Rajoy se pone bajo el paraguas de Monti para buscar cómo bajar la prima
El italiano plantea en Finlandia que se podría pedir que actúe el fondo de rescate
Carlos E. Cué
Madrid, El País
Llegó el día clave para saber qué agosto le espera a España. Hoy coinciden una subasta de bonos españoles, una visita de Mario Monti a Madrid y una reunión clave del BCE que el Gobierno español espera y a la vez teme. Si defrauda las expectativas, la prima de riesgo podría dispararse.
Mariano Rajoy, que sigue encerrado en La Moncloa desde la última cumbre, el 29 de junio, se ha puesto políticamente bajo el paraguas de Monti, según coinciden diversas fuentes, en su ofensiva para lograr una actuación conjunta del BCE y del fondo de rescate para rebajar las primas de riesgo italiana y española.
Rajoy no informa de sus gestiones, aunque en La Moncloa insisten en que habla con frecuencia con todos sus socios, sin dar más detalles. Mientras, Monti finaliza en Madrid una ofensiva diplomática que le ha llevado a París a verse con François Hollande, un aliado en la presión a los países del norte, y el miércoles a Helsinki con el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, uno de los más duros opositores a la idea de la compra de deuda. Monti logró suavizar la posición de Katainen, que admitió públicamente que los mercados no funcionan bien porque no tiene sentido que países que están haciendo grandes esfuerzos de recortes no vean cómo su prima de riesgo baja.
El objetivo de Monti es claro y en este caso sirve a los intereses de Rajoy, que se coloca detrás de él y aprovechará la visita para lanzar un mensaje conjunto. El italiano busca mecanismos para rebajar el coste de la deuda. España e Italia se niegan de momento a pedir expresamente al fondo de rescate que compre deuda en el mercado secundario, algo que implicaría una votación en el Eurogrupo y otro memorándum con más condiciones. Monti, y Rajoy detrás, buscan alternativas.
Monti, que al contrario del español sí suele detallar con quién habla, contactó ayer con Barack Obama, el presidente de EE UU, especialmente preocupado por la crisis europea, que le pidió “acciones decididas”. Obama también llamó a Hollande. No consta que lo haya hecho con Rajoy.
España confía en que hoy el BCE anuncie esas actuaciones decididas, sobre todo que compre deuda en el mercado secundario. Aunque ayer, ante las presiones alemanas, el Gobierno empezó a preocuparse por la posibilidad de que el BCE no haga nada hoy y la presión de los mercados vuelva a crecer.
Si el BCE actúa, Italia y España tendrán que ofrecer algo a cambio para contener al sector más duro. El Gobierno plantea fórmulas para ofrecer esas garantías sin tener que pedir expresamente la ayuda. Cualquier decisión debería tomarse en un Eurogrupo que de momento no está convocado.
Monti fue muy claro en su rueda de prensa con Katainen. Dijo que en este momento “no parece que Italia necesite ayudas especiales, desde luego no necesita el rescate de toda su economía”. Pero añadió: “Las ayudas podrían ser necesarias, quizás, por la lentitud con la que los mercados comprenden los esfuerzos realizados y los resultados logrados”. Esto es, dejó abierta la posibilidad de esa petición de ayuda que el Gobierno español insiste en desmentir.
España ve con buenos ojos la fórmula que plantea Monti de una especie de escudo contra la prima de riesgo: un tope a partir del cual el fondo compraría esa deuda sin que ni siquiera fuera necesario pedirlo, siempre a cambio de aplicar las duras reformas y recortes pactados. “El Gobierno español apoya cualquier procedimiento que sirva para resolver el problema de la prima de riesgo”, señalan en La Moncloa. Sin embargo, varios países están en contra y ese mecanismo no ha sido aprobado.
La ofensiva de Monti incluye meter presión sobre la posibilidad de que se le conceda al fondo de rescate licencia bancaria, esto es financiación ilimitada del BCE. De nuevo, alemanes y nórdicos se niegan. Monti dijo en Helsinki que esa licencia bancaria “ayudaría” y que “ocurrirá a su debido tiempo”.
Y mientras, Christine Lagarde, directora del FMI, echó una mano al Gobierno español y dijo que “lo que España ha hecho ya y lo que se ha comprometido a hacer no es mucho más de lo que le habríamos pedido si estuviera bajo un programa del FMI”.
