La Reserva Federal de EE UU lanza un fuerte plan de estímulo para su economía
-Promete que comprará 30.900 millones de euros en activos hipotecarios al mes
-Mantendrá los tipos en su valor actual, entre el 0 y el 0,25%, al menos tres años más
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
La Reserva Federal (Fed) mantendrá los tipos de interés en la banda actual, entre el 0% y el 0,25%, al menos tres años más. Además, según ha anunciado en un comunicado, lanza un fuerte plan de estímulo para su economía: comprará 40.000 millones de dólares (unos 30.900 millones de euros) en activos hipotecarios cada mes, hasta que la economía comience a reaccionar. En septiembre la cifra será equivalente a lo que queda de mes (puesto que el plan se lanza el día 13) y será de unos 23.000 millones de dólares (17.795 millones de euros). Tras el anuncio, la Fed ha hecho públicas sus previsiones económicas: proyecta un crecimiento medio para EE UU del 1,85% este año, que mejorará al 2,75% en 2013 y subirá al 3,4% en 2014. Espera que el paro en EE UU sea del 8,1% este año, que baje al 7,75% en 2013, al 7% en 2014 y al 6,4% en 2014. Significa que la resreva federal empeora su visión para este año, pero mejora la del próximo.
El organismo que preside Ben Bernanke vuelve a intervenir, activando por tercera vez la máquina de hacer dinero coincidiendo con el cuarto aniversario del colapso de Lehman Brothers. Cuatro años durante los que ha hecho de todo. Pero ahora actúa de una manera más medida, ya que el plan se irá aplicando poco a poco y su caducidad estará condicionada a la mejora de la economía. Si en las anteriores rondas compró deuda en masa, en esta ocasión apuesta por una cantidad menor, con un programa que ejecutará mes a mes y concentrado en activos hipotecarios. Además aplaza seis meses el calendario de subida de tipos, hasta mediados de 2015.
Ben Bernanke, en la rueda de prensa posterior al anuncio, ha insistido en que este programa no es la panacea. Pero deja claro a los mercados que se irá modulando a la marcha de la economía. "Cuanto más crezca, menos movilizaremos", ha subrayado. El responsable de la Fed confía en que la compra de activos hipotecarios contribuya a dar sustento a un mercado inmobiliario que sigue "deprimido". Ha calificado la situación del mercado laboral de "muy preocupante" y señala que está "lejos" de una situación de normalidad. Ha insistido, además, en la idea de que la política monetaria por si sola "no puede curar todas la heridas". Mientras Ben Bernanke explicaba el plan de estímulos de la Reserva Federal, Wall Street seguía con su remontada. Subía un 1,7%. El oro repuntaba un 2% y el dólar caía un 0,7%.
Los tipos, congelados
El precio del dinero lleva estancado entre el 0% y 0.25% desde final de 2008. El pobre dato de empleo de agosto elevó las expectativas de cara a la reunión, aunque el ciclo político es complicado porque se echa encima las presidenciales. En la víspera se publicaron los últimos indicadores de desigualdad, que sube. Así que en Wall Street se daba por hecho que la Fed volvería a comprar activos. La cuestión estaba en saber bajo qué forma.
A pesar de todo lo hecho hasta ahora por la Fed, la economía sigue anémica y el paro por encima del 8%. Una las opciones era la de comprar deuda hipotecaria en masa para ayudar a reactivar el mercado inmobiliario, que sigue deprimido seis años después de hacer techo aunque muestre los primeros signos positivos. En el lado opuesto, algo más limitado: ir decidiendo la compra de bonos en cada reunión, en cantidades pequeñas.
Aunque en el mercado se apostaba fuerte, había un elemento diferenciador respecto a las rondas de compra de activos anteriores: la evolución de los precios. La Fed justificó en el pasado su acción por el riesgo de deflación, utilizando como ejemplo a Japón. Esta vez, sin embargo, muestran una ligera tendencia al alza, y la compra de deuda puede crear burbujas. Los precios a la producción subieron un 1,7% en agosto, el mayor alza en tres años.
Una solución intermedia
Al final recurrió a una solución entre ambas que a la vez le evita problemas políticos y responde a las expectativas del mercado. La Reserva Federal anuncia que ya este viernes empezará a comprar activos hipotecarios. Así logra de paso controlar mejor la expansión de su balance, estabilizado en 2,3 billones. Más crece, más difícil será desmontarlo cuando se normalice la economía.
