Argentina ahorra 9.700 millones de euros por la subestimación del IPC
Tanto el pago de deuda como el rendimiento de los bonos están vinculados a la inflación
Las polémicas estadísticas pueden acabar por perjudicar al país
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
La polémica por las estadísticas de Argentina continúa y el pasado martes el Fondo Monetario Internacional (FMI) le advirtió al país que tiene hasta fin de año para comenzar a corregirlas. Si no lo hace, la tercera economía latinoamericana puede exponerse a sanciones, como la imposibilidad de recurrir a los préstamos del FMI (algo que Buenos Aires en la actualidad no precisa), el retiro del derecho a voto en el Consejo de Administración del organismo y hasta la expulsión de la entidad. Pero mientras tanto, militantes kirchneristas siguen justificando que, gracias a que el índice de precios al consumidor (IPC) se mantiene bajo, su país ha ahorrado en el pago de deuda porque una parte de ella se ajusta según ese indicador.
Fuera del ámbito progubernamental, el analista Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM, calcula que desde que el Gobierno de Néstor Kirchner comenzó a subestimar el IPC en 2007 hasta 2011, cuando finalizó la primera legislatura de Cristina Fernández, el Tesoro argentino se ha ahorrado 5.195 millones de euros en pagos de capitales e intereses. Esta es la diferencia entre lo que pagó por esos títulos públicos ajustados por el IPC, que se mantiene en general en el 9% anual, y un índice “alternativo”, según Castillo Carrillo, que toma como referencia los que miden varias provincias argentinas, incluidas las gobernadas por seguidores de Kirchner. Las provincias dan cuenta este año de una inflación del 22%.
Pero de esos 5.195 millones no todo ha sido ahorro, porque alrededor de la mitad está en manos de la Seguridad Social, sobre todo a partir de la nacionalización del sistema obligatorio de fondos de pensiones privadas que decidió Fernández en 2008. Es decir: el ahorro exacto del Estado argentino ronda los 2.600 millones. A su vez, como el capital de los bonos también se ajusta por el IPC, a futuro el Tesoro dejará de pagar otros 14.200 millones, de los cuales la mitad, unos 7.100 millones, corresponden a deuda con la Seguridad Social. Por tanto, el ahorro pasado y venidero ascendería a 9.700 millones.
Fueron los miembros del sindicato de funcionarios, dominado por la izquierda, los que primero denunciaron la manipulación estadística. Los consultores privados no creen que los Kirchner hayan optado por subestimar la inflación para ahorrarse dinero. Creen que es un intento por disimular el problema de la subida de precios y calmar las expectativas, algo que finalmente no se logró, ya que ha terminado por suceder lo contrario. Pero desde un principio, el Gobierno ha defendido el IPC oficial con el argumento de que quienes lo criticaban eran inversores especulativos que tenían esos bonos ajustados al IPC.
El ahorro de Argentina también tuvo sus costes. Además de subestimar la inflación, el Gobierno sobrestimó el crecimiento del PIB, en comparación con lo que calculan las consultoras privadas, según analiza por estos días el FMI. Y como hay títulos públicos que rinden de acuerdo con la evolución de la actividad económica, el Tesoro pagó de más 732 millones, según Castillo Carrillo. La cifra resulta mucho menor a lo que se dejó de abonar por los bonos atados al IPC.
En 2006 Argentina tenía una prima de riesgo tan baja como la de Brasil. Pero los mercados juzgaron la subestimación del IPC como una suspensión de pagos encubierta y la prima de riesgo ha subido hasta el nivel de Venezuela, con lo que Argentina ha perdido el acceso a los mercados internacionales de deuda. Eso la obligó a colocar bonos en la Seguridad Social y en el Banco Central, con lo que la deuda pública neta bajó a niveles históricamente bajos (19% del PIB), dejó de ser un problema para este país y le dio mayores márgenes de independencia al Gobierno a la hora de adoptar decisiones económicas. Sin embargo, Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein, observa que el Banco Central debió emitir pesos para comprar dólares y financiar con ellos al Tesoro, con lo que contribuyó aún más a la inflación. Eduardo Levy Yeyati, de Elypsis, añade que ese uso de reservas ha llevado a que en el último año se restringieran las importaciones y el ahorro en dólares, con el consiguiente impacto contractivo en la economía. Además, la subida de la prima de riesgo dejó sin financiamiento externo a las empresas y las provincias argentinas, que debieron colocar deuda a tipos de interés altos en el acotado mercado local, según Dal Poggetto.
