Ocho claves deciden las elecciones
Los temas económicos serán importantes en la campaña que concluye el 6 de noviembre, pero también asuntos sociales como la sanidad o el aborto
Yolanda Monge / David Alandete
Washington, El País
Estados Unidos es un país polarizado ante los grandes temas, asuntos que surgen inevitablemente como grandes cuestiones de campaña en cada elección presidencial. Temas como el aborto o los impuestos son recurrentes. Otros, como el matrimonio homosexual o la reforma sanitaria, tienen en esta ocasión mayor relevancia debido a la agenda legislativa del presidente. Pero el 6 de noviembre, cuando los ciudadanos vayan a votar, habrá dos asuntos de vital importancia en sus mentes: el desempleo y el déficit.
Empleo. Mitt Romney proclamó en su discurso de aceptación de la nominación republicana en Tampa (Florida) que “América necesita muchos trabajos”. Prometió crear 12 millones de empleos en una economía con un 8,3% de paro. El candidato dice que los requisitos para ello son reducir el gasto público a un 20% del PIB y reducir los impuestos a la renta de las empresas de un máximo del 35% al 25%. Barack Obama presentó hace un año al Congreso la Ley para el Empleo en América. Con esa legislación, paralizada en el Capitolio, pretende ampliar el mercado de trabajo en dos millones de personas.
Déficit. Uno de los cimientos de la campaña de Romney es el de eliminar el déficit público, de 15,8 billones de dólares. El candidato republicano ha hecho promesas diversas, a veces no coincidentes. En campaña de primarias dijo que eliminaría la deuda en 2020. En agosto, sin embargo, su campaña rebajó esas aspiraciones, y matizó que reduciría el gasto en 500.000 millones de dólares al año de aquí a 2016. Obama ha sido atacado por numerosos políticos republicanos por haber aprobado un paquete de estímulo económico de 787.000 millones de dólares. En 2011 pidió aumentar el límite de endeudamiento del Gobierno, algo a lo que se opusieron los republicanos en el Congreso. EE UU quedó al borde del impago de sus deudas, lo que provocó una degradación de su valoración crediticia.
Reforma sanitaria. La reforma del sistema de salud de EE UU se ha ido aplazando en diversas presidencias hasta que Obama firmó la ley que la hizo posible, obligando a la inmensa mayoría de los norteamericanos a adquirir seguro médico. El aspirante republicano a la presidencia ha prometido revocarla. Uno de los puntos clave en estas elecciones es el relativo al seguro médico público para mayores, Medicare. Tanto Obama como Romney han dicho que lo quieren “preservar”, en una clara apelación al voto de los jubilados, decisivo en Estados como Florida. Sin embargo, Ryan, número dos republicano, ha introducido en el Congreso numerosas propuestas para reformarlo y someterlo a duros recortes.
Política exterior. Obama cumplió dos de los principales objetivos que se marcó como candidato: ordenar el repliegue militar en Irak y Afganistán. Paralelamente, el presidente ha mantenido una doctrina claramente multilateral, de toma de decisiones a través de foros internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU. Su retórica respecto a Irán ha sido notablemente menos belicosa que la de Bush, aunque eso no ha servido para que el régimen de los ayatolás persista en su programa nuclear. Romney ha sido el primer republicano desde 1952 que ha aceptado la nominación de su partido sin mencionar la palabra “guerra”. Como candidato, Romney ha visitado Israel, donde se comprometió a estrechar la alianza entre Tel Aviv y Washington frente a la amenaza de Irán.
Inmigración. Lejos de acometer una reforma migratoria, como le han pedido numerosos grupos hispanos, el presidente Obama se ha limitado a detener las deportaciones de un millón de sin papeles menores de 30 años. Si logra un segundo mandato, es probable que el presidente abra la vía a una reforma del sistema migratorio al nivel de la que hizo Ronald Reagan, abriendo así el camino de la legalización a una gran parte de los 12 millones de indocumentados del país. Romney, por su parte, ha defendido una idea que ha acuñado como “autodeportación”. En enero, en un debate, dijo que favorece una política que haga imposible a los indocumentados encontrar empleo en EE UU, “para que finalmente decidan que las cosas les irán mejor en sus países, ya que no encuentran trabajo aquí”.