Y de nuevo recurrió al poder del lenguaje, al anunciar que los tipos de interés seguirán a un nivel excepcionalmente bajo hasta al menos mediados de 2015, seis meses más de lo previsto. Es el segundo aplazamiento. Antes del verano ya decidió, además, extender el mecanismo que le permite comprar deuda a largo plazo con lo que obtiene al vender de títulos a corto, que ahora precisa mantendrá activo hasta final de año y le permitirá inyectar 85.000 millones al mes.
La cercanía de las elecciones limitaba el margen temporal de la Fed, por eso tenía que hacer algo ahora. La próxima reunión está prevista para el 23 y 24 de octubre, a dos semanas de que los estadounidenses pasen por las urnas. Bernanke, y otros miembros del comité de política monetaria, están convencidos de que la compra de activos funcionó y seguirá funcionando.
Pero la acción de la Fed tiene más una función de sustento en un momento de incertidumbre que de reactivación, porque su impacto positivo en la economía y en el empleo se considera muy limitado. El objetivo del programa es ganar más de tiempo al mantener baja la perspectiva de tipos, para que las empresas y los hogares tengan acceso a financiación a un coste bajo.
En manos de los bancos
Con el dinero barato, las empresas podrían verse incentivadas a acelerar la contratación si ven que el consumo se reactiva y crecen los ingresos. El problema es que para que esta teoría tenga efecto en la práctica, los bancos deben estar dispuestos a prestar dinero y no está siendo el caso porque los bajos tipos de interés no les permiten generar ganancias en los préstamos.
Los críticos con la Fed señalan que esta estrategia no hace más que alimentar el precio de las materias primas y de la energía, lo que a su vez se traslada al ciudadano vía precios. Es el argumento que utiliza dentro del comité Jeffrey Lacker. No solo se opone a que se adopten nuevos estímulos, además cree que se debe marcar la salida a esta situación de tipos estancados en el 0% en lugar de seguir prolongando la situación actual.
Bernanke, por su parte, quiere ver ahora al Gobierno –Casa Blanca y Congreso- hacer su parte en la recuperación, llegando a un acuerdo para elevar el techo de la deuda que evite a corto plazo el temido “abismo fiscal” y adoptando políticas que permitan a la vez reactivar la creación de empleo mientras se elabora un plan creíble a medio plazo para reducir el déficit.
-Mantendrá los tipos en su valor actual, entre el 0 y el 0,25%, al menos tres años más
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
La Reserva Federal (Fed) mantendrá los tipos de interés en la banda actual, entre el 0% y el 0,25%, al menos tres años más. Además, según ha anunciado en un comunicado, lanza un fuerte plan de estímulo para su economía: comprará 40.000 millones de dólares (unos 30.900 millones de euros) en activos hipotecarios cada mes, hasta que la economía comience a reaccionar. En septiembre la cifra será equivalente a lo que queda de mes (puesto que el plan se lanza el día 13) y será de unos 23.000 millones de dólares (17.795 millones de euros). Tras el anuncio, la Fed ha hecho públicas sus previsiones económicas: proyecta un crecimiento medio para EE UU del 1,85% este año, que mejorará al 2,75% en 2013 y subirá al 3,4% en 2014. Espera que el paro en EE UU sea del 8,1% este año, que baje al 7,75% en 2013, al 7% en 2014 y al 6,4% en 2014. Significa que la resreva federal empeora su visión para este año, pero mejora la del próximo.
El organismo que preside Ben Bernanke vuelve a intervenir, activando por tercera vez la máquina de hacer dinero coincidiendo con el cuarto aniversario del colapso de Lehman Brothers. Cuatro años durante los que ha hecho de todo. Pero ahora actúa de una manera más medida, ya que el plan se irá aplicando poco a poco y su caducidad estará condicionada a la mejora de la economía. Si en las anteriores rondas compró deuda en masa, en esta ocasión apuesta por una cantidad menor, con un programa que ejecutará mes a mes y concentrado en activos hipotecarios. Además aplaza seis meses el calendario de subida de tipos, hasta mediados de 2015.
Ben Bernanke, en la rueda de prensa posterior al anuncio, ha insistido en que este programa no es la panacea. Pero deja claro a los mercados que se irá modulando a la marcha de la economía. "Cuanto más crezca, menos movilizaremos", ha subrayado. El responsable de la Fed confía en que la compra de activos hipotecarios contribuya a dar sustento a un mercado inmobiliario que sigue "deprimido". Ha calificado la situación del mercado laboral de "muy preocupante" y señala que está "lejos" de una situación de normalidad. Ha insistido, además, en la idea de que la política monetaria por si sola "no puede curar todas la heridas". Mientras Ben Bernanke explicaba el plan de estímulos de la Reserva Federal, Wall Street seguía con su remontada. Subía un 1,7%. El oro repuntaba un 2% y el dólar caía un 0,7%.
