Salida de jefe de la CIA levanta dudas sobre ataque en Bengasi
Washington, AFP / EFE
Una vez más, un escándalo amoroso sacude la política estadounidense y le costó el puesto al director de la CIA, David Petraeus, trayendo a la memoria otros casos de faldas que acabaron en dimisión como el del exsenador John Edwards o el del exgoberanador de Nueva York Eliot Spitzer.
Su dimisión al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pocos días después de los comicios generales en EE. UU., genera interrogantes y especulaciones en círculos políticos, sobre todo en lo que se refiere a posibles brechas de seguridad y la eventualidad de un chantaje.
La renuncia tiene lugar en medio de críticas de varios líderes conservadores sobre el manejo que ha dado la administración Obama del tema del ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi (Libia) y exigencias sobre cómo y por qué ocurrió.
Algunos líderes republicanos del Congreso sugieren que, al irse, Petraeus evitó explicar la respuesta del Gobierno al atentado del pasado 11 de setiembre en Bengasi, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.
Hasta ahora, poco se sabe del amorío de Petraeus y de su amante, identificada como su biógrafa Paula Broadwell.
El escándalo se destapó después de que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) empezara a vigilar los correos electrónicos de Petraeus, para investigar si ella tuvo acceso indebido a la cuenta personal del general jubilado.
Se desconoce si Broadwell, graduada de la academia militar de West Point y reservista del Ejército, ha sido interrogada por el FBI y ella no ha hecho declaraciones públicas.
El diario The New York Times informó ayer, con fuentes anónimas del Congreso y del Gobierno, que el FBI descubrió la relación al investigar quejas de supuesto acoso por parte de Broadwell.
En declaraciones a la cadena televisiva CNN, el general retirado del Ejército, Mark Kimmit, manifestó que no hay pruebas de una conspiración y que la investigación “determinará los hechos”.
Petraeus “hizo lo honorable al renunciar” y, debido a sus logros en el campo de batalla, mantendrá su legado “aunque con algún daño”, aventuró Kimmit.
A rendir cuentas. Algunos republicanos apoyan emitir una citación judicial contra Petraeus para obligarlo a dar testimonio sobre el ataque a Bengasi si la CIA se niega.
“Espero que no tengamos que emitir una citación judicial contra un general de cuatro estrellas y exdirector de la CIA. Espero que él vaya de forma voluntaria”, dijo el legislador republicano por Carolina del Sur, Trey Gowdy, en declaraciones a la cadena Fox News.
Por su parte, el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara baja, Peter King, aseguró a CNN que solo Petraeus tiene ciertas respuestas como “testigo absolutamente esencial” y si no da testimonio el jueves, “tendrá que hacerlo muy pronto después”.
El director interino de la CIA, Michael Morell, será quien acuda a las audiencias a puerta cerrada en los comités de Inteligencia de ambas cámaras del Congreso.
Al menos seis comités legislativos investigan el atentado en Bengasi. El Congreso ha programado cinco audiencias a puerta cerrada a lo largo de la otra semana.
Una vez más, un escándalo amoroso sacude la política estadounidense y le costó el puesto al director de la CIA, David Petraeus, trayendo a la memoria otros casos de faldas que acabaron en dimisión como el del exsenador John Edwards o el del exgoberanador de Nueva York Eliot Spitzer.
Su dimisión al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pocos días después de los comicios generales en EE. UU., genera interrogantes y especulaciones en círculos políticos, sobre todo en lo que se refiere a posibles brechas de seguridad y la eventualidad de un chantaje.
La renuncia tiene lugar en medio de críticas de varios líderes conservadores sobre el manejo que ha dado la administración Obama del tema del ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi (Libia) y exigencias sobre cómo y por qué ocurrió.
Algunos líderes republicanos del Congreso sugieren que, al irse, Petraeus evitó explicar la respuesta del Gobierno al atentado del pasado 11 de setiembre en Bengasi, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.
Hasta ahora, poco se sabe del amorío de Petraeus y de su amante, identificada como su biógrafa Paula Broadwell.
El escándalo se destapó después de que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) empezara a vigilar los correos electrónicos de Petraeus, para investigar si ella tuvo acceso indebido a la cuenta personal del general jubilado.
Se desconoce si Broadwell, graduada de la academia militar de West Point y reservista del Ejército, ha sido interrogada por el FBI y ella no ha hecho declaraciones públicas.
El diario The New York Times informó ayer, con fuentes anónimas del Congreso y del Gobierno, que el FBI descubrió la relación al investigar quejas de supuesto acoso por parte de Broadwell.
En declaraciones a la cadena televisiva CNN, el general retirado del Ejército, Mark Kimmit, manifestó que no hay pruebas de una conspiración y que la investigación “determinará los hechos”.
Petraeus “hizo lo honorable al renunciar” y, debido a sus logros en el campo de batalla, mantendrá su legado “aunque con algún daño”, aventuró Kimmit.
A rendir cuentas. Algunos republicanos apoyan emitir una citación judicial contra Petraeus para obligarlo a dar testimonio sobre el ataque a Bengasi si la CIA se niega.
“Espero que no tengamos que emitir una citación judicial contra un general de cuatro estrellas y exdirector de la CIA. Espero que él vaya de forma voluntaria”, dijo el legislador republicano por Carolina del Sur, Trey Gowdy, en declaraciones a la cadena Fox News.
Por su parte, el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara baja, Peter King, aseguró a CNN que solo Petraeus tiene ciertas respuestas como “testigo absolutamente esencial” y si no da testimonio el jueves, “tendrá que hacerlo muy pronto después”.
El director interino de la CIA, Michael Morell, será quien acuda a las audiencias a puerta cerrada en los comités de Inteligencia de ambas cámaras del Congreso.
Al menos seis comités legislativos investigan el atentado en Bengasi. El Congreso ha programado cinco audiencias a puerta cerrada a lo largo de la otra semana.