El G-20 se pronuncia a favor de más cintura en el ajuste
Los grandes países desarrollados y emergentes dicen que evitarán que los recortes dañen en exceso el crecimiento
Luis Prados
México, El País
Las mayores economías del mundo desarrolladas y emergentes integradas en el G-20 se pronunciaron en México a favor de una mayor flexibilidad en las políticas de austeridad y de ajuste presupuestario que llevan a cabo en lugar de insistir en el riesgo de que la medicina de la austeridad acabe por matar al paciente.
Los ministros de Economía y Finanzas de los países del G-20 expresaron su preocupación de que los objetivos de recorte de déficits en las economías desarrolladas para el fin del año que viene hagan aún más difícil la salida de la crisis. “Garantizaremos que el ritmo de la consolidación fiscal sea el apropiado para asegurar el crecimiento”, afirma el comunicado final redactado por los ministros.
En este contexto de dotarse de mayor espacio de maniobra en el control del déficit, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, aseguró en conferencia de prensa que ningún país había presionado a España para que solicite el rescate, tema que, dijo, ni tan siquiera se había mencionado en la reunión. “Presiones de ningún tipo, ni las ha habido ni España las hubiera aceptado”, afirmó.
El ministro valoró positivamente el plan del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda de los países más afectados por las turbulencias que soliciten un rescate a sus socios europeos y cumplan las condiciones que se impongan. Destacó que el Gobierno considera que el “tema fundamental es disipar las dudas sobre el futuro del euro”, por ser nuestro país el más desfavorecido por esa incertidumbre. Añadió que España ha cerrado sus “necesidades de financiación para este año” y cuenta con una “situación de liquidez bastante holgada”. “Todo lo que sea eliminar esas dudas, a España le viene bien. El Gobierno está haciendo esfuerzos en el saneamiento bancario, ajuste presupuestario, reformas estructurales y contribuyendo a eliminar los fallos que había en el entramado institucional del euro, para que esas dudas desaparezcan”, añadió.
El fraseo del comunicado del G-20 parece indicar una reconsideración de los objetivos fijados en la cumbre de Toronto del año 2010 cuando la economía global parecía estar en vías de solución tras la crisis desatada dos años antes. Ahora, dada la desaceleración del crecimiento mundial, aquellos objetivos parecen fuera del alcance de la mayoría de los países empezando por Estados Unidos. En Toronto los líderes del G-20 se comprometieron a estabilizar la deuda pública en la mayoría de los países para el año 2016 y reducir a la mitad los déficits para final del ejercicio 2013.
“El crecimiento global permanece modesto y los riesgos de una marcha atrás son aún elevados, debido a posibles retrasos en la compleja implementación de recientes anuncios realizados en Europa, una aguda contracción fiscal en EE UU, la garantía de financiación del presupuesto para este año en Japón y un crecimiento más débil en algunas economías emergentes”, dice el comunicado.
El enfoque ahora, antes de la próxima reunión del G-20 que se celebrará en Moscú en el mes de febrero, parece más modesto y más realista. El comunicado admite que la economía global se enfrenta aún a grandes peligros, incluyendo la crisis en la Eurozona, problemas de financiación presupuestaria en Japón y el llamado precipicio fiscal de EE UU, consistente en la letal combinación de un recorte de 600.000 millones de dólares (469.141 millones de euros) y una subida de impuestos que entrarían en vigor de forma semiautomática si no hay un pacto que lo evite. El G-20 llama precisamente a un acuerdo bipartidista en el Congreso de EE UU para evitar ese escenario.
Mientras, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió en un comunicado de que “el contexto económico global sigue siendo difícil” y que “la frágil recuperación está en peligro”.
El ministro español, por su parte, comentó que habría que esperar al resultado de las elecciones presidenciales de hoy en EE UU para que se despejase ese panorama. Fuera del G-20, Guindos admitió que los últimos datos sobre la subida del desempleo y la caída de las afiliaciones a la Seguridad Social conocidos en España son “negativos” si bien, matizó, “este octubre ha sido menos malo que el de 2011”.
La reunión del G-20 celebrada en México no contó con algunos de los pesos pesados de la economía mundial como el secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, su colega brasileño, Guido Mantega, el presidente del BCE, Mario Draghi, o altos representantes del Gobierno de China.
