La OEA convoca una reunión de urgencia para estudiar el caso de Julian Assange
EE UU, Canadá y Trinidad y Tobago se oponen a la cita, que se celebrará el próximo viernes
Paúl Mena Erazo
Quito, El País
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha decidido este viernes convocar para el próximo día 24 de agosto una reunión de ministros de exteriores por el conflicto surgido entre Ecuador y el Reino Unido en torno a la concesión de asilo a Julian Assange por parte del Gobierno ecuatoriano. La cita estará precedida por reuniones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que se efectuarán este fin de semana en Guayaquil, en las que el país latinoamericano buscará una respuesta regional sobre lo que Quito ha denunciado como una “amenaza” del Reino Unido. Esa amenaza, según el Gobierno de Ecuador, consiste en el posible asalto por parte de los británicos de la Embajada ecuatoriana en Londres para arrestar al fundador de Wikileaks, que se encuentra en el edificio desde el pasado 19 de junio.
La resolución de la OEA, adoptada con los votos en contra de Estados Unidos, Canadá y Trinidad y Tobago, establece que la cita de ministros de Exteriores de la próxima semana en Washington tendrá como fin tratar sobre la situación entre Ecuador y Reino Unido concerniente a la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, y acordar las medidas que convengan. María Isabel Salvador, la embajadora de Ecuador ante la OEA, había solicitado este jueves a su Consejo Permanente una reunión de consulta de los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros. Para que saliera adelante, se requería una mayoría absoluta.
Al comienzo de la reunión de urgencia del Consejo Permanente de la OEA, convocada a instancias de la delegación ecuatoriana, Salvador leyó la memoria que la Embajada de Reino Unido en Ecuador remitió al Gobierno de ese país el miércoles por la noche en la que advertía de que las autoridades británicas podían entrar en la sede de la misión diplomática ecuatoriana en Londres y detener a Assange en virtud de la Ley de Instalaciones Diplomáticas y Consulares de 1987. “Sinceramente esperamos no llegar a ese punto pero si no pueden resolver el problema de la presencia de Assange en su embajada nos reservamos la opción de adoptar las medidas oportunas”, leyó Salvador.
Ecuador se ha empleado a fondo para movilizar a la diplomacia latinoamericana por este caso. La Cancillería de Ecuador (Ministerio de Exteriores) ha dejado claro que espera que las reuniones de los entes regionales sirvan “para tratar esta amenaza y coordinar una respuesta a nivel regional, que no deje en la impunidad semejante hecho”. Por su parte, la Asamblea Nacional ecuatoriana ha llegado incluso a pedir al Gobierno del país sudamericano que solicite una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
Sobre la negativa de Reino Unido de permitir a Assange abandonar el país, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó este viernes en una entrevista en medios locales de Loja que antes de concederle el asilo ya sabía que el Gobierno británico no le concedería el salvoconducto. “El Gobierno ecuatoriano soberanamente decidió otorgarle el asilo, sabiendo que dado el marco jurídico del Reino Unido, ellos tenían potestad de dar el salvoconducto o no (…) Por la posición sin consideraciones de otra especie por parte del Reino Unido, ya sabíamos que no iba a dar ese salvoconducto”, manifestó el mandatario, al comentar la posibilidad de que el fundador de Wikileaks pueda quedarse “indefinidamente” en la Embajada ecuatoriana en Londres. Correa, informa Efe, añadió que decidió darle el asilo porque podía ser extraditado a un tercer país donde su vida corría peligro.
¿Qué posiciones pueden asumir los organismos regionales latinoamericanos en medio de este intríngulis diplomático y jurídico? Para Joaquín Hernández, experto en relaciones internacionales, la respuesta de la región podría ir entre el rechazo a la “amenaza” denunciada por Ecuador y un papel de mediación que podrían asumir naciones como Brasil, el gigante sudamericano.
Según dijo Hernández a EL PAÍS, el gobierno de Correa esperará conseguir de Latinoamérica una fortaleza regional que soporte su argumentación de concesión de asilo. “Ecuador busca mostrarle a Inglaterra, a Europa, que hay un gran respaldo regional a la posición ecuatoriana”, concluyó el experto.
