El voto femenino, clave en Virginia, se debate entre Romney y Obama

Eva Sáiz
Tyson Corner, El País
En el centro comercial de Tyson Corner, el más grande del área comprendida entre Washington y el norte de Virginia, la política no es el principal tema de conversación. Entre su clientas -jubiladas, profesionales que aprovechan la pausa en el trabajo para hacer unas compras rápidas, amas de casa que alargan la mañana antes de recoger a los niños del colegio o madres que optan por la frialdad de los escaparates en lugar del frío de la calle para pasear a sus bebés- la charla se centra casi exclusivamente en la preparación de la Navidad. Sin embargo, cuando se les pregunta por la campaña presidencial, nadie se muestra indiferente. En Virginia, uno de los Estados clave de cara a las elecciones, las mujeres están muy concienciadas y saben que su voto puede decantar el color de ese Estado.


En Virginia, uno de los Estados clave de cara a las elecciones, las mujeres están muy concienciadas y saben que su voto puede decantar el color de ese Estado

“No ha habido un solo día en el que alguno de los candidatos o sus esposas no se haya pasado por aquí”, asegura Nancy Bochendahl, ingeniera de telecomunicaciones. “Hace cuatro años el voto femenino favoreció a Obama y creo que aquí, en el norte de Virginia, tampoco lo perderá esta vez”, razona.

En todos los estados clave, pero especialmente en Virginia, las campañas de ambos candidatos han redoblado sus esfuerzos por atraer al electorado femenino, en concreto en barrios de clase media del extrarradio, como los de los condados de Fairfax y Lindone, de donde son la mayoría de las compradoras del centro comercial de Tyson Corner. En Virginia, las mujeres representan el 51% de la población y el 54% de los votantes registrados. En 2008, Barack Obama ganó el respaldo femenino por siete puntos de diferencia frente a John McCain, una ventaja que le ayudó a vencer en ese Estado, que jamás había elegido a un presidente demócrata desde 1964. Las últimas encuestas otorgan a Romney una ligera ventaja gracias al apoyo del votante varón y blanco, pero el último sondeo publicado por The Washington Post este fin de semana situaba al presidente dentro del 4% del margen de error.

“Obama necesita desesperadamente el apoyo de las mujeres porque no es popular entre los hombres, por eso se empeña en asegurar que los derechos de la mujer están en peligro. Romney, sin embargo, ofrece el mismo mensaje a todo el mundo: ‘Voy a mejorar la economía’. Por eso votaré por él”, afirma Fanny O’Higgins, jubilada, mientras vigila a su nieta y a la joven hispana que la cuida y que va cargada de bolsas.

Los derechos de la mujer han cobrado especial protagonismo en la vida política de Virginia. En enero, su gobernador, el republicano Bob McDonnell, aprobó una ley que exige a las mujeres que quieran abortar que se sometan previamente a una prueba de ultrasonido. “En Virginia hay una verdadera guerra contra la mujer. Yo no quiero que el Gobierno o Romney decida sobre mi cuerpo”, se cuestiona Linda Stellekgaard, técnica informática e indecisa. “Desde el punto de vista social me identifico con Obama, sí, pero creo que la economía es muy importante”, concluye. “A mí me encantaría una mezcla de ambos, la seriedad económica de Romney y la defensa de los derechos de la mujer de Obama, pero aún no sé qué pesará más en mi decisión el próximo martes”, reconoce Karen Kurzega, afroamericana y orientadora social.

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