Matrimonio homosexual. El pasado mes de mayo, el presidente Obama dijo que creía que “las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”. Su Administración había dejado de defender previamente en los tribunales la ley que prohíbe las uniones entre personas del mismo sexo a nivel federal. La suya es la Administración que más se ha alineado con las demandas de libertades civiles por parte del colectivo gay. En 2011 logró que el Senado permitiera a los homosexuales servir abiertamente en el Ejército. A pesar de que Romney era gobernador de Massachusetts cuando este Estado se convirtió en 2003 en el primero de Norteamérica en legalizar las uniones gais, su plataforma electoral defiende la idea de matrimonio tradicional, heterosexual. Como George W. Bush, Romney apoya la aprobación de una enmienda constitucional que defina el matrimonio como la unión exclusiva entre un hombre y una mujer.
Aborto. Obama apoya la decisión del Supremo que en 1973 legalizó la interrupción del embarazo. Romney no siempre ha tenido la misma posición frente al aborto. Hoy día se opone a él, excepto en casos de incesto, violación o peligro para la vida de la madre. En 1994, durante un debate para el Senado de Massachusetts, explicó que no creía en el acto de imponer sus creencias sobre nadie y que apoyaba el derecho de las mujeres a elegir. En el año 2007, informó en una entrevista que ya no era de ese parecer y que su posición anterior era errónea.
Impuestos. El presidente Obama ha propuesto eliminar las bajadas de impuestos que su predecesor en el cargo aprobó para las rentas más altas. En 2001 y 2003, George W. Bush redujo las tasas al 2% de contribuyentes que ingresa más de 250.000 dólares. Obama aceptó prorrogar esas bajadas en 2010, pero se niega a volver a hacerlo cuando expiren, a finales de año. Mantiene que de ese modo se podría reducir la deuda pública en 600.000 millones de dólares. Romney, por su parte, ha hecho de la prórroga de las bajadas de impuestos a las rentas altas una de sus banderas electorales. Su número dos, Paul Ryan, propuso en 2010 la eliminación total de los impuestos sobre las ganancias del capital. Aquello le hubiera permitido a Romney entregar sólo un 0,87% de sus ganancias al fisco, ya que la inmensa mayoría de los 20 millones que ingresa al año proviene de inversiones financieras.
Yolanda Monge / David Alandete
Washington, El País
Estados Unidos es un país polarizado ante los grandes temas, asuntos que surgen inevitablemente como grandes cuestiones de campaña en cada elección presidencial. Temas como el aborto o los impuestos son recurrentes. Otros, como el matrimonio homosexual o la reforma sanitaria, tienen en esta ocasión mayor relevancia debido a la agenda legislativa del presidente. Pero el 6 de noviembre, cuando los ciudadanos vayan a votar, habrá dos asuntos de vital importancia en sus mentes: el desempleo y el déficit.
Empleo. Mitt Romney proclamó en su discurso de aceptación de la nominación republicana en Tampa (Florida) que “América necesita muchos trabajos”. Prometió crear 12 millones de empleos en una economía con un 8,3% de paro. El candidato dice que los requisitos para ello son reducir el gasto público a un 20% del PIB y reducir los impuestos a la renta de las empresas de un máximo del 35% al 25%. Barack Obama presentó hace un año al Congreso la Ley para el Empleo en América. Con esa legislación, paralizada en el Capitolio, pretende ampliar el mercado de trabajo en dos millones de personas.
Déficit. Uno de los cimientos de la campaña de Romney es el de eliminar el déficit público, de 15,8 billones de dólares. El candidato republicano ha hecho promesas diversas, a veces no coincidentes. En campaña de primarias dijo que eliminaría la deuda en 2020. En agosto, sin embargo, su campaña rebajó esas aspiraciones, y matizó que reduciría el gasto en 500.000 millones de dólares al año de aquí a 2016. Obama ha sido atacado por numerosos políticos republicanos por haber aprobado un paquete de estímulo económico de 787.000 millones de dólares. En 2011 pidió aumentar el límite de endeudamiento del Gobierno, algo a lo que se opusieron los republicanos en el Congreso. EE UU quedó al borde del impago de sus deudas, lo que provocó una degradación de su valoración crediticia.
