Sudáfrica rinde homenaje a los 44 muertos de la mina de Marikana
Johannesburgo, AFP
Sudáfrica rindió homenaje este jueves, al ritmo de cantos religiosos, a los 44 muertos de la mina de Marikana (norte), la mayoría de los cuales fallecieron durante la operación policial más sangrienta desde el fin del apartheid.
La mayoría de las minas de platino de la región dieron el día libre a sus trabajadores para que pudieran acudir a la ceremonia de Marikana, el principal homenaje organizado en el país este jueves.
La principal celebración se desarrolló ante varios miles de personas y en presencia de varios ministros bajo dos grandes tiendas blanca levantada cerca de la colina donde la policía, al disparar contra los huelguistas armados de machetes, barras de hierro y algunas armas de fuego, causó 34 muertos y 78 heridos, el jueves 16 de agosto.
En los días previos a estos hechos, otras diez personas, dos de ellos policías, murieron en los enfrentamientos entre sindicatos rivales que estallaron el 10 de agosto.
Unos 3.000 mineros de Marikana, una mina explotada por el grupo Lonmin a 100 km al oeste de Pretoria, se pusieron en huelga para reclamar que se les triplicara el salario (de 400 a 1.250 euros). La dirección hizo oídos sordos a sus reivindicaciones y afirmó que ya ganan 1.100 euros, primas incluidas. La policía se mantuvo a distancia.
Los cuerpos de los huelguistas muertos fueron entregados a sus familias, residentes, en la mayoría de los casos, en regiones alejadas de la mina.
El pequeño sindicato radical AMCU, acusado de agitar las minas de platino de la región des principios de año, también organizó su propia conmemoración este jueves por la mañana temprano con el apoyo de los "amigos de l'ANCYL", la Liga Juvenil del ANC, cuyos principales dirigentes fueron excluidos o suspendidos hace algunos meses y que constituye una figura de oposición interna al partido dominante.
Julius Malema, expresidente de la Liga Juvenil que fue acusado de utilizar el drama de Marikana para recuperar popularidad tras su exclusión del ANC, estuvo presente en la ceremonia principal, sentado en segunda fila.
Malema cogió el micrófono al final de la ceremonia y atacó directamente al partido y al gobierno: "las razones del gobierno para no intervenir son que los beneficios deben continuar", dijo a la multitud.
"No nos vamos a retirar, no nos vamos a rendir hasta que el 'umlungu' (blanco, en zulú) nos dé nuestro dinero", añadió el joven, asiduo a los excesos verbales de connotaciones racistas. Además recordó que los blancos se quedaron con lo más importante del poder económico en Sudáfrica.
En un comunicado, la presidencia sudafricana lamentó que la ceremonia hubiera "tristemente degenerado en una plataforma de partido político", denunció una falta de dignidad e hizo un llamamiento a no explotar el drama "para cálculos políticos mezquinos". "Es una prueba para las familias y el país", señaló.
El presidente Jacob Zuma, que acudió a Marikana el miércoles para dirigirse a los mineros, no estuvo presente en la ceremonia de este jueves. Al mediodía debía instalar la comisión de investigación prometida para arrojar luz sobre los hechos del 16 de agosto.
También estaban previstas otras ceremonias, especialmente en El Cabo y Johannesburgo.
En Mthatha, la principal ciudad de Transkei, una región rural de Cabo Oriental, de donde muchos mineros son oriundos, unas 2.500 personas se reunieron en una iglesia metodista para honrar la memoria de las 28 víctimas locales de los enfrentamientos en Marikana.
Desde el lunes, las banderas ondean a media asta en todo el país a petición del presidente, cuyo gobierno es acusado de no haber anticipado el drama.
Mientras el país lloraba a sus muertos, el tema de las reivindicaciones de los huelguistas continuaba en el aire.
La ministra de Trabajo, Mildred Oliphant, dijo haberse reunido con los representantes del sindicato AMCU que "explicó la manera de hacer las cosas y (...) los problemas encontrados en las minas".
Si bien la tragedia de Marikana llamó la atención sobre las precarias condiciones de vida de los mineros sudafricanos, los empresarios se preguntaban si el movimiento se extendería.
Varios cientos de mineros hicieron huelga el miércoles para reclamar aumentos en otra mina de platino, perteneciente al grupo sudafricano Royal Bafokeng Platinum.
Otra mina de los alrededores también se encontraba bajo presión. El gigante Anglo American Platinum (Amplats) debe responder de aquí al viernes a un conjunto de reivindicaciones.
Sudáfrica rindió homenaje este jueves, al ritmo de cantos religiosos, a los 44 muertos de la mina de Marikana (norte), la mayoría de los cuales fallecieron durante la operación policial más sangrienta desde el fin del apartheid.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma (segundo por la izquierda), hablando a los trabajadores de la mina de platino de Marikana, el miércoles 22 de agosto, tras la muerte de 44 de ellos por disparos de la policía tras declararse en huelga.
