ANÁLISIS / Obama vuelve a ser Obama
Obama apareció seguro y presidencial, especialmente en su intervención sobre Libia
Antonio Caño
Washington, El País
Barack Obama ganó el debate de esta noche y, probablemente, consiguió reequilibrar una carrera que en los últimos días se había decantado a favor de Mitt Romney.
El presidente ofreció una imagen completamente diferente a la del anterior debate en Denver, en el que sufrió una clara derrota. Mucho más agresivo, inspirado y concentrado, Obama defendió con convicción su gestión y una visión para un segundo mandato. Estuvo muy por encima de su contrincante en algunos duelos importantes, como el de la supuesta responsabilidad del Gobierno en el ataque en el que murió el embajador norteamericano en Libia, y sacó a relucir, sin desproporcionada vehemencia, los peores traspiés cometidos por Romney durante la campaña, como el del video del 47%.
Obama acusó al candidato republicano de proponer una política fiscal que favorece a los ricos y, sin excederse en el tono, lo definió como un elitista alejado de las preocupaciones de la clase media. “Mi plan de pensiones es inferior al suyo”, le contestó en un momento del debate.
El presidente obtuvo mejor nota también en el tiempo dedicado al tema de la inmigración, que por primera vez aparece en un debate de esta campaña. En todo momento, Obama apareció seguro y presidencial, especialmente en su intervención sobre Libia.
Romney mantuvo, no obstante, un buen todo durante toda la noche, excepto en el intercambio sobre Libia. Salió relativamente bien de una pregunta difícil sobre sus diferencias con George W. Bush, y consiguió presentar sus propuestas de futuro, sin detalles, pero de forma más que correcta. No sufrió, ni mucho menos, una paliza semejante a la de Obama en Denver.
Por esa razón, es probable que este debate no tenga tanto impacto en las encuestas como aquel. Obama ha enderezado el rumbo y ha demostrado algunas cualidades por las que merece la reelección. Pero todo indica que la campaña seguirá igualada hasta el mismo 6 de noviembre.
Antonio Caño
Washington, El País
Barack Obama ganó el debate de esta noche y, probablemente, consiguió reequilibrar una carrera que en los últimos días se había decantado a favor de Mitt Romney.
El presidente ofreció una imagen completamente diferente a la del anterior debate en Denver, en el que sufrió una clara derrota. Mucho más agresivo, inspirado y concentrado, Obama defendió con convicción su gestión y una visión para un segundo mandato. Estuvo muy por encima de su contrincante en algunos duelos importantes, como el de la supuesta responsabilidad del Gobierno en el ataque en el que murió el embajador norteamericano en Libia, y sacó a relucir, sin desproporcionada vehemencia, los peores traspiés cometidos por Romney durante la campaña, como el del video del 47%.
Obama acusó al candidato republicano de proponer una política fiscal que favorece a los ricos y, sin excederse en el tono, lo definió como un elitista alejado de las preocupaciones de la clase media. “Mi plan de pensiones es inferior al suyo”, le contestó en un momento del debate.
El presidente obtuvo mejor nota también en el tiempo dedicado al tema de la inmigración, que por primera vez aparece en un debate de esta campaña. En todo momento, Obama apareció seguro y presidencial, especialmente en su intervención sobre Libia.
Romney mantuvo, no obstante, un buen todo durante toda la noche, excepto en el intercambio sobre Libia. Salió relativamente bien de una pregunta difícil sobre sus diferencias con George W. Bush, y consiguió presentar sus propuestas de futuro, sin detalles, pero de forma más que correcta. No sufrió, ni mucho menos, una paliza semejante a la de Obama en Denver.
Por esa razón, es probable que este debate no tenga tanto impacto en las encuestas como aquel. Obama ha enderezado el rumbo y ha demostrado algunas cualidades por las que merece la reelección. Pero todo indica que la campaña seguirá igualada hasta el mismo 6 de noviembre.