Los tipos, congelados
El precio del dinero lleva estancado entre el 0% y 0.25% desde final de 2008. El pobre dato de empleo de agosto elevó las expectativas de cara a la reunión, aunque el ciclo político es complicado porque se echa encima las presidenciales. En la víspera se publicaron los últimos indicadores de desigualdad, que sube. Así que en Wall Street se daba por hecho que la Fed volvería a comprar activos. La cuestión estaba en saber bajo qué forma.
A pesar de todo lo hecho hasta ahora por la Fed, la economía sigue anémica y el paro por encima del 8%. Una las opciones era la de comprar deuda hipotecaria en masa para ayudar a reactivar el mercado inmobiliario, que sigue deprimido seis años después de hacer techo aunque muestre los primeros signos positivos. En el lado opuesto, algo más limitado: ir decidiendo la compra de bonos en cada reunión, en cantidades pequeñas.
Aunque en el mercado se apostaba fuerte, había un elemento diferenciador respecto a las rondas de compra de activos anteriores: la evolución de los precios. La Fed justificó en el pasado su acción por el riesgo de deflación, utilizando como ejemplo a Japón. Esta vez, sin embargo, muestran una ligera tendencia al alza, y la compra de deuda puede crear burbujas. Los precios a la producción subieron un 1,7% en agosto, el mayor alza en tres años.
Una solución intermedia
Al final recurrió a una solución entre ambas que a la vez le evita problemas políticos y responde a las expectativas del mercado. La Reserva Federal anuncia que ya este viernes empezará a comprar activos hipotecarios. Así logra de paso controlar mejor la expansión de su balance, estabilizado en 2,3 billones. Más crece, más difícil será desmontarlo cuando se normalice la economía.
Y de nuevo recurrió al poder del lenguaje, al anunciar que los tipos de interés seguirán a un nivel excepcionalmente bajo hasta al menos mediados de 2015, seis meses más de lo previsto. Es el segundo aplazamiento. Antes del verano ya decidió, además, extender el mecanismo que le permite comprar deuda a largo plazo con lo que obtiene al vender de títulos a corto, que ahora precisa mantendrá activo hasta final de año y le permitirá inyectar 85.000 millones al mes.
La cercanía de las elecciones limitaba el margen temporal de la Fed, por eso tenía que hacer algo ahora. La próxima reunión está prevista para el 23 y 24 de octubre, a dos semanas de que los estadounidenses pasen por las urnas. Bernanke, y otros miembros del comité de política monetaria, están convencidos de que la compra de activos funcionó y seguirá funcionando.
Pero la acción de la Fed tiene más una función de sustento en un momento de incertidumbre que de reactivación, porque su impacto positivo en la economía y en el empleo se considera muy limitado. El objetivo del programa es ganar más de tiempo al mantener baja la perspectiva de tipos, para que las empresas y los hogares tengan acceso a financiación a un coste bajo.
En manos de los bancos
Con el dinero barato, las empresas podrían verse incentivadas a acelerar la contratación si ven que el consumo se reactiva y crecen los ingresos. El problema es que para que esta teoría tenga efecto en la práctica, los bancos deben estar dispuestos a prestar dinero y no está siendo el caso porque los bajos tipos de interés no les permiten generar ganancias en los préstamos.
Los críticos con la Fed señalan que esta estrategia no hace más que alimentar el precio de las materias primas y de la energía, lo que a su vez se traslada al ciudadano vía precios. Es el argumento que utiliza dentro del comité Jeffrey Lacker. No solo se opone a que se adopten nuevos estímulos, además cree que se debe marcar la salida a esta situación de tipos estancados en el 0% en lugar de seguir prolongando la situación actual.
Bernanke, por su parte, quiere ver ahora al Gobierno –Casa Blanca y Congreso- hacer su parte en la recuperación, llegando a un acuerdo para elevar el techo de la deuda que evite a corto plazo el temido “abismo fiscal” y adoptando políticas que permitan a la vez reactivar la creación de empleo mientras se elabora un plan creíble a medio plazo para reducir el déficit.