Supervivientes de bombas atómicas de Japón mantienen su riesgo de cáncer de tiroides
Tokio, EP
Un estudio publicado en la revista 'International Journal of Cancer' ha demostrado que quienes siendo niños sobrevivieron a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki mantienen un riesgo de padecer cáncer de tiroides más alto de lo normal, a pesar de que ya hayan pasado más de 50 años de su exposición a la radiación.
Las células tiroideas son especialmente vulnerables a la radiación ionizante, que fue la provocada por los bombardeos de 1945. Prueba de ello es que entre 1958 y 2005 se han detectado 371 casos de cáncer de tiroides entre los 105.000 supervivientes.
El estudio encontró pocas evidencias de que los adultos expuestos a la radiación tuvieran más probabilidades de desarrollar cáncer de tiroides más adelante. En cambio, en el caso de los niños expuestos a la radiación, el resultado ha sido diferente.
En concreto, se detectó que el 36 por ciento de los 191 cáncer de tiroides diagnosticados en personas que eran niños o adolescentes en el periodo analizado se debieron a la exposición a la radiación.
"El cáncer de tiroides es uno de los cánceres más sensibles a la radiación", dijo Kiyohiko Mabuchi, del Instituto Nacional sobre el Cáncer en Bethesda, Maryland, uno de los autores del estudio.
La glándula tiroides libera hormonas que ayudan a regular el metabolismo del cuerpo, y trabaja especialmente en momentos de rápido crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes.
Los investigadores dijeron que no estaba claro si los resultados tendrían implicaciones para los niños japoneses que estaban viviendo cerca de la central nuclear de Fukushima, que sufrió la fusión de un reactor nuclear el pasado marzo después de un terremoto y un tsunami.
En el caso de Fukushima, las evacuaciones rápidas podrían haber minimizado el riesgo, ha precisado el investigador sobre radiación John Boice de la Universidad Vanderbilt en Nashville, Tennessee.
Boice señaló que incluso entre los supervivientes de las bombas atómicas, el riesgo de padecer cáncer de tiroides era muy bajo para quienes sólo sufrieron una pequeña dosis de radiación.
"Y al parecer alrededor de Fukushima y en Japón la exposición de los niños estuvo por debajo del nivel donde hubo un aumento detectable (del riesgo de cáncer)", añadió Boice.
Los investigadores están aún calculando los niveles de radiación después de Fukushima. Una tomografía computarizada (TC) típica de cabeza emite una radiación de cerca de 2 milisievert (mSv), comparado con los 350 mSv y las exposiciones más altas registradas entre los evacuados de Chernóbil.
Un estudio publicado en la revista 'International Journal of Cancer' ha demostrado que quienes siendo niños sobrevivieron a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki mantienen un riesgo de padecer cáncer de tiroides más alto de lo normal, a pesar de que ya hayan pasado más de 50 años de su exposición a la radiación.
Las células tiroideas son especialmente vulnerables a la radiación ionizante, que fue la provocada por los bombardeos de 1945. Prueba de ello es que entre 1958 y 2005 se han detectado 371 casos de cáncer de tiroides entre los 105.000 supervivientes.
El estudio encontró pocas evidencias de que los adultos expuestos a la radiación tuvieran más probabilidades de desarrollar cáncer de tiroides más adelante. En cambio, en el caso de los niños expuestos a la radiación, el resultado ha sido diferente.
En concreto, se detectó que el 36 por ciento de los 191 cáncer de tiroides diagnosticados en personas que eran niños o adolescentes en el periodo analizado se debieron a la exposición a la radiación.
"El cáncer de tiroides es uno de los cánceres más sensibles a la radiación", dijo Kiyohiko Mabuchi, del Instituto Nacional sobre el Cáncer en Bethesda, Maryland, uno de los autores del estudio.
La glándula tiroides libera hormonas que ayudan a regular el metabolismo del cuerpo, y trabaja especialmente en momentos de rápido crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes.
Los investigadores dijeron que no estaba claro si los resultados tendrían implicaciones para los niños japoneses que estaban viviendo cerca de la central nuclear de Fukushima, que sufrió la fusión de un reactor nuclear el pasado marzo después de un terremoto y un tsunami.
En el caso de Fukushima, las evacuaciones rápidas podrían haber minimizado el riesgo, ha precisado el investigador sobre radiación John Boice de la Universidad Vanderbilt en Nashville, Tennessee.
Boice señaló que incluso entre los supervivientes de las bombas atómicas, el riesgo de padecer cáncer de tiroides era muy bajo para quienes sólo sufrieron una pequeña dosis de radiación.
"Y al parecer alrededor de Fukushima y en Japón la exposición de los niños estuvo por debajo del nivel donde hubo un aumento detectable (del riesgo de cáncer)", añadió Boice.
Los investigadores están aún calculando los niveles de radiación después de Fukushima. Una tomografía computarizada (TC) típica de cabeza emite una radiación de cerca de 2 milisievert (mSv), comparado con los 350 mSv y las exposiciones más altas registradas entre los evacuados de Chernóbil.