San Lorenzo no pudo con el pobre Unión
San Lorenzo y Unión amagaron con un partidazo pero, más allá de los goles, el empate 2-2 no le sirvió a ninguno. Tras 90 minutos intensos pero caóticos, ambos continúan en zona de descenso.
En Santa Fe se vieron las caras dos equipos que venían de presentes bien enfrentados. Por un lado San Lorenzo, que había metido su primera victoria del ciclo Pizzi (y por goleada) y, del otro, un Unión hundido en lo profundo de la tabla, sin victorias en el campeonato. Hasta ahí las diferencias, porque lo que mostraron ambos en la cancha fue bastante parecido… En un juego de ida y vuelta permanente, pero bastante caótico, el empate 2-2, aunque insuficiente, terminó siendo justo para dos equipos que supieron meterla (pero también errar chances) y se mantienen en la zona roja de los promedios.
De entrada nomás, como en un déja vú de lo que había pasado en el Bajo Flores el fin de semana, lo bajaron a Kalinski en el área y Stracqualursi abrió el partido de penal para el Ciclón (en el festejo, Traka mostró un tatuaje de Colón y hubo bronca). Sin embargo, no pasó mucho antes de que Franzoia culminara una buena jugada tatengue y pusiera todo como al principio.
Ahí el partido entró en una meseta y lo que parecía iba a ser un festival de goles se transformó en un match anárquico, con muchas imprecisiones y poco pie en la mitad de la cancha. Migliore le había sacado una ocasión bárbara a Chiapello pero, cuando moría el PT, a Bruno Bianchi le quedó mansita para romperle el arco al Loco. Pero en ese sinuoso camino que transitó el partido, ni bien arrancó el complemento, Bordagaray (devuelto a la titularidad por Pizzi) volvió a empatarlo, tras un error en el fondo de Unión.
Pizzi movió el banco para buscar los tres puntos y pudo ganarlo con un zapatazo de Nico Bianchi, pero esta vez Perafán se lució para rechazar. El punto no le sirve a ninguno. Unión sigue hundido en la mala y, lo decretó su gente, en la próxima (sin Maidana, expulsado en el final) tiene que cambiar la cara en el clásico con Colón. Los de Pizzi deberán hacerse fuertes en su feudo para intentar escapar de una vez de su peligrosa situación.
