgentemente necesario el diálogo sobre la nueva Constitución, que debería "respetar los derechos de todos los ciudadanos".
Clinton y Mursi trabajaron juntos el mes pasado para lograr una tregua entre Israel y el grupo islamista Hamas en la Franja de Gaza.
Washington está preocupado por el creciente poder islámico en Egipto, importante socio egipcio durante la era Mubarak.
Manifestantes y partidarios islámicos se enfrentaron el miércoles fuera del palacio presidencial de Egipto, mientras dentro del recinto su vicepresidente proponía una forma de terminar con la crisis desatada por un borrador de una nueva Constitución que divide a la nación más poblada del mundo árabe.
Partidarios del presidente Mohamed Mursi, congregados en las afueras del palacio de Gobierno egipcio ante un llamado de los Hermanos Musulmanes, se arrojaron piedras y bombas molotov con manifestantes opositores.
Dos islamistas recibieron impactos en las piernas de lo que sus amigos dijeron que eran balas disparadas durante los choques en las calles que rodean el recinto presidencial, en el norte de El Cairo. Uno de ellos sangraba profusamente.
Un grupo izquierdista dijo que musulmanes le habían cortado la oreja a uno de sus miembros. Fuentes médicas dijeron que los choques habían dejado 33 heridos, pero pese a las noticias de muertes, el Ministerio de Salud dijo que no se habían producido víctimas mortales.
La policía antidisturbios se desplegó entre ambos bandos para intentar poner fin a la violencia, que se inició al comenzar la noche, luego de un intento del vicepresidente Mahmoud Mekky de calmar la crisis política.
Mekky dijo que se pueden acordar y poner por escrito enmiendas a los artículos más polémicos del borrador de Constitución antes del referendo del 15 de diciembre .Un acuerdo escrito podría entonces ser presentado luego al Parlamento que se elegirá si el plebiscito aprueba la Constitución.
"Debe haber consenso", dijo en rueda de prensa Mekky, quien espera que el diálogo comience pronto, y añadió que se deben respetar las demandas opositoras para poder superar la crisis.
Por su parte, el líder opositor egipcio Amr Moussa, ex ministro de Relaciones Exteriores y secretario general de la Liga Arabe, dijo que Mursi debe hacer una oferta formal de diálogo para que la oposición considere seriamente las ideas del vicepresidente para poner fin a la lucha política.
"Estamos dispuestos cuando haya algo formal, algo expresado en términos definitivos, no lo ignoraremos, especialmente si hay algo útil", dijo a Reuters Moussa, añadiendo que está celebrando conversaciones con otros políticos.
Ante la peor crisis en sus seis meses de Gobierno, Mursi no ha mostrado señales de ceder frente a la presión, confiado en que los Hermanos Musulmanes -el partido que lo llevó al poder- y sus aliados pueden ganar el referendo y la elección parlamentaria posterior.
Muchos egipcios desean poner fin a la inestabilidad política que ha espantado a turistas e inversores extranjeros, dañando la economía.
DIALOGO
La oposición culpó a Mursi por la violencia en torno al palacio y dijo estar dispuesta a dialogar si el líder islamista deroga un decreto que aprobó el 22 de noviembre, que le da amplios poderes y protege sus decisiones de supervisión judicial.
"Consideramos al presidente Mursi y a su Gobierno completamente responsables por la violencia que se está produciendo hoy en Egipto", dijo en una rueda de prensa el coordinador de la oposición Mohamed ElBaradei.
"Estamos dispuestos a dialogar si el decreto constitucional se cancela (...) y el referéndum sobre esta constitución se pospone", afirmó del documento escrito por una asamblea de liderazgo islamista, que según la oposición ignora sus inquietudes.
Pero los liberales, izquierdistas, cristianos, ex seguidores de Mubarak y otros grupos contrarios a Mursi aún no han generado un movimiento masivo de base para desafiar a Los Hermanos Musulmanes, que han salido victoriosos de los dos comicios celebrados desde la caída de Mubarak.
"Lo que está pasando hoy en las calles egipcias, la polarización y la división, es algo que podría y de hecho nos está llevando a la violencia y podría llevarnos a algo peor", añadió ElBaradei.
Políticos opositores han instado a Mursi a que anule el decreto que amplía sus poderes, desestime la realización del plebiscito y acepte revisar la Constitución.
No obstante, los líderes no se han hecho eco de las peticiones que se oyen en las calles y que repiten la consigna central de la revuelta que el año pasado terminó en el derrocamiento de Hosni Mubarak: "¡El pueblo quiere la caída del régimen!".
Mursi ha dicho que su decreto es necesario para impedir que tribunales aún llenos de jueces formados por Mubarak descarrilen una constitución vital para la transición política egipcia.
Grupos rivales se habían enfrentado ya antes el miércoles frente al palacio presidencial. Partidarios islamistas de Mursi derribaron tiendas de rivales izquierdistas que habían iniciado una sentada.
"Nos golpearon y destruyeron nuestras tiendas. ¿Estás contento, Mursi? ¿No somos egipcios también?", preguntó el manifestante Haitham Ahmed.
Mohamed Mohy, un partidario de Mursi que grababa la escena, repuso: "Estamos aquí para apoyar a nuestro presidente y sus decisiones y salvar al país de traidores y agentes".
Mekky dijo que la movilización callejera por ambas partes supone un "peligro real" para el país. "Si no ponemos freno a este fenómeno de inmediato (...) ¿hacia dónde vamos? Debemos tranquilizarnos".
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, dijo que era urgentemente necesario el diálogo sobre la nueva Constitución, que debería "respetar los derechos de todos los ciudadanos".
Clinton y Mursi trabajaron juntos el mes pasado para lograr una tregua entre Israel y el grupo islamista Hamas en la Franja de Gaza.
Washington está preocupado por el creciente poder islámico en Egipto, importante socio egipcio durante la era Mubarak.