Xi Jinping toma las riendas de China
China, El País
El vicepresidente chino Xi Jinping ha sido designado este jueves secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), en sustitución de Hu Jintao, lo que le coloca en la recta final para ser nombrado presidente del país en la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional en marzo próximo. La transferencia de poder ha sido completa, ya que Xi ha sido nombrado también presidente de la Comisión Militar Central, que controla el Ejército. Xi, un ingeniero químico de 59 años, poseedor de un doctorado en teoría marxista, es considerado un reformista cauto, y forma parte de la generación de los 'príncipes', término con el que son conocidos los descendientes de altos líderes del PCCh presentes o pasados.
El cambio de guardia registrado durante el 18 Congreso del PCCh, que comenzó el 8 de noviembre y finalizó el miércoles, es el segundo que se produce de forma pacífica en los 60 años de gobierno comunista, tras el de hace 10 años, cuando Hu llegó al poder.
El cónclave concluyó con la votación para constituir el Comité Central (205 miembros titulares más 171 suplentes sin derecho a voto). Hoy, éste ha celebrado su primera reunión y ha elegido a los 25 integrantes del Politburó, de donde han salido los siete -hasta ahora eran nueve- miembros del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de poder de China. Xi ha sido nombrado secretario general del PCCh entre estos. En realidad, el Comité Central más que elegir ha sancionado los nombramientos previamente decididos por los máximos dirigentes en activo y algunos jubilados.
Xi Jinping y los otros seis miembros del Comité Permanente han entrado poco antes de mediodía en el salón Oriental del Gran Palacio del Pueblo (Pekín) en fila india, por riguroso orden jerárquico, separados uno de otro apenas por metro y medio, se han detenido y han saludado desde la alfombra roja. Tras Xi Jinping, iban, por este orden, Li Keqiang (actualmente viceprimer ministro y previsto próximo primer ministro), Zhang Dejiang (también viceprimer ministro y jefe del partido en Chongqing), Yu Zhengsheng (jefe del partido en Shanghai), Liu Yunshan (ministro de Propaganda), Wang Qishan (viceprimer ministro y responsable de la Comisión Central de Inspección de la Disciplina) y Zhang Gaoli (jefe del partido en Tianjin). Todos ellos, vestidos con traje oscuro y corbata de tonos rojos, salvo Wang Qishan, con corbata de tonos azules. Detrás, les arropaba un mural de la Gran Muralla serpenteante sobre las montañas.
Los siete miembros del Comité Permanente han salido ante las cámaras en fila india y por riguroso orden jerárquico
Xi Jinping se ha dirigido a continuación al atril y se ha comprometido a luchar contra la corrupción y construir una "vida mejor" para todos los chinos. "Nuestro partido está dedicado a servir al pueblo. Ha conducido al pueblo en la consecución de logros reconocidos mundialmente, y tenemos todas las razones para estar orgullosos de estos logros", ha dicho. "Pero no somos condescendientes, y nunca nos dormiremos en nuestros laureles. Bajo las nuevas condiciones, nuestro partido se enfrenta a muchos desafíos difíciles, y hay también muchos problemas urgentes en el partido que resolver; en particular, la corrupción, estar separados de la gente y seguir las formalidades y la burocracia causada por algunos funcionarios del partido", ha afirmado ante decenas de cámaras de televisión y cientos de periodistas. "Debemos hacer todos los esfuerzos para resolver estos problemas. Todo el partido debe estar en alerta completa". La corrupción es una de las principales causas de descontento de la población en China y fuente de numerosas protestas.
Durante su intervención, Xi ha sonreído repetidas veces, y, mientras hablaba, ha mirado a su izquierda y su derecha como un orador experimentado. Una imagen muy distinta a la hierática de su predecesor, Hu Jintao, y la del predecesor de este, Jiang Zemin.
El futuro presidente ha presentado uno a uno a los miembros del Comité Permanente, quienes, al ser citados, han dado un paso al frente y han saludado. Xi ha tenido durante todo el acto, que ha durado 20 minutos, un aire relajado, y parecía entusiasmado por su nuevo trabajo.
Los 1.300 millones de ciudadanos chinos han tenido oportunidad de conocer así quiénes son los siete hombres que regirán el destino del país durante los próximos cinco años de la hoy segunda economía del mundo. Xi Jinping y Li Keqiang ocuparán la jefatura del Estado y del Gobierno, respectivamente, durante dos mandatos de cinco años si no hay ningún contratiempo, igual que han hecho Hu Jintao y Wen Jiabao, que les darán el relevo en la sesión anual del Parlamento en marzo del año que viene.