Sudáfrica rindió homenaje este jueves, al ritmo de cantos religiosos, a los 44 muertos de la mina de Marikana (norte), la mayoría de los cuales fallecieron durante la operación policial más sangrienta desde el fin del apartheid.
La mayoría de las minas de platino de la región dieron el día libre a sus trabajadores para que pudieran acudir a la ceremonia de Marikana, el principal homenaje organizado en el país este jueves.
La principal celebración se desarrolló ante varios miles de personas y en presencia de varios ministros bajo dos grandes tiendas blanca levantada cerca de la colina donde la policía, al disparar contra los huelguistas armados de machetes, barras de hierro y algunas armas de fuego, causó 34 muertos y 78 heridos, el jueves 16 de agosto.
En los días previos a estos hechos, otras diez personas, dos de ellos policías, murieron en los enfrentamientos entre sindicatos rivales que estallaron el 10 de agosto.
Unos 3.000 mineros de Marikana, una mina explotada por el grupo Lonmin a 100 km al oeste de Pretoria, se pusieron en huelga para reclamar que se les triplicara el salario (de 400 a 1.250 euros). La dirección hizo oídos sordos a sus reivindicaciones y afirmó que ya ganan 1.100 euros, primas incluidas. La policía se mantuvo a distancia.
Los cuerpos de los huelguistas muertos fueron entregados a sus familias, residentes, en la mayoría de los casos, en regiones alejadas de la mina.
El pequeño sindicato radical AMCU, acusado de agitar las minas de platino de la región des principios de año, también organizó su propia conmemoración este jueves por la mañana temprano con el apoyo de los "amigos de l'ANCYL", la Liga Juvenil del ANC, cuyos principales dirigentes fueron excluidos o suspendidos hace algunos meses y que constituye una figura de oposición interna al partido dominante.
Julius Malema, expresidente de la Liga Juvenil que fue acusado de utilizar el drama de Marikana para recuperar popularidad tras su exclusión del ANC, estuvo presente en la ceremonia principal, sentado en segunda fila.
Malema cogió el micrófono al final de la ceremonia y atacó directamente al partido y al gobierno: "las razones del gobierno para no intervenir son que los beneficios deben continuar", dijo a la multitud.
"No nos vamos a retirar, no nos vamos a rendir hasta que el 'umlungu' (blanco, en zulú) nos dé nuestro dinero", añadió el joven, asiduo a los excesos verbales de connotaciones racistas. Además recordó que los blancos se quedaron con lo más importante del poder económico en Sudáfrica.
En un comunicado, la presidencia sudafricana lamentó que la ceremonia hubiera "tristemente degenerado en una plataforma de partido político", denunció una falta de dignidad e hizo un llamamiento a no explotar el drama "para cálculos políticos mezquinos". "Es una prueba para las familias y el país", señaló.
El presidente Jacob Zuma, que acudió a Marikana el miércoles para dirigirse a los mineros, no estuvo presente en la ceremonia de este jueves. Al mediodía debía instalar la comisión de investigación prometida para arrojar luz sobre los hechos del 16 de agosto.
También estaban previstas otras ceremonias, especialmente en El Cabo y Johannesburgo.
En Mthatha, la principal ciudad de Transkei, una región rural de Cabo Oriental, de donde muchos mineros son oriundos, unas 2.500 personas se reunieron en una iglesia metodista para honrar la memoria de las 28 víctimas locales de los enfrentamientos en Marikana.
Desde el lunes, las banderas ondean a media asta en todo el país a petición del presidente, cuyo gobierno es acusado de no haber anticipado el drama.
Mientras el país lloraba a sus muertos, el tema de las reivindicaciones de los huelguistas continuaba en el aire.
La ministra de Trabajo, Mildred Oliphant, dijo haberse reunido con los representantes del sindicato AMCU que "explicó la manera de hacer las cosas y (...) los problemas encontrados en las minas".
Si bien la tragedia de Marikana llamó la atención sobre las precarias condiciones de vida de los mineros sudafricanos, los empresarios se preguntaban si el movimiento se extendería.
Varios cientos de mineros hicieron huelga el miércoles para reclamar aumentos en otra mina de platino, perteneciente al grupo sudafricano Royal Bafokeng Platinum.
Otra mina de los alrededores también se encontraba bajo presión. El gigante Anglo American Platinum (Amplats) debe responder de aquí al viernes a un conjunto de reivindicaciones.
Sudáfrica rindió homenaje este jueves, al ritmo de cantos religiosos, a los 44 muertos de la mina de Marikana (norte), la mayoría de los cuales fallecieron durante la operación policial más sangrienta desde el fin del apartheid.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma (segundo por la izquierda), hablando a los trabajadores de la mina de platino de Marikana, el miércoles 22 de agosto, tras la muerte de 44 de ellos por disparos de la policía tras declararse en huelga.