Combates aumentan en histórica zona de siria Aleppo

Beirut, EP
Los incendios que destruyeron gran parte de un mercado medieval se han propagado a otras zonas de la Ciudad Vieja de Aleppo, patrimonio de la humanidad, mientras los rebeldes y las fuerzas del Gobierno luchan por el casco antiguo de la ciudad más grande de Siria, dijeron el lunes activistas de la oposición.


Los rebeldes anunciaron la semana pasada un nuevo intento por tomar la ciudad, donde viven 2,5 millones de personas y que hasta julio permanecía firmemente bajo el control del presidente Bashar al-Assad.

En momentos en que las fuerzas del Gobierno retienen la ciudadela medieval en el corazón de la Ciudad Vieja, según los rebeldes, los combates que ya se han cobrado más de 30.000 vidas en toda Siria parecían ir encaminados a destruir también más tesoros culturales.

"Los rebeldes controlan ahora más del 90 por ciento de la Ciudad Vieja", dijo Amir, un activista de la oposición que trabaja con las brigadas rebeldes.

Aunque señaló que estaban luchando por retener su posición bajo un fuerte fuego de artillería.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que cuenta con una red de activistas en toda Siria, dijo que al menos 100 personas murieron el lunes en todo el país, entre ellas 18 miembros de las fuerzas de seguridad, que perdieron la vida en una emboscada contra un convoy que se dirigía desde Homs, en el centro del país, a Palmira, ubicada en una zona desértica, al este.

En Aleppo, Amir dijo que los rebeldes aún tenían bajo su mando el Zoco al-Madina, un mercado cubierto de 13 kilómetros de callejuelas de piedra abovedadas y fachadas de madera tallada que solía ser una importante atracción turística.

Los incendios que han dañado o destruido más de 1.500 locales comerciales han sido extinguidos, dijo Amir, pero ahora han aparecido nuevos focos en los mercados de Zahrawi, Aqaba y Bab Al Nasr.

Columnas de humo negro se elevaban desde muchos distritos, y se podían escuchar los disparos.

Los rebeldes son susceptibles a las insinuaciones de que habrían llevado el conflicto a uno de los más grandes centros históricos y culturales de Siria.

Aleppo fue antiguamente la última parada antes de Europa para los comerciantes que realizaban la antigua Ruta de la Seda procedentes de Asia.

"Es lucha urbana. No puedo culpar de los incendios a ninguno de los bandos específicamente", dijo Amir a través de Skype.

"VENENO DEL TERRORISMO"

La guerra, que ya se extiende por 18 meses, ha enfrentado a la minoritaria secta alauita, a la que pertenece Assad, contra los rebeldes, provenientes de la mayoría sunita, y ha agitado las tensiones sectarias en Oriente Medio y dividido a las potencias mundiales.

En un discurso ante la Asamblea General de la ONU, el canciller sirio, Walid al-Moualem, acusó a Estados Unidos, Francia, Qatar, Arabia Saudita y Turquía, estos últimos tres países de mayoría suní, de apoyar el terrorismo, al proporcionar armas y dinero a los rebeldes.

El ministro de Relaciones Exteriores sirio dijo además que los pedidos de dimisión contra Assad son una "interferencia flagrante".

Estos cinco países han negado proporcionar armas a los rebeldes, a pesar de que algunos sí han brindado apoyo logístico, como equipos de comunicaciones.

Sin embargo, fuentes en el Golfo Pérsico dijeron a Reuters en julio que Turquía había establecido una base secreta con Arabia Saudita y Qatar para dirigir ayuda militar y de comunicaciones a los rebeldes.

En conversaciones con Moualem, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, "se expresó en los términos más duros sobre las continuas matanzas, la destrucción masiva, los abusos a los derechos humanos y los ataques aéreos y de artillería cometidos por el Gobierno", dijo el portavoz de Ban.

Assad ha calificado el levantamiento en Siria como una conspiración de los musulmanes sunitas, lo que según muchos sirios es una táctica para disuadir a grupos minoritarios de unirse a la revuelta. Los ataques en venganza son comunes en Siria.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que Mohammad al-Assad, uno de los fundadores destacado de los grupos "shabbiha", que se iniciaron como redes de contrabando en la década de 1980 y que se han convertido en milicias pro-Assad, fue gravemente herido el fin de semana.

CICLO DESTRUCTIVO

La insurrección que se vive en Siria ha desarrollado su propio ciclo destructivo. Cuando los rebeldes, provistos de armas ligeras, lanzan una ofensiva, las fuerzas gubernamentales responden con artillería hasta que los combatientes y los civiles son expulsados de las áreas atacadas.

Sin embargo, los rebeldes suelen volver nuevamente de donde fueron expulsados y se reinicia el ciclo, lo que entrega sombrías perspectivas para lo que pueda suceder en la Ciudad Vieja de Aleppo, donde los incendios del fin de semana estuvieron cerca de alcanzar la Gran Mezquita, que cuenta con áreas que datan de hace unos 1.000 años.

La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, dijo que, como signataria en 1954 de la Convención de La Haya para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado, Siria está obligada a salvaguardar su herencia cultural de los estragos de la guerra.

"El sufrimiento humano causado por esta situación ya es extremo", dijo en un comunicado. "Que los combates estén ahora destruyendo la herencia cultural que rinde testimonio a la historia milenaria del país - valorada y admirada en todo el mundo - lo hace incluso más trágico", afirmó.

Un visitante en la Ciudad Vieja, que pidió no ser identificado, dijo que los incendios, que empezaron el sábado, fueron un efecto colateral de los combates en la medina, famosa por sus sedas.

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