Carlos E. Cué
Madrid, El País
Llegó el día clave para saber qué agosto le espera a España. Hoy coinciden una subasta de bonos españoles, una visita de Mario Monti a Madrid y una reunión clave del BCE que el Gobierno español espera y a la vez teme. Si defrauda las expectativas, la prima de riesgo podría dispararse.
Mariano Rajoy, que sigue encerrado en La Moncloa desde la última cumbre, el 29 de junio, se ha puesto políticamente bajo el paraguas de Monti, según coinciden diversas fuentes, en su ofensiva para lograr una actuación conjunta del BCE y del fondo de rescate para rebajar las primas de riesgo italiana y española.
Rajoy no informa de sus gestiones, aunque en La Moncloa insisten en que habla con frecuencia con todos sus socios, sin dar más detalles. Mientras, Monti finaliza en Madrid una ofensiva diplomática que le ha llevado a París a verse con François Hollande, un aliado en la presión a los países del norte, y el miércoles a Helsinki con el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, uno de los más duros opositores a la idea de la compra de deuda. Monti logró suavizar la posición de Katainen, que admitió públicamente que los mercados no funcionan bien porque no tiene sentido que países que están haciendo grandes esfuerzos de recortes no vean cómo su prima de riesgo baja.
El objetivo de Monti es claro y en este caso sirve a los intereses de Rajoy, que se coloca detrás de él y aprovechará la visita para lanzar un mensaje conjunto. El italiano busca mecanismos para rebajar el coste de la deuda. España e Italia se niegan de momento a pedir expresamente al fondo de rescate que compre deuda en el mercado secundario, algo que implicaría una votación en el Eurogrupo y otro memorándum con más condiciones. Monti, y Rajoy detrás, buscan alternativas.
Monti, que al contrario del español sí suele detallar con quién habla, contactó ayer con Barack Obama, el presidente de EE UU, especialmente preocupado por la crisis europea, que le pidió “acciones decididas”. Obama también llamó a Hollande. No consta que lo haya hecho con Rajoy.
España confía en que hoy el BCE anuncie esas actuaciones decididas, sobre todo que compre deuda en el mercado secundario. Aunque ayer, ante las presiones alemanas, el Gobierno empezó a preocuparse por la posibilidad de que el BCE no haga nada hoy y la presión de los mercados vuelva a crecer.
Si el BCE actúa, Italia y España tendrán que ofrecer algo a cambio para contener al sector más duro. El Gobierno plantea fórmulas para ofrecer esas garantías sin tener que pedir expresamente la ayuda. Cualquier decisión debería tomarse en un Eurogrupo que de momento no está convocado.
Monti fue muy claro en su rueda de prensa con Katainen. Dijo que en este momento “no parece que Italia necesite ayudas especiales, desde luego no necesita el rescate de toda su economía”. Pero añadió: “Las ayudas podrían ser necesarias, quizás, por la lentitud con la que los mercados comprenden los esfuerzos realizados y los resultados logrados”. Esto es, dejó abierta la posibilidad de esa petición de ayuda que el Gobierno español insiste en desmentir.
España ve con buenos ojos la fórmula que plantea Monti de una especie de escudo contra la prima de riesgo: un tope a partir del cual el fondo compraría esa deuda sin que ni siquiera fuera necesario pedirlo, siempre a cambio de aplicar las duras reformas y recortes pactados. “El Gobierno español apoya cualquier procedimiento que sirva para resolver el problema de la prima de riesgo”, señalan en La Moncloa. Sin embargo, varios países están en contra y ese mecanismo no ha sido aprobado.
La ofensiva de Monti incluye meter presión sobre la posibilidad de que se le conceda al fondo de rescate licencia bancaria, esto es financiación ilimitada del BCE. De nuevo, alemanes y nórdicos se niegan. Monti dijo en Helsinki que esa licencia bancaria “ayudaría” y que “ocurrirá a su debido tiempo”.
Y mientras, Christine Lagarde, directora del FMI, echó una mano al Gobierno español y dijo que “lo que España ha hecho ya y lo que se ha comprometido a hacer no es mucho más de lo que le habríamos pedido si estuviera bajo un programa del FMI”.