Lagarde busca minimizar las diferencias con Alemania sobre los ajustes
La directora del FMI dice que el ritmo de los ajustes depende de cada país
El BCE discrepa de los cálculos del Fondo sobre el efecto de los recortes
MIGUEL JIMÉNEZ
Tokio, El País
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, trató de enfriar ayer las diferencias que han surgido en la asamblea del Fondo en relación con el ritmo de ajuste presupuestario. El FMI ha publicado un estudio según el cual los recortes dañan a la economía más de lo que se creía hasta ahora y Lagarde, basándose en eso, señaló que "a veces es mejor algo más de tiempo" para realizar los ajustes, a lo que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble replicó de inmediato.
Ayer, haciendo balance de la asamblea del Fondo, Christine Lagarde aseguró que "en realidad, lo que a veces se ha presentado como el desacuerdo es más una percepción que una realidad". Y siguió: "¿Qué se entiende por el ajuste fiscal? Bueno, todos reconocemos que es necesario un ajuste fiscal creíble a medio plazo en todas las economías avanzadas".
"El ritmo y el tipo de medidas, obviamente, deben ser calibrados en una base de país por país. Un programa de ajuste fiscal a lo largo de un período de tiempo no puede ser igual para todos. Tiene que ser ajustado a los parámetros de cada país, lo que depende de su ritmo de crecimiento, de la presión del mercado y depende del peso de la deuda y, por lo tanto, tiene que adaptarse muy específicamente a cada país", señaló la directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
Lagarde aseguró que finalmente hubo acuerdo pleno al respecto. Sin embargo, el debate sigue abierto. Y algunos han empezado a cuestionar la validez del estudio del economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, que dio origen a la polémica. El BCE es de los que creen que su metodología es discutible, al atribuir exclusivamente a los ajustes la desviación de la realidad sobre las previsiones de crecimiento iniciales realizadas por los economistas.
Diferencias sobre el desapalancamiento
El BCE también discrepa del contenido de otro de los informes estrella del Fondo, el de Estabilidad Financiera Global. En particular, discrepa sobre que el ritmo de desapalacamiento o reducción del crédito de la banca esté siendo y vaya a ser tan brusco como el departamento del español José Viñals lo retrata. "A finales del año pasado había un gran peligro de que el proceso de desapalancamiento se produjese desordenadamente, con consecuencias muy negativas para el crecimiento", dijo. "Ahora, en octubre de este año —creo, de verdad, que gracias a las dos LTRO (inyecciones de liquidez a tres años) que se produjeron— podemos decir que este proceso no ha sido desordenad. En realidad ha sido un proceso de desapalancamiento ordenado", añadió.
El BCE y el FMI, en todo caso, parecen condenados a entenderse, según sus discrepancias. Varios consejeros del banco central han dejado claro en Tokio que quieren que el FMI participe activamente para establecer la condicionalidad y vigilar su cumplimiento en aquellos países que pidan respaldo al fondo de rescate europeo para que el BCE compre su deuda en los mercados secundarios.
Mensaje de optimismo
El presidente del BCE, en todo caso, quiso lanzar ayer en Tokio un mensaje de confianza y aseguró que detecta "signos de prudente optimismo". "En los últimos tres meses, los mercados financieros parecen ser menos volátiles. Esto es probablemente debido no solo a las nuevas medidas anunciadas por el Consejo del Banco Central Europeo, como la OMT [el programa de compra de bonos], sino también porque los avances a escala nacional, a nivel europeo, se están reconociendo ". Además, dijo que "el proceso de recuperación de la competitividad está en marcha y está mejorando la competitividad de estos países" con problemas.
El BCE discrepa de los cálculos del Fondo sobre el efecto de los recortes
MIGUEL JIMÉNEZ
Tokio, El País
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, trató de enfriar ayer las diferencias que han surgido en la asamblea del Fondo en relación con el ritmo de ajuste presupuestario. El FMI ha publicado un estudio según el cual los recortes dañan a la economía más de lo que se creía hasta ahora y Lagarde, basándose en eso, señaló que "a veces es mejor algo más de tiempo" para realizar los ajustes, a lo que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble replicó de inmediato.
Ayer, haciendo balance de la asamblea del Fondo, Christine Lagarde aseguró que "en realidad, lo que a veces se ha presentado como el desacuerdo es más una percepción que una realidad". Y siguió: "¿Qué se entiende por el ajuste fiscal? Bueno, todos reconocemos que es necesario un ajuste fiscal creíble a medio plazo en todas las economías avanzadas".
"El ritmo y el tipo de medidas, obviamente, deben ser calibrados en una base de país por país. Un programa de ajuste fiscal a lo largo de un período de tiempo no puede ser igual para todos. Tiene que ser ajustado a los parámetros de cada país, lo que depende de su ritmo de crecimiento, de la presión del mercado y depende del peso de la deuda y, por lo tanto, tiene que adaptarse muy específicamente a cada país", señaló la directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
Lagarde aseguró que finalmente hubo acuerdo pleno al respecto. Sin embargo, el debate sigue abierto. Y algunos han empezado a cuestionar la validez del estudio del economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, que dio origen a la polémica. El BCE es de los que creen que su metodología es discutible, al atribuir exclusivamente a los ajustes la desviación de la realidad sobre las previsiones de crecimiento iniciales realizadas por los economistas.
Diferencias sobre el desapalancamiento
El BCE también discrepa del contenido de otro de los informes estrella del Fondo, el de Estabilidad Financiera Global. En particular, discrepa sobre que el ritmo de desapalacamiento o reducción del crédito de la banca esté siendo y vaya a ser tan brusco como el departamento del español José Viñals lo retrata. "A finales del año pasado había un gran peligro de que el proceso de desapalancamiento se produjese desordenadamente, con consecuencias muy negativas para el crecimiento", dijo. "Ahora, en octubre de este año —creo, de verdad, que gracias a las dos LTRO (inyecciones de liquidez a tres años) que se produjeron— podemos decir que este proceso no ha sido desordenad. En realidad ha sido un proceso de desapalancamiento ordenado", añadió.
El BCE y el FMI, en todo caso, parecen condenados a entenderse, según sus discrepancias. Varios consejeros del banco central han dejado claro en Tokio que quieren que el FMI participe activamente para establecer la condicionalidad y vigilar su cumplimiento en aquellos países que pidan respaldo al fondo de rescate europeo para que el BCE compre su deuda en los mercados secundarios.
Mensaje de optimismo
El presidente del BCE, en todo caso, quiso lanzar ayer en Tokio un mensaje de confianza y aseguró que detecta "signos de prudente optimismo". "En los últimos tres meses, los mercados financieros parecen ser menos volátiles. Esto es probablemente debido no solo a las nuevas medidas anunciadas por el Consejo del Banco Central Europeo, como la OMT [el programa de compra de bonos], sino también porque los avances a escala nacional, a nivel europeo, se están reconociendo ". Además, dijo que "el proceso de recuperación de la competitividad está en marcha y está mejorando la competitividad de estos países" con problemas.