El viaje de Hillary Clinton a Belfast, empañado por unos disturbios
Belfast, Reuters
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, condenó el viernes una serie de episodios de violencia callejera durante un viaje a Irlanda del Norte, diciendo que mostraban que el proceso de paz que ella lleva tiempo apoyando en la provincia británica aún no está completo.
Clinton llegó a Irlanda del Norte tras conversaciones sobre Siria en Dublín con el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, en una semana en la que se han registrado tres altercados y se ha arrestado a cuatro supuestos activistas nacionalistas tras el hallazgo de una bomba en un coche.
"No puede haber sitio en Irlanda del Norte para ninguna violencia, cualquier reminiscencia del pasado debe ser rápida e inequívocamente condenada", dijo Clinton en rueda de prensa con el primer ministro probritánico Peter Robinson y su segundo, el ex líder del Ejército Republicano Irlandés Martin McGuinness.
Añadió que la violencia procedía de una "pequeña minoría de personas que intentan alimentar pasiones o emociones. Es inaceptable y debe ser repudiado por todos".
Clinton viajó a Irlanda del Norte en varias ocasiones a mediados de los años 90 cuando su marido estaba ayudando a forjar el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998, considerándose su posición crucial cuando el acuerdo parecía ir a derrumbarse.
Al menos 3.600 personas murieron durante las tres décadas de enfrentamientos entre nacionalistas católicos que perseguían unirse a Irlanda y las fuerzas británicas y los protestantes decididos a seguir formando parte de Reino Unido.
El acuerdo de paz de 1998 se ha respetado en su mayoría, aunque algunos nacionalistas han incrementado sus ataques en los últimos años y las relaciones en la comunidad siguen siendo frágiles, con disturbios cada cierto tiempo en puntos candentes de la ciudad.
NOCHE DE VIOLENCIA
Los últimos altercados surgieron el jueves por la noche cuando un policía resultó herido al lanzar un grupo de personas ladrillos y botellas para mostrar su irritación por los concejales nacionalistas que votaron a favor de retirar la bandera británica del ayuntamiento de Belfast después de cien años.
Protestas más pequeñas se produjeron en toda la provincia el viernes.
Una diputada del Parlamento británico para el partido centrista Alliance, Naomi Long, dejó su casa en Belfast durante la noche tras recibir una amenaza de muerte de un seguidor de su partido por la retirada de la bandera del ayuntamiento.
"La paz necesita sacrificio, compromiso y vigilancia día tras día. Hemos visto esta semana que la labor aún no está completa", dijo Clinton, en uno de sus últimos viajes como secretaria de Estado.
El mes pasado, activistas nacionalistas mataron de un disparo a un funcionario de prisiones, en el quinto ataque mortal contra un miembro de las fuerzas de seguridad desde 1998. Carteles en el aeropuerto en el que Clinton aterrizó el viernes decían "Nivel de amenaza 'grave'".
Como primera dama, Clinton apoyó a los grupos de mujeres que abogaban por la paz en Irlanda del Norte y visitó a personas heridas en el atentado con bomba de Omagh en 1998, el más mortal en tres décadas de violencia.
El viernes se reunió con algunas mujeres que mantiene como amigas, además de con el líder del Sinn Fein, Gerry Adams y con el ex líder Unionista Democrático, Ian Paisley, dos encarnizados rivales que simbolizaron los enfrentamientos en la región para muchos.
La visita recordó la gran popularidad de los Clinton entre los católicos de Irlanda. La labor de su marido en la provincia ayudó a ganar el voto irlandés en Estados Unidos durante las elecciones de 1996 y el nombre de la familia puede demostrar ser un activo para atraer más sufragios si Hillary decide concurrir a las presidenciales de 2016.