Las polémicas estadísticas pueden acabar por perjudicar al país
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
La polémica por las estadísticas de Argentina continúa y el pasado martes el Fondo Monetario Internacional (FMI) le advirtió al país que tiene hasta fin de año para comenzar a corregirlas. Si no lo hace, la tercera economía latinoamericana puede exponerse a sanciones, como la imposibilidad de recurrir a los préstamos del FMI (algo que Buenos Aires en la actualidad no precisa), el retiro del derecho a voto en el Consejo de Administración del organismo y hasta la expulsión de la entidad. Pero mientras tanto, militantes kirchneristas siguen justificando que, gracias a que el índice de precios al consumidor (IPC) se mantiene bajo, su país ha ahorrado en el pago de deuda porque una parte de ella se ajusta según ese indicador.
Fuera del ámbito progubernamental, el analista Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM, calcula que desde que el Gobierno de Néstor Kirchner comenzó a subestimar el IPC en 2007 hasta 2011, cuando finalizó la primera legislatura de Cristina Fernández, el Tesoro argentino se ha ahorrado 5.195 millones de euros en pagos de capitales e intereses. Esta es la diferencia entre lo que pagó por esos títulos públicos ajustados por el IPC, que se mantiene en general en el 9% anual, y un índice “alternativo”, según Castillo Carrillo, que toma como referencia los que miden varias provincias argentinas, incluidas las gobernadas por seguidores de Kirchner. Las provincias dan cuenta este año de una inflación del 22%.
Pero de esos 5.195 millones no todo ha sido ahorro, porque alrededor de la mitad está en manos de la Seguridad Social, sobre todo a partir de la nacionalización del sistema obligatorio de fondos de pensiones privadas que decidió Fernández en 2008. Es decir: el ahorro exacto del Estado argentino ronda los 2.600 millones. A su vez, como el capital de los bonos también se ajusta por el IPC, a futuro el Tesoro dejará de pagar otros 14.200 millones, de los cuales la mitad, unos 7.100 millones, corresponden a deuda con la Seguridad Social. Por tanto, el ahorro pasado y venidero ascendería a 9.700 millones.
Fueron los miembros del sindicato de funcionarios, dominado por la izquierda, los que primero denunciaron la manipulación estadística. Los consultores privados no creen que los Kirchner hayan optado por subestimar la inflación para ahorrarse dinero. Creen que es un intento por disimular el problema de la subida de precios y calmar las expectativas, algo que finalmente no se logró, ya que ha terminado por suceder lo contrario. Pero desde un principio, el Gobierno ha defendido el IPC oficial con el argumento de que quienes lo criticaban eran inversores especulativos que tenían esos bonos ajustados al IPC.
El ahorro de Argentina también tuvo sus costes. Además de subestimar la inflación, el Gobierno sobrestimó el crecimiento del PIB, en comparación con lo que calculan las consultoras privadas, según analiza por estos días el FMI. Y como hay títulos públicos que rinden de acuerdo con la evolución de la actividad económica, el Tesoro pagó de más 732 millones, según Castillo Carrillo. La cifra resulta mucho menor a lo que se dejó de abonar por los bonos atados al IPC.
En 2006 Argentina tenía una prima de riesgo tan baja como la de Brasil. Pero los mercados juzgaron la subestimación del IPC como una suspensión de pagos encubierta y la prima de riesgo ha subido hasta el nivel de Venezuela, con lo que Argentina ha perdido el acceso a los mercados internacionales de deuda. Eso la obligó a colocar bonos en la Seguridad Social y en el Banco Central, con lo que la deuda pública neta bajó a niveles históricamente bajos (19% del PIB), dejó de ser un problema para este país y le dio mayores márgenes de independencia al Gobierno a la hora de adoptar decisiones económicas. Sin embargo, Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein, observa que el Banco Central debió emitir pesos para comprar dólares y financiar con ellos al Tesoro, con lo que contribuyó aún más a la inflación. Eduardo Levy Yeyati, de Elypsis, añade que ese uso de reservas ha llevado a que en el último año se restringieran las importaciones y el ahorro en dólares, con el consiguiente impacto contractivo en la economía. Además, la subida de la prima de riesgo dejó sin financiamiento externo a las empresas y las provincias argentinas, que debieron colocar deuda a tipos de interés altos en el acotado mercado local, según Dal Poggetto.