Rusia no vivirá el milagro de China con ingreso a OMC

Londres, Reuters
Los 19 años que debió esperar Rusia para ingresar a la Organización Mundial del Comercio han finalmente terminado. Pero el boom de exportaciones e inversiones que experimentó China tras entrar al club del comercio global estaría lejos del alcance de Moscú.

China también esperó muchos años, 15 en total. En su caso, su ingreso en el 2001 abrió la puerta a una década en la que quintuplicó sus exportaciones y llevó a su economía de la sexta posición mundial a la segunda.

Sin embargo, la economía de Rusia, basada en las materias primas, está en una posición más desventajosa para disfrutar ese milagro. Y con los flujos de comercio e inversión más escasos que hace una década, el país tendrá que luchar para atraer inversiones a un ritmo similar al de su vecino del Lejano Este.

Al mismo tiempo, el ingreso a la OMC tiene muchos aspectos positivos.

Por ejemplo, los aranceles externos cuestan a los exportadores rusos entre 1.500 y 2.000 millones de dólares al año. La OMC concede menores aranceles y un tratamiento igualitario para todos sus miembros.

Moscú también tendrá que eliminar sus propias barreras. Se cree que el arancel promedio caerá en un tercio: por ejemplo, los impuestos sobre los autos importados bajarán a la mitad para el 2019.

Si bien algunos sectores poco competitivos podrían derrumbarse -la industria automotriz local es un ejemplo muy mencionado-, otros como los bancos y las compañías de telecomunicaciones estarán abiertos a la inversión extranjera.

Complicando las cosas, Rusia tiene fama de tener un capitalismo de amigos y de ser un país burocrático y poco respetuoso de los derechos de los inversores.

Los optimistas esperan que el ingreso a la OMC, que cuenta con el apoyo del presidente Vladimir Putin y está sujeto a estrictos cronogramas, inyecte una sensación de urgencia en la intención de encarar reformas.

Ed Conroy, administrador de fondos de HSBC Global Asset Management, sostiene que Rusia, al igual que la mayoría de los países que ingresan a la OMC, disfrutará de un mayor crecimiento y de un repunte de las inversiones si desmantela las barreras proteccionistas y muestra finalmente un compromiso un claro con políticas de libre mercado.

"La OMC no es una varita mágica que puedan usar para crear un refugio de inversiones, pero si uno crea un marco menos restrictivo, uno crea automáticamente oportunidades. No hay que esperar una revolución, pero sí una evolución hacia una economía más abierta y competitiva", dijo Conroy, que invierte en Rusia.

Conroy estima que las acciones bancarias serán las principales beneficiarias de una Rusia pos-OMC. Otros como Chris Weafer de la corredora moscovita Troika Dialog recomiendan comprar acciones de algunos minoristas y de aerolíneas que se beneficiarán con las menores tarifas para importar.

Todo esto encaja con la visión del Banco Mundial, que ha calculado el valor en el corto plazo del ingreso de Rusia a la OMC en 49.000 millones de dólares al año o más de un 3 por ciento del PIB a precios del 2010. Esa cifra crecería a 162.000 millones anuales cuando se incorpore el impacto de largo plazo sobre el clima de inversión.

MUNDOS OPUESTOS

Sin embargo, todo esto no presagia un milagro al estilo chino.

Una fuerza laboral barata ayudó a China a disfrutar una bonanza tras el ingreso a la OMC. Las exportaciones de bienes crecieron más de un 20 por ciento al año y los flujos de inversión extranjera directa aumentaron cinco veces durante la década.

Eso no ocurrirá en Rusia. Para empezar, sus exportaciones están dominadas por el petróleo y el gas, que no están sujetas a barreras arancelarias. En segundo lugar, el modelo de exportar manufacturas no despegaría porque los costos laborales rusos son relativamente altos.

La agencia de Naciones Unidas UNCTAD también ha dicho que el ingreso de Rusia a la OMC "podría no tener un efecto sustancial en la generación de inversiones extranjeras directas" para la manufactura rusa.

El director general de la OMC, Pascal Lamy, no espera demasiado de Rusia en lo inmediato.

"Pienso que China-2001 y Rusia 2012 no son realmente comparables", dijo a Reuters Insider, en referencia a las diferentes estructuras exportadoras de los dos países y al hecho de que Moscú había negociado una apertura gradual de su comercio.

Un aspecto clave es que Rusia enfrenta una economía mundial muy diferente a la que disfrutó China cuando ingresó en el 2001. En ese entonces, la economía global vivía un auge del comercio alentado por los mercados de crédito.

Ahora, gran parte del mundo desarrollado está en recesión y los gobiernos están recortando el gasto. La OMC prevé que el comercio crecerá apenas un 3,7 por ciento este año, casi la mitad del promedio de 6 por ciento anual visto entre 1990 y 2008.

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