Clinton dijo el jueves a los periodistas en Dublín que estaba "demasiado centrada en lo que estoy haciendo" como para pensar en optar a la presidencia en 2016 y no quiso comentar las informaciones aparecidas en un periódico estadounidense de que su marido puede ser designado próximamente embajador en la República de Irlanda.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, condenó el viernes una serie de episodios de violencia callejera durante un viaje a Irlanda del Norte, diciendo que mostraban que el proceso de paz que ella lleva tiempo apoyando en la provincia británica aún no está completo.
Clinton llegó a Irlanda del Norte tras conversaciones sobre Siria en Dublín con el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, en una semana en la que se han registrado tres altercados y se ha arrestado a cuatro supuestos activistas nacionalistas tras el hallazgo de una bomba en un coche.
"No puede haber sitio en Irlanda del Norte para ninguna violencia, cualquier reminiscencia del pasado debe ser rápida e inequívocamente condenada", dijo Clinton en rueda de prensa con el primer ministro probritánico Peter Robinson y su segundo, el ex líder del Ejército Republicano Irlandés Martin McGuinness.
Añadió que la violencia procedía de una "pequeña minoría de personas que intentan alimentar pasiones o emociones. Es inaceptable y debe ser repudiado por todos".
Clinton viajó a Irlanda del Norte en varias ocasiones a mediados de los años 90 cuando su marido estaba ayudando a forjar el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998, considerándose su posición crucial cuando el acuerdo parecía ir a derrumbarse.
Al menos 3.600 personas murieron durante las tres décadas de enfrentamientos entre nacionalistas católicos que perseguían unirse a Irlanda y las fuerzas británicas y los protestantes decididos a seguir formando parte de Reino Unido.
El acuerdo de paz de 1998 se ha respetado en su mayoría, aunque algunos nacionalistas han incrementado sus ataques en los últimos años y las relaciones en la comunidad siguen siendo frágiles, con disturbios cada cierto tiempo en puntos candentes de la ciudad.
NOCHE DE VIOLENCIA
Los últimos altercados surgieron el jueves por la noche cuando un policía resultó herido al lanzar un grupo de personas ladrillos y botellas para mostrar su irritación por los concejales nacionalistas que votaron a favor de retirar la bandera británica del ayuntamiento de Belfast después de cien años.
Protestas más pequeñas se produjeron en toda la provincia el viernes.
Una diputada del Parlamento británico para el partido centrista Alliance, Naomi Long, dejó su casa en Belfast durante la noche tras recibir una amenaza de muerte de un seguidor de su partido por la retirada de la bandera del ayuntamiento.
"La paz necesita sacrificio, compromiso y vigilancia día tras día. Hemos visto esta semana que la labor aún no está completa", dijo Clinton, en uno de sus últimos viajes como secretaria de Estado.
El mes pasado, activistas nacionalistas mataron de un disparo a un funcionario de prisiones, en el quinto ataque mortal contra un miembro de las fuerzas de seguridad desde 1998. Carteles en el aeropuerto en el que Clinton aterrizó el viernes decían "Nivel de amenaza 'grave'".
Como primera dama, Clinton apoyó a los grupos de mujeres que abogaban por la paz en Irlanda del Norte y visitó a personas heridas en el atentado con bomba de Omagh en 1998, el más mortal en tres décadas de violencia.
El viernes se reunió con algunas mujeres que mantiene como amigas, además de con el líder del Sinn Fein, Gerry Adams y con el ex líder Unionista Democrático, Ian Paisley, dos encarnizados rivales que simbolizaron los enfrentamientos en la región para muchos.
La visita recordó la gran popularidad de los Clinton entre los católicos de Irlanda. La labor de su marido en la provincia ayudó a ganar el voto irlandés en Estados Unidos durante las elecciones de 1996 y el nombre de la familia puede demostrar ser un activo para atraer más sufragios si Hillary decide concurrir a las presidenciales de 2016.
Clinton dijo el jueves a los periodistas en Dublín que estaba "demasiado centrada en lo que estoy haciendo" como para pensar en optar a la presidencia en 2016 y no quiso comentar las informaciones aparecidas en un periódico estadounidense de que su marido puede ser designado próximamente embajador en la República de Irlanda.