Luis Prados
México, El País
Las mayores economías del mundo desarrolladas y emergentes integradas en el G-20 se pronunciaron en México a favor de una mayor flexibilidad en las políticas de austeridad y de ajuste presupuestario que llevan a cabo en lugar de insistir en el riesgo de que la medicina de la austeridad acabe por matar al paciente.
Los ministros de Economía y Finanzas de los países del G-20 expresaron su preocupación de que los objetivos de recorte de déficits en las economías desarrolladas para el fin del año que viene hagan aún más difícil la salida de la crisis. “Garantizaremos que el ritmo de la consolidación fiscal sea el apropiado para asegurar el crecimiento”, afirma el comunicado final redactado por los ministros.
En este contexto de dotarse de mayor espacio de maniobra en el control del déficit, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, aseguró en conferencia de prensa que ningún país había presionado a España para que solicite el rescate, tema que, dijo, ni tan siquiera se había mencionado en la reunión. “Presiones de ningún tipo, ni las ha habido ni España las hubiera aceptado”, afirmó.
El ministro valoró positivamente el plan del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda de los países más afectados por las turbulencias que soliciten un rescate a sus socios europeos y cumplan las condiciones que se impongan. Destacó que el Gobierno considera que el “tema fundamental es disipar las dudas sobre el futuro del euro”, por ser nuestro país el más desfavorecido por esa incertidumbre. Añadió que España ha cerrado sus “necesidades de financiación para este año” y cuenta con una “situación de liquidez bastante holgada”. “Todo lo que sea eliminar esas dudas, a España le viene bien. El Gobierno está haciendo esfuerzos en el saneamiento bancario, ajuste presupuestario, reformas estructurales y contribuyendo a eliminar los fallos que había en el entramado institucional del euro, para que esas dudas desaparezcan”, añadió.
El fraseo del comunicado del G-20 parece indicar una reconsideración de los objetivos fijados en la cumbre de Toronto del año 2010 cuando la economía global parecía estar en vías de solución tras la crisis desatada dos años antes. Ahora, dada la desaceleración del crecimiento mundial, aquellos objetivos parecen fuera del alcance de la mayoría de los países empezando por Estados Unidos. En Toronto los líderes del G-20 se comprometieron a estabilizar la deuda pública en la mayoría de los países para el año 2016 y reducir a la mitad los déficits para final del ejercicio 2013.
“El crecimiento global permanece modesto y los riesgos de una marcha atrás son aún elevados, debido a posibles retrasos en la compleja implementación de recientes anuncios realizados en Europa, una aguda contracción fiscal en EE UU, la garantía de financiación del presupuesto para este año en Japón y un crecimiento más débil en algunas economías emergentes”, dice el comunicado.
El enfoque ahora, antes de la próxima reunión del G-20 que se celebrará en Moscú en el mes de febrero, parece más modesto y más realista. El comunicado admite que la economía global se enfrenta aún a grandes peligros, incluyendo la crisis en la Eurozona, problemas de financiación presupuestaria en Japón y el llamado precipicio fiscal de EE UU, consistente en la letal combinación de un recorte de 600.000 millones de dólares (469.141 millones de euros) y una subida de impuestos que entrarían en vigor de forma semiautomática si no hay un pacto que lo evite. El G-20 llama precisamente a un acuerdo bipartidista en el Congreso de EE UU para evitar ese escenario.
Mientras, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió en un comunicado de que “el contexto económico global sigue siendo difícil” y que “la frágil recuperación está en peligro”.
El ministro español, por su parte, comentó que habría que esperar al resultado de las elecciones presidenciales de hoy en EE UU para que se despejase ese panorama. Fuera del G-20, Guindos admitió que los últimos datos sobre la subida del desempleo y la caída de las afiliaciones a la Seguridad Social conocidos en España son “negativos” si bien, matizó, “este octubre ha sido menos malo que el de 2011”.
La reunión del G-20 celebrada en México no contó con algunos de los pesos pesados de la economía mundial como el secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, su colega brasileño, Guido Mantega, el presidente del BCE, Mario Draghi, o altos representantes del Gobierno de China.