Xi, un protegido del expresidente Jiang Zemin, llega al poder con una posición fuerte, ya que Hu le ha traspasado también la presidencia de la Comisión Militar Central, que controla el Ejército Popular de Liberación, integrado por 2,3 millones de personas. Jiang retuvo el cargo dos años después de haberle entregado a Hu Jintao el testigo de secretario general del PCCh.
El Comité Permanente está compuesto por un mezcla de conservadores y reformistas cautos como el propio Xi Jinping y Li Keqiang, lo que presagia que encontrarán más fácil llevar a cabo reformas económicas que políticas. La posición de Zhang Dejiang en tercer lugar en el paseíllo presagia que será nombrado presidente de la Asamblea Popular Nacional.
Muchos expertos, tanto dentro como fuera de China, consideran que el modelo económico chino, muy basado en la inversión y las exportaciones, se ha agotado. Pekín es consciente y quiere bascular hacia un modelo más ligado al consumo doméstico y con un sector privado robusto, que compita en igualdad de condiciones con las empresas estatales, que actualmente gozan de muchos privilegios Esta será tarea de Xi Jinping y su equipo. Pero, ¿en qué es diferente Xi de Hu? Roderick MacFarquhar, profesor en la Universidad de Harvard especialista en China, asegura que ni él ni "probablemente la mayoría de los chinos" lo saben. Para añadir a continuación: "Es diferente a Hu en que es un 'príncipe' y forma parte de la generación que creció durante la Revolución Cultural (1966-1976). Eso significa que debería tener más confianza en sí mismo que Hu y una comprensión de primera mano de los problemas rurales; pero si las tendrá o no en la práctica, es algo que uno no sabe". En cualquier caso, MacFarquhar cree que, en una dirección colegiada resultado de pugnas y equilibrios de poder como es la del PCCh, aunque Xi resultase ser un reformista encubierto, "su margen de maniobra es muy pequeño".
La quinta generación de líderes chinos -tras las de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao- tendrá que hacer frente a una larga lista de desafíos: la corrupción, un entorno económico complejo debido a la crisis global, unas relaciones tensas con sus vecinos asiáticos, la degradación medioambiental, la crisis de Tíbet, y, en particular, la necesidad de reformas económicas y políticas, que permitan seguir creciendo a China a un fuerte ritmo y respondan a las crecientes demandas de una población cada vez más exigente con sus dirigentes.
Entre los siete miembros del nuevo Comité Permanente, no hay ninguna mujer, y entre los 25 del Politburó, solo hay dos: Liu Yandong, consejera de Estado, y Sun Chunlan, jefa del partido en la provincia de Fujian. Mao dijo en una ocasión que 'la mujer sostiene la mitad del cielo'. El mensaje no ha calado aún en los órganos de poder chinos.
Tampoco están en el Comité Permanente dos políticos con credenciales reformistas: Li Yuanchao, responsable del departamento de organización del PCCh, y Wang Yang, secretario del partido en Guangdong. Ambos son hombres cercanos a Hu Jintao. Wang Yang es aún joven -52 años-, por lo que podría entrar en el Comité Permanente en 2017.
Según los analistas, la reducción de nueve a siete miembros en el Comité Central puede generar una mayor cohesión en el proceso de toma de decisiones y permitir una implementación más rápida de los cambios de políticas. La edad media de los integrantes del comité es 63,4 años.
Los 2.270 delegados del congreso aprobaron también el informe presentado por Hu Jintao en la sesión inaugural, que fija como objetivo duplicar el PIB (producto interior bruto) y los ingresos per cápita, tanto de la población urbana como de la rural, para 2020 con respecto a 2010. Desde la reforma de Deng Xiaoping, los dirigentes chinos se han comprometido a duplicar el tamaño de su economía cada 10 años.
Xi Jinping es hijo de un líder revolucionario, Xi Zhongxun, que fue viceprimer ministro con Mao entre 1959 y 1962. Está casado con la popular cantante de ópera Peng Liyuan, miembro del Ejército Popular de Liberación. Tienen una hija, Xi Mingze, que estudia en Harvard.
El camino hacia el 18 congreso que ha encumbrado a la quinta generación ha estado marcado por las luchas de poder y el mayor escándalo político que vive China desde las divisiones internas en el PCCh durante las manifestaciones de Tiananmen, en 1989: la caída de Bo Xilai, exsecretario del partido en la municipalidad de Chongqing, acusado de corrupción y pretender ocultar el asesinato de un ciudadano británico por parte de su esposa.
Hu Jintao advirtió durante el discurso de apertura del congreso que el Partido Comunista Chino corre el riesgo de desmoronarse si no es capaz de eliminar la corrupción. "Si no somos capaces de gestionar bien este problema, podría ser fatal para el partido y causar incluso el derrumbe del partido y la caída del Estado", dijo. Xi Jinping ha hecho suyo el mensaje.
