Europa diseña el mecanismo de ayuda para bajar la prima de riesgo
El fondo de rescate europeo podría comprar deuda en las subasta de deuda de los países del euro
Luis Doncel
Bruselas, El País
Altos cargos de los ministerios de Finanzas de la zona euro ultimaron el pasado martes los detalles de un plan para bajar la prima de riesgo de los países en dificultades. Dicho mecanismo estará, en teoría, a disposición de todos los Estados que lo soliciten, pero está diseñado al milímetro para el caso de España y, quizás, de Italia. A falta de perfilar algunos flecos, el Banco Central Europeo (BCE) compraría deuda en el mercado secundario del país en cuestión, mientras que el fondo de rescate europeo se centraría en el primario.
La Comisión Europea espera tener lista la arquitectura de esta nueva ayuda a finales de septiembre. Una vez terminado este proceso, solo faltaría que el Eurogrupo, el organismo que reúne a los 17 ministros de Economía y Finanzas de la unión monetaria, diera el visto bueno político. A España solo le quedaría entonces solicitar formalmente este segundo rescate blando.
Los contactos para diseñar el mecanismo de apoyo a los países con primas de riesgo disparadas se han intensificado en las últimas fechas que, en la práctica, equivaldría a un segundo recate en el caso español, y que el Gobierno de Mariano Rajoy ha negado estar negociando.
Fuentes del Ministerio de Economía declinaron este jueves comentar la reunión del pasado martes con el argumento de que este tipo de encuentros son “frecuentes”. El grupo de trabajo que reúne a los números dos de los ministerios de Finanzas volverá a reunirse el próximo viernes para preparar el Eurogrupo del próximo mes en Chipre.
El Gobierno español ha pasado de negar categóricamente la petición de otro salvavidas financiero a dejar abierta la posibilidad a la espera de más detalles por parte del BCE. “Haremos todo aquello que sea conveniente para los intereses de los españoles”, se limitó a decir Rajoy esta semana.
Una de las cuestiones fundamentales del programa de asistencia será si implicará recortes adicionales. El presidente del BCE, Mario Draghi, dejó claro en su intervención del pasado 2 de agosto que cualquier inyección de dinero europeo conllevaría condiciones “estrictas y efectivas”. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reiterado en diversas ocasiones que una hipotética ayuda no obligaría al Gobierno a tomar más decisiones dolorosas.
Esta aparente contradicción puede no serlo tanto. Las fuentes comunitarias consultadas consideran que el rescate a la deuda soberana no supondrá más condiciones de las que Bruselas ya ha impuesto a Madrid, pero sí una supervisión aún más férrea para asegurarse de que España cumple los compromiso del objetivo de déficit —que debe quedar por debajo del 3% en 2014— y también de reformas estructurales en energía o pensiones que el Gobierno aún no ha acometido.
Los responsables de Finanzas de la Eurozona aún deben definir algunos detalles, como la relación entre los dos instrumentos de compra de deuda, el BCE y el fondo de rescate, ya sea la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) o su sustituto, el mecanismo permanente MEDE.
El organismo que encabeza Draghi tiene prohibido en sus estatutos intervenir en el mercado primario, donde los Estados emiten directamente sus títulos. En marzo del año pasado, el Consejo Europeo autorizó al FEEF a acudir a estas subastas de deuda siempre que se den “condiciones excepcionales”, pero hasta ahora no lo ha hecho. Esto podría cambiar a corto plazo si las negociaciones que se suceden estos días llegan a buen puerto, y si España acepta someterse a un programa con una condicionalidad estricta. El BCE mantiene congelado desde el pasado marzo su programa de compra de deuda en el mercado secundario.
Sí hay algo evidente: cuando España u otro país pida la financiación externa, serán las instituciones europeas las que decidirán cómo y cuándo se produce la intervención. Bruselas confía en que la irrupción del fondo de rescate en el mercado primario y la mera posibilidad de que el Eurobanco pueda hacer lo mismo en el secundario no haga necesario un gran desembolso de fondos por parte de la institución que preside Draghi.
Muchos expertos señalan, en cambio, que la limitada capacidad de actuación del FEEF solo servirá como remedio a corto plazo. Por ello, este plan, que trata de impedir que los problemas de financiación empujen a España a la insolvencia, no tiene garantizado su éxito.
Las voces pesimistas se multiplican de un lado a otro del continente. Este jueves fue el primer ministro eslovaco el que sumó a este coro. “Por supuesto que estoy preocupado por un colapso de la Eurozona”, aseguró Robert Fico. “Dependerá de cómo manejemos la situación de países como Grecia o España. También de cómo reaccionen los Estados miembros a los documentos que fortalecen la integración europea... Veo una ruptura del euro tan realista como la permanencia, 50% a 50%”, avisó el líder eslovaco.
El primer ministro griego, Antonis Samarás, consideró este jueves “inevitable” el nuevo paquete de recortes de 11.500 millones de euros exigido por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para mantener a su país en la zona euro.
Luis Doncel
Bruselas, El País
Altos cargos de los ministerios de Finanzas de la zona euro ultimaron el pasado martes los detalles de un plan para bajar la prima de riesgo de los países en dificultades. Dicho mecanismo estará, en teoría, a disposición de todos los Estados que lo soliciten, pero está diseñado al milímetro para el caso de España y, quizás, de Italia. A falta de perfilar algunos flecos, el Banco Central Europeo (BCE) compraría deuda en el mercado secundario del país en cuestión, mientras que el fondo de rescate europeo se centraría en el primario.
La Comisión Europea espera tener lista la arquitectura de esta nueva ayuda a finales de septiembre. Una vez terminado este proceso, solo faltaría que el Eurogrupo, el organismo que reúne a los 17 ministros de Economía y Finanzas de la unión monetaria, diera el visto bueno político. A España solo le quedaría entonces solicitar formalmente este segundo rescate blando.
Los contactos para diseñar el mecanismo de apoyo a los países con primas de riesgo disparadas se han intensificado en las últimas fechas que, en la práctica, equivaldría a un segundo recate en el caso español, y que el Gobierno de Mariano Rajoy ha negado estar negociando.
Fuentes del Ministerio de Economía declinaron este jueves comentar la reunión del pasado martes con el argumento de que este tipo de encuentros son “frecuentes”. El grupo de trabajo que reúne a los números