Paúl Mena Erazo
Quito, El País
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha decidido este viernes convocar para el próximo día 24 de agosto una reunión de ministros de exteriores por el conflicto surgido entre Ecuador y el Reino Unido en torno a la concesión de asilo a Julian Assange por parte del Gobierno ecuatoriano. La cita estará precedida por reuniones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que se efectuarán este fin de semana en Guayaquil, en las que el país latinoamericano buscará una respuesta regional sobre lo que Quito ha denunciado como una “amenaza” del Reino Unido. Esa amenaza, según el Gobierno de Ecuador, consiste en el posible asalto por parte de los británicos de la Embajada ecuatoriana en Londres para arrestar al fundador de Wikileaks, que se encuentra en el edificio desde el pasado 19 de junio.
La resolución de la OEA, adoptada con los votos en contra de Estados Unidos, Canadá y Trinidad y Tobago, establece que la cita de ministros de Exteriores de la próxima semana en Washington tendrá como fin tratar sobre la situación entre Ecuador y Reino Unido concerniente a la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, y acordar las medidas que convengan. María Isabel Salvador, la embajadora de Ecuador ante la OEA, había solicitado este jueves a su Consejo Permanente una reunión de consulta de los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros. Para que saliera adelante, se requería una mayoría absoluta.
Al comienzo de la reunión de urgencia del Consejo Permanente de la OEA, convocada a instancias de la delegación ecuatoriana, Salvador leyó la memoria que la Embajada de Reino Unido en Ecuador remitió al Gobierno de ese país el miércoles por la noche en la que advertía de que las autoridades británicas podían entrar en la sede de la misión diplomática ecuatoriana en Londres y detener a Assange en virtud de la Ley de Instalaciones Diplomáticas y Consulares de 1987. “Sinceramente esperamos no llegar a ese punto pero si no pueden resolver el problema de la presencia de Assange en su embajada nos reservamos la opción de adoptar las medidas oportunas”, leyó Salvador.
Ecuador se ha empleado a fondo para movilizar a la diplomacia latinoamericana por este caso. La Cancillería de Ecuador (Ministerio de Exteriores) ha dejado claro que espera que las reuniones de los entes regionales sirvan “para tratar esta amenaza y coordinar una respuesta a nivel regional, que no deje en la impunidad semejante hecho”. Por su parte, la Asamblea Nacional ecuatoriana ha llegado incluso a pedir al Gobierno del país sudamericano que solicite una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
Sobre la negativa de Reino Unido de permitir a Assange abandonar el país, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó este viernes en una entrevista en medios locales de Loja que antes de concederle el asilo ya sabía que el Gobierno británico no le concedería el salvoconducto. “El Gobierno ecuatoriano soberanamente decidió otorgarle el asilo, sabiendo que dado el marco jurídico del Reino Unido, ellos tenían potestad de dar el salvoconducto o no (…) Por la posición sin consideraciones de otra especie por parte del Reino Unido, ya sabíamos que no iba a dar ese salvoconducto”, manifestó el mandatario, al comentar la posibilidad de que el fundador de Wikileaks pueda quedarse “indefinidamente” en la Embajada ecuatoriana en Londres. Correa, informa Efe, añadió que decidió darle el asilo porque podía ser extraditado a un tercer país donde su vida corría peligro.
¿Qué posiciones pueden asumir los organismos regionales latinoamericanos en medio de este intríngulis diplomático y jurídico? Para Joaquín Hernández, experto en relaciones internacionales, la respuesta de la región podría ir entre el rechazo a la “amenaza” denunciada por Ecuador y un papel de mediación que podrían asumir naciones como Brasil, el gigante sudamericano.
Según dijo Hernández a EL PAÍS, el gobierno de Correa esperará conseguir de Latinoamérica una fortaleza regional que soporte su argumentación de concesión de asilo. “Ecuador busca mostrarle a Inglaterra, a Europa, que hay un gran respaldo regional a la posición ecuatoriana”, concluyó el experto.