Maquinaria publicitaria de Chávez muy superior a la de Capriles
CARACAS, AP
Los actos de Hugo Chávez son extremadamente elaborados, en escenarios grandes, con equipos de producción, transmisiones televisivas en directo e incluso el desplazamiento de partidarios. Los de su rival en las elecciones presidenciales de octubre, Henrique Capriles, son comparativamente pequeños, en escenarios más diminutos -a veces el remolque de un camión- y sin la difusión que tienen las presentaciones del presidente.
Chávez mira sonriente a los venezolanos desde carteles publicitarios desplegados por todo el país y la televisión difunde no solo sus avisos sino también sus maratónicos monólogos presidenciales, que son transmitidos obligatoriamente por cadenas de radio y televisión y que con frecuencia terminan siendo verdaderos actos de campaña.
Si bien ninguna de las campañas ha revelado cuánto gasta, está claro que Chávez goza de una gran ventaja para financiar sus actos proselitistas y acceder a los medios de difusión. Capriles dijo que la puja por la presidencia es un combate entre "David y Goliat".
"Estamos peleando contra dos chequeras", dijo a The Associated Press, AP, Rafael Guzmán, encargado nacional de finanzas de la campaña de Capriles, aludiendo a dineros provenientes del petróleo y del Banco Central.
Por su parte el jefe nacional del Comando Venezuela, a cargo de la campaña opositora, Armando Briquet, declaró a la AP que mientras que Capriles recauda fondos con actos proselitistas y donaciones, "Chávez está haciendo campaña con dineros públicos".
El gobierno niega estar usando fondos o la infraestructura del gobierno y asegura que solo utiliza donaciones de sus partidarios.
La semana pasada los partidarios de Chávez recaudaron fondos con una rifa que sorteó premios que incluyeron una automóvil nuevo, motocicletas y electrodomésticos.
Si Chávez tiene alguna ventaja, "es una ventaja moral, una ventaja ética", sostuvo el jefe del comando electoral oficialista, Jorge Rodríguez, durante una rueda de prensa en julio.
El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, Diosdado Cabello, por otro lado, aseguró que Capriles recibe financiamiento de banqueros venezolanos prófugos de la justicia, algunos acusados de violar el férreo control cambiario establecido por Chávez o desviar depósitos al extranjero. La gente de Capriles desmintió esa acusación.
No hay forma de distinguir entre los enormes gastos que hace Chávez como presidente y los dineros que desembolsa como candidato a la reelección por el PSUV, en parte porque muchos actos oficiales a menudo se convierten en actos proselitistas.
A diferencia de otros países de la región, Venezuela no cuenta con una ley de financiamiento público para las elecciones ni con un tope máximo para propaganda. En teoría, la financiación de las campañas debería provenir del sector privado.
La ley electoral venezolana prohibe donaciones, aportes o subsidios de organismos o entes públicos, de compañías extranjeras o con casa matriz en el exterior, empresas concesionarias o de servicios públicos, apoyos anónimos y de cualquier organismo que reciba dineros del extranjero.
Capriles, un abogado de 40 años, es el candidato único de la oposición aglutinada en la Mesa de Unidad Democrática, MUD, y el rival más serio que ha enfrentado Chávez en más de una década. Aunque hasta la primera semana de agosto la mayoría de las encuestas pronosticaban un triunfo del presidente, varios analistas otorgan a Capriles posibilidades reales de victoria.
Los actos de Hugo Chávez son extremadamente elaborados, en escenarios grandes, con equipos de producción, transmisiones televisivas en directo e incluso el desplazamiento de partidarios. Los de su rival en las elecciones presidenciales de octubre, Henrique Capriles, son comparativamente pequeños, en escenarios más diminutos -a veces el remolque de un camión- y sin la difusión que tienen las presentaciones del presidente.
Chávez mira sonriente a los venezolanos desde carteles publicitarios desplegados por todo el país y la televisión difunde no solo sus avisos sino también sus maratónicos monólogos presidenciales, que son transmitidos obligatoriamente por cadenas de radio y televisión y que con frecuencia terminan siendo verdaderos actos de campaña.
Si bien ninguna de las campañas ha revelado cuánto gasta, está claro que Chávez goza de una gran ventaja para financiar sus actos proselitistas y acceder a los medios de difusión. Capriles dijo que la puja por la presidencia es un combate entre "David y Goliat".
"Estamos peleando contra dos chequeras", dijo a The Associated Press, AP, Rafael Guzmán, encargado nacional de finanzas de la campaña de Capriles, aludiendo a dineros provenientes del petróleo y del Banco Central.
Por su parte el jefe nacional del Comando Venezuela, a cargo de la campaña opositora, Armando Briquet, declaró a la AP que mientras que Capriles recauda fondos con actos proselitistas y donaciones, "Chávez está haciendo campaña con dineros públicos".
El gobierno niega estar usando fondos o la infraestructura del gobierno y asegura que solo utiliza donaciones de sus partidarios.
La semana pasada los partidarios de Chávez recaudaron fondos con una rifa que sorteó premios que incluyeron una automóvil nuevo, motocicletas y electrodomésticos.
Si Chávez tiene alguna ventaja, "es una ventaja moral, una ventaja ética", sostuvo el jefe del comando electoral oficialista, Jorge Rodríguez, durante una rueda de prensa en julio.
El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, Diosdado Cabello, por otro lado, aseguró que Capriles recibe financiamiento de banqueros venezolanos prófugos de la justicia, algunos acusados de violar el férreo control cambiario establecido por Chávez o desviar depósitos al extranjero. La gente de Capriles desmintió esa acusación.
No hay forma de distinguir entre los enormes gastos que hace Chávez como presidente y los dineros que desembolsa como candidato a la reelección por el PSUV, en parte porque muchos actos oficiales a menudo se convierten en actos proselitistas.
A diferencia de otros países de la región, Venezuela no cuenta con una ley de financiamiento público para las elecciones ni con un tope máximo para propaganda. En teoría, la financiación de las campañas debería provenir del sector privado.
La ley electoral venezolana prohibe donaciones, aportes o subsidios de organismos o entes públicos, de compañías extranjeras o con casa matriz en el exterior, empresas concesionarias o de servicios públicos, apoyos anónimos y de cualquier organismo que reciba dineros del extranjero.
Capriles, un abogado de 40 años, es el candidato único de la oposición aglutinada en la Mesa de Unidad Democrática, MUD, y el rival más serio que ha enfrentado Chávez en más de una década. Aunque hasta la primera semana de agosto la mayoría de las encuestas pronosticaban un triunfo del presidente, varios analistas otorgan a Capriles posibilidades reales de victoria.