Corruptos cum laude

María Antonia Sánchez-Vallejo, El País
Imaginen los seguidores del Barça que la mitad del Nou Camp es confiscada por orden judicial; hagan lo mismo los merengues, los colchoneros o quienes frecuenten la Rosaleda o el Zorrilla. Se pondrán así en los zapatos de los hinchas del Olympiakós, el club rojiblanco ateniense, la mitad de cuyo estadio acaba de ser embargada provisionalmente por orden de un juez.


Dejando al margen cuestiones de procedimiento (¿cómo demonios se embarga la mitad de un campo de fútbol? ¿desde el medio campo o por un lateral?), esta peregrina situación obedece a las investigaciones sobre el magnate –con un salto de letras casi se lee mangante- Lavrentis Lavrentiadis, en prisión desde mediados de diciembre por un presunto delito de fraude y malversación de fondos.

Lavrentiadis, de 40 años y principal accionista del Proton Bank, fue detenido por el desvío de 700 millones de euros de depósitos del banco a compañías de su propiedad mediante préstamos; el embargo del estadio Karaiskaki es una garantía para hacer frente a las demandas de los accionistas de la entidad, que fue nacionalizada en 2011.

El también empresario de la comunicación aguarda juicio en la cárcel de Korydallos, donde comparte patio con el exministro de Defensa socialista Akis Tsojatzópulos, entre rejas desde abril por, presuntamente, haber aceptado sobornos en la compra de un sistema antimisiles ruso y de submarinos alemanes.

(Algún día haremos un post sobre la cárcel de Korydallos, que reúne lo mejor de cada casa y que bien podría servir de escenario para el rodaje de una peli de acción: un recluso escapó de ella dos veces, en 2006 y 2009, a bordo de un helicóptero alquilado… Y donde se investiga si los presos VIP gozan de una dieta de 5 tenedores, salmón ahumado incluido; piscina y otros lujos…)

MasPeriodicosGRVolviendo al caso Lavrentiadis, el empresario estaba vinculado al Athens News, veterano semanario en inglés –fue fundado en 1952- y primer diario griego con edición digital (1995); algunas de sus crónicas sobre la caída de la Junta, en 1974, son modelos de periodismo. Sus trabajadores llevaban meses sin cobrar cuando fue detenido.

Con respecto a la corrupción en Grecia –el país menos transparente de la UE, según Transparencia Internacional-, uno podría preguntarse si sólo hay dos (presuntos) chorizos en un país de 11 millones de habitantes, los aquí citados. Nada más lejos de la realidad, a juzgar por el escándalo provocado por la lista Lagarde, la de los 2.059 griegos con cuentas en el banco suizo HSBC que divulgó el periodista Kostas Vaxevanis en la revista Hot Doc. La lista, recordemos, fue entregada hace dos años a su homólogo griego por la entonces ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, y luego sospechosamente extraviada.

El pasado día 21 las autoridades francesas enviaron por segunda vez el listado a Atenas, a petición del actual ministro de Economía griego, y los fiscales la remitieron ayer al Parlamento. Su contenido llevaba meses siendo pasto de los rumores: que si Margarita Papandreu, madre el ex primer ministro socialista Yorgos Papandreu, tiene en el HSBC 500 millones de euros (algunas fuentes, incluido Vaxevanis, han desmentido la información); que si el también socialista Evánguelos Venizelos, exministro de Economía y ex vicepresidente del Gobierno, es titular de tres cuentas… Pero ayer explotó el bombazo: tres de los nombres de la nueva lista serían familiares del exministro de Economía Yorgos Papakonstantinu.Y con un depósito de 1,2 millones de euros... El Pasok expulsó instantáneamente al susodicho de sus filas, le llamó de todo y le acusó de haber perdido adrede el documento original. Papakonstantinu, obviamente, lo niega. (¿Quién sale beneficiado? Pregunta retórica: Evánguelos Venizelos).

Banco de GreciaA la transparencia no ayuda el hecho de que en el Parlamento los tres partidos de la coalición gubernamental (Nueva Democracia, Pasok e Izquierda Democrática) votaran hace diez días contra una propuesta de Syriza para escrutar el asunto; curiosamente, el partido neonazi Aurora Dorada (18 escaños) se alineó con el Gobierno (su portavoz dijo luego que había sido un error votar no). Al estallar el escándalo Papakonstantinu, en cambio, el Ejecutivo mostró inmediatamente su disposición a establecer una comisión parlamentaria que investigue "a fondo" los tejemanejes del exministro.

Entre leyes hechas a la carta, como la que permitió a Lavrentiadis vadear durante un tiempo la acción de la justicia devolviendo parte de lo robado (51 millones), y el escándalo de la lista Lagarde –en la que aparece-, el requisito de combatir el fraude fiscal, una de las imposiciones de la troika para desbloquear el último tramo de ayuda, parece una quimera. Entretanto, quid prodest? Segunda pregunta retórica: a la casta de políticos y empresarios –muchos de ellos, del sector de la comunicación- responsable de la triste suerte de los griegos.

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