Reforma sanitaria. La reforma del sistema de salud de EE UU se ha ido aplazando en diversas presidencias hasta que Obama firmó la ley que la hizo posible, obligando a la inmensa mayoría de los norteamericanos a adquirir seguro médico. El aspirante republicano a la presidencia ha prometido revocarla. Uno de los puntos clave en estas elecciones es el relativo al seguro médico público para mayores, Medicare. Tanto Obama como Romney han dicho que lo quieren “preservar”, en una clara apelación al voto de los jubilados, decisivo en Estados como Florida. Sin embargo, Ryan, número dos republicano, ha introducido en el Congreso numerosas propuestas para reformarlo y someterlo a duros recortes.
Política exterior. Obama cumplió dos de los principales objetivos que se marcó como candidato: ordenar el repliegue militar en Irak y Afganistán. Paralelamente, el presidente ha mantenido una doctrina claramente multilateral, de toma de decisiones a través de foros internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU. Su retórica respecto a Irán ha sido notablemente menos belicosa que la de Bush, aunque eso no ha servido para que el régimen de los ayatolás persista en su programa nuclear. Romney ha sido el primer republicano desde 1952 que ha aceptado la nominación de su partido sin mencionar la palabra “guerra”. Como candidato, Romney ha visitado Israel, donde se comprometió a estrechar la alianza entre Tel Aviv y Washington frente a la amenaza de Irán.
Inmigración. Lejos de acometer una reforma migratoria, como le han pedido numerosos grupos hispanos, el presidente Obama se ha limitado a detener las deportaciones de un millón de sin papeles menores de 30 años. Si logra un segundo mandato, es probable que el presidente abra la vía a una reforma del sistema migratorio al nivel de la que hizo Ronald Reagan, abriendo así el camino de la legalización a una gran parte de los 12 millones de indocumentados del país. Romney, por su parte, ha defendido una idea que ha acuñado como “autodeportación”. En enero, en un debate, dijo que favorece una política que haga imposible a los indocumentados encontrar empleo en EE UU, “para que finalmente decidan que las cosas les irán mejor en sus países, ya que no encuentran trabajo aquí”.
Matrimonio homosexual. El pasado mes de mayo, el presidente Obama dijo que creía que “las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”. Su Administración había dejado de defender previamente en los tribunales la ley que prohíbe las uniones entre personas del mismo sexo a nivel federal. La suya es la Administración que más se ha alineado con las demandas de libertades civiles por parte del colectivo gay. En 2011 logró que el Senado permitiera a los homosexuales servir abiertamente en el Ejército. A pesar de que Romney era gobernador de Massachusetts cuando este Estado se convirtió en 2003 en el primero de Norteamérica en legalizar las uniones gais, su plataforma electoral defiende la idea de matrimonio tradicional, heterosexual. Como George W. Bush, Romney apoya la aprobación de una enmienda constitucional que defina el matrimonio como la unión exclusiva entre un hombre y una mujer.
Aborto. Obama apoya la decisión del Supremo que en 1973 legalizó la interrupción del embarazo. Romney no siempre ha tenido la misma posición frente al aborto. Hoy día se opone a él, excepto en casos de incesto, violación o peligro para la vida de la madre. En 1994, durante un debate para el Senado de Massachusetts, explicó que no creía en el acto de imponer sus creencias sobre nadie y que apoyaba el derecho de las mujeres a elegir. En el año 2007, informó en una entrevista que ya no era de ese parecer y que su posición anterior era errónea.
Impuestos. El presidente Obama ha propuesto eliminar las bajadas de impuestos que su predecesor en el cargo aprobó para las rentas más altas. En 2001 y 2003, George W. Bush redujo las tasas al 2% de contribuyentes que ingresa más de 250.000 dólares. Obama aceptó prorrogar esas bajadas en 2010, pero se niega a volver a hacerlo cuando expiren, a finales de año. Mantiene que de ese modo se podría reducir la deuda pública en 600.000 millones de dólares. Romney, por su parte, ha hecho de la prórroga de las bajadas de impuestos a las rentas altas una de sus banderas electorales. Su número dos, Paul Ryan, propuso en 2010 la eliminación total de los impuestos sobre las ganancias del capital. Aquello le hubiera permitido a Romney entregar sólo un 0,87% de sus ganancias al fisco, ya que la inmensa mayoría de los 20 millones que ingresa al año proviene de inversiones financieras.