¿Fue la Luna alguna vez parte de la Tierra?
Desde hace tiempo se cree que el satélite natural nació del impacto entre la Tierra y otro objeto celeste hace unos 4.500 millones de años.
Pero según esta teoría, la composición química lunar debería tener elementos distintos al de nuestro planeta, la del otro objeto, mientras que los datos confirman que la Luna tiene elementos muy similares a la Tierra.
Ahora dos nuevas hipótesis intentan confirmar que el satélite surgió enteramente de material desprendido por nuestro planeta.
Los modelos, propuestos por dos equipos estadounidenses del instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) y del Instituto de Investigación del Suroeste, afirman que la velocidad a la que la Tierra giraba en el momento del impacto era mucho más veloz de los que se creía y que debido a un choque con otro objeto se desprendieron materiales de nuestro planeta que, con el tiempo, formaron la Luna.
Las teorías, además, concuerdan con la química.
La "teoría del impacto gigante", hasta ahora ampliamente aceptada por la comunidad científica, fue formulada por primera vez en 1970 y sostiene que la Luna se formó de los restos que surgieron tras la colisión de la Tierra con un protoplaneta.
Pero estos modelos indican que gran parte de los desechos originados podrían pertenecer al protoplaneta, cuya composición probablemente era muy diferente a la de la Tierra.
Sin embargo, esto no concuerda con lo que se deduce de los análisis químicos disponibles. La estructura de los átomos de ambos cuerpos celestes es prácticamente idéntica.
Según puede leerse en uno de los nuevos trabajos, "los isótopos de oxígeno y titanio varían en gran medida en el Sistema Solar y se usan como 'huellas dactilares' de planetas y meteoritos. Los datos muestran que La Luna y la Tierra son 'gemelos isotópicos'".
El problema del viejo modelo es, por lo tanto, una cuestión química. Con él se explica tanto la masa de ambos cuerpos como sus órbitas y sus rotaciones, pero no su composición.
La velocidad a la que la Tierra giraba sobre su propio eje también es clave.
Hasta ahora se creía que, en el momento de la formación de la Luna, nuestro planeta giraba mucho más rápido que en la actualidad, y un día duraba tan solo cinco horas.
Pero a tal velocidad, un impacto con un objeto extraño no podría producir suficiente material para formar un objeto como la Luna.
Por eso, los nuevos modelos señalan que la Tierra daba una vuelta completa sobre sí misma en apenas dos horas.
El equipo pudo comprobar que, en un escenario con estas características, era posible que un grupo de desechos provenientes de nuestro planeta formase el satélite.
Después del impacto, la interacción gravitacional entre la Tierra y la Luna podría haberse desacelerado hasta alcanzar la velocidad actual.
El equipo de Robin Canup, del Instituto de Investigación del Suroeste, tuvo una aproximación distinta.
Sus simulaciones consistieron en colisiones entre la Tierra y objetos celestes de gran tamaño, a distintas velocidades.
En este caso, el equipo también pudo producir una Luna con una composición química idéntica a la tierra.
Ahora dos nuevas hipótesis intentan confirmar que el satélite surgió enteramente de material desprendido por nuestro planeta.
Los modelos, propuestos por dos equipos estadounidenses del instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) y del Instituto de Investigación del Suroeste, afirman que la velocidad a la que la Tierra giraba en el momento del impacto era mucho más veloz de los que se creía y que debido a un choque con otro objeto se desprendieron materiales de nuestro planeta que, con el tiempo, formaron la Luna.
Las teorías, además, concuerdan con la química.
Regreso a la vieja teoría
Este nueva explicación ha sido respaldada por dos recientes publicaciones en la prestigiosa revista científica Science.La "teoría del impacto gigante", hasta ahora ampliamente aceptada por la comunidad científica, fue formulada por primera vez en 1970 y sostiene que la Luna se formó de los restos que surgieron tras la colisión de la Tierra con un protoplaneta.
Pero estos modelos indican que gran parte de los desechos originados podrían pertenecer al protoplaneta, cuya composición probablemente era muy diferente a la de la Tierra.
Según puede leerse en uno de los nuevos trabajos, "los isótopos de oxígeno y titanio varían en gran medida en el Sistema Solar y se usan como 'huellas dactilares' de planetas y meteoritos. Los datos muestran que La Luna y la Tierra son 'gemelos isotópicos'".
El problema del viejo modelo es, por lo tanto, una cuestión química. Con él se explica tanto la masa de ambos cuerpos como sus órbitas y sus rotaciones, pero no su composición.
La velocidad a la que la Tierra giraba sobre su propio eje también es clave.
Hasta ahora se creía que, en el momento de la formación de la Luna, nuestro planeta giraba mucho más rápido que en la actualidad, y un día duraba tan solo cinco horas.
Pero a tal velocidad, un impacto con un objeto extraño no podría producir suficiente material para formar un objeto como la Luna.
Por eso, los nuevos modelos señalan que la Tierra daba una vuelta completa sobre sí misma en apenas dos horas.
Idéntica a la Tierra
Matija Cuk, del instituto SETI, y sus colegas realizaron simulaciones en las que la Tierra giraba sobre su eje en unas pocas horas antes del impacto, a diferencia de las 24 que demora ahora.El equipo pudo comprobar que, en un escenario con estas características, era posible que un grupo de desechos provenientes de nuestro planeta formase el satélite.
Después del impacto, la interacción gravitacional entre la Tierra y la Luna podría haberse desacelerado hasta alcanzar la velocidad actual.
El equipo de Robin Canup, del Instituto de Investigación del Suroeste, tuvo una aproximación distinta.
Sus simulaciones consistieron en colisiones entre la Tierra y objetos celestes de gran tamaño, a distintas velocidades.
En este caso, el equipo también pudo producir una Luna con una composición química idéntica a la tierra.