El vicepresidente chino Xi Jinping ha sido designado este jueves secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), en sustitución de Hu Jintao, lo que le coloca en la recta final para ser nombrado presidente del país en la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional en marzo próximo. La transferencia de poder ha sido completa, ya que Xi ha sido nombrado también presidente de la Comisión Militar Central, que controla el Ejército. Xi, un ingeniero químico de 59 años, poseedor de un doctorado en teoría marxista, es considerado un reformista cauto, y forma parte de la generación de los 'príncipes', término con el que son conocidos los descendientes de altos líderes del PCCh presentes o pasados.
El cambio de guardia registrado durante el 18 Congreso del PCCh, que comenzó el 8 de noviembre y finalizó el miércoles, es el segundo que se produce de forma pacífica en los 60 años de gobierno comunista, tras el de hace 10 años, cuando Hu llegó al poder.
El cónclave concluyó con la votación para constituir el Comité Central (205 miembros titulares más 171 suplentes sin derecho a voto). Hoy, éste ha celebrado su primera reunión y ha elegido a los 25 integrantes del Politburó, de donde han salido los siete -hasta ahora eran nueve- miembros del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de poder de China. Xi ha sido nombrado secretario general del PCCh entre estos. En realidad, el Comité Central más que elegir ha sancionado los nombramientos previamente decididos por los máximos dirigentes en activo y algunos jubilados.
Xi Jinping y los otros seis miembros del Comité Permanente han entrado poco antes de mediodía en el salón Oriental del Gran Palacio del Pueblo (Pekín) en fila india, por riguroso orden jerárquico, separados uno de otro apenas por metro y medio, se han detenido y han saludado desde la alfombra roja. Tras Xi Jinping, iban, por este orden, Li Keqiang (actualmente viceprimer ministro y previsto próximo primer ministro), Zhang Dejiang (también viceprimer ministro y jefe del partido en Chongqing), Yu Zhengsheng (jefe del partido en Shanghai), Liu Yunshan (ministro de Propaganda), Wang Qishan (viceprimer ministro y responsable de la Comisión Central de Inspección de la Disciplina) y Zhang Gaoli (jefe del partido en Tianjin). Todos ellos, vestidos con traje oscuro y corbata de tonos rojos, salvo Wang Qishan, con corbata de tonos azules. Detrás, les arropaba un mural de la Gran Muralla serpenteante sobre las montañas.
Los siete miembros del Comité Permanente han salido ante las cámaras en fila india y por riguroso orden jerárquico
Xi Jinping se ha dirigido a continuación al atril y se ha comprometido a luchar contra la corrupción y construir una "vida mejor" para todos los chinos. "Nuestro partido está dedicado a servir al pueblo. Ha conducido al pueblo en la consecución de logros reconocidos mundialmente, y tenemos todas las razones para estar orgullosos de estos logros", ha dicho. "Pero no somos condescendientes, y nunca nos dormiremos en nuestros laureles. Bajo las nuevas condiciones, nuestro partido se enfrenta a muchos desafíos difíciles, y hay también muchos problemas urgentes en el partido que resolver; en particular, la corrupción, estar separados de la gente y seguir las formalidades y la burocracia causada por algunos funcionarios del partido", ha afirmado ante decenas de cámaras de televisión y cientos de periodistas. "Debemos hacer todos los esfuerzos para resolver estos problemas. Todo el partido debe estar en alerta completa". La corrupción es una de las principales causas de descontento de la población en China y fuente de numerosas protestas.
Durante su intervención, Xi ha sonreído repetidas veces, y, mientras hablaba, ha mirado a su izquierda y su derecha como un orador experimentado. Una imagen muy distinta a la hierática de su predecesor, Hu Jintao, y la del predecesor de este, Jiang Zemin.
El futuro presidente ha presentado uno a uno a los miembros del Comité Permanente, quienes, al ser citados, han dado un paso al frente y han saludado. Xi ha tenido durante todo el acto, que ha durado 20 minutos, un aire relajado, y parecía entusiasmado por su nuevo trabajo.
Los 1.300 millones de ciudadanos chinos han tenido oportunidad de conocer así quiénes son los siete hombres que regirán el destino del país durante los próximos cinco años de la hoy segunda economía del mundo. Xi Jinping y Li Keqiang ocuparán la jefatura del Estado y del Gobierno, respectivamente, durante dos mandatos de cinco años si no hay ningún contratiempo, igual que han hecho Hu Jintao y Wen Jiabao, que les darán el relevo en la sesión anual del Parlamento en marzo del año que viene.
Xi, un protegido del expresidente Jiang Zemin, llega al poder con una posición fuerte, ya que Hu le ha traspasado también la presidencia de la Comisión Militar Central, que controla el Ejército Popular de Liberación, integrado por 2,3 millones de personas. Jiang retuvo el cargo dos años después de haberle entregado a Hu Jintao el testigo de secretario general del PCCh.
El Comité Permanente está compuesto por un mezcla de conservadores y reformistas cautos como el propio Xi Jinping y Li Keqiang, lo que presagia que encontrarán más fácil llevar a cabo reformas económicas que políticas. La posición de Zhang Dejiang en tercer lugar en el paseíllo presagia que será nombrado presidente de la Asamblea Popular Nacional.
Muchos expertos, tanto dentro como fuera de China, consideran que el modelo económico chino, muy basado en la inversión y las exportaciones, se ha agotado. Pekín es consciente y quiere bascular hacia un modelo más ligado al consumo doméstico y con un sector privado robusto, que compita en igualdad de condiciones con las empresas estatales, que actualmente gozan de muchos privilegios Esta será tarea de Xi Jinping y su equipo. Pero, ¿en qué es diferente Xi de Hu? Roderick MacFarquhar, profesor en la Universidad de Harvard especialista en China, asegura que ni él ni "probablemente la mayoría de los chinos" lo saben. Para añadir a continuación: "Es diferente a Hu en que es un 'príncipe' y forma parte de la generación que creció durante la Revolución Cultural (1966-1976). Eso significa que debería tener más confianza en sí mismo que Hu y una comprensión de primera mano de los problemas rurales; pero si las tendrá o no en la práctica, es algo que uno no sabe". En cualquier caso, MacFarquhar cree que, en una dirección colegiada resultado de pugnas y equilibrios de poder como es la del PCCh, aunque Xi resultase ser un reformista encubierto, "su margen de maniobra es muy pequeño".
La quinta generación de líderes chinos -tras las de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao- tendrá que hacer frente a una larga lista de desafíos: la corrupción, un entorno económico complejo debido a la crisis global, unas relaciones tensas con sus vecinos asiáticos, la degradación medioambiental, la crisis de Tíbet, y, en particular, la necesidad de reformas económicas y políticas, que permitan seguir creciendo a China a un fuerte ritmo y respondan a las crecientes demandas de una población cada vez más exigente con sus dirigentes.
Entre los siete miembros del nuevo Comité Permanente, no hay ninguna mujer, y entre los 25 del Politburó, solo hay dos: Liu Yandong, consejera de Estado, y Sun Chunlan, jefa del partido en la provincia de Fujian. Mao dijo en una ocasión que 'la mujer sostiene la mitad del cielo'. El mensaje no ha calado aún en los órganos de poder chinos.
Tampoco están en el Comité Permanente dos políticos con credenciales reformistas: Li Yuanchao, responsable del departamento de organización del PCCh, y Wang Yang, secretario del partido en Guangdong. Ambos son hombres cercanos a Hu Jintao. Wang Yang es aún joven -52 años-, por lo que podría entrar en el Comité Permanente en 2017.
Según los analistas, la reducción de nueve a siete miembros en el Comité Central puede generar una mayor cohesión en el proceso de toma de decisiones y permitir una implementación más rápida de los cambios de políticas. La edad media de los integrantes del comité es 63,4 años.
Los 2.270 delegados del congreso aprobaron también el informe presentado por Hu Jintao en la sesión inaugural, que fija como objetivo duplicar el PIB (producto interior bruto) y los ingresos per cápita, tanto de la población urbana como de la rural, para 2020 con respecto a 2010. Desde la reforma de Deng Xiaoping, los dirigentes chinos se han comprometido a duplicar el tamaño de su economía cada 10 años.
Xi Jinping es hijo de un líder revolucionario, Xi Zhongxun, que fue viceprimer ministro con Mao entre 1959 y 1962. Está casado con la popular cantante de ópera Peng Liyuan, miembro del Ejército Popular de Liberación. Tienen una hija, Xi Mingze, que estudia en Harvard.
El camino hacia el 18 congreso que ha encumbrado a la quinta generación ha estado marcado por las luchas de poder y el mayor escándalo político que vive China desde las divisiones internas en el PCCh durante las manifestaciones de Tiananmen, en 1989: la caída de Bo Xilai, exsecretario del partido en la municipalidad de Chongqing, acusado de corrupción y pretender ocultar el asesinato de un ciudadano británico por parte de su esposa.
Hu Jintao advirtió durante el discurso de apertura del congreso que el Partido Comunista Chino corre el riesgo de desmoronarse si no es capaz de eliminar la corrupción. "Si no somos capaces de gestionar bien este problema, podría ser fatal para el partido y causar incluso el derrumbe del partido y la caída del Estado", dijo. Xi Jinping ha hecho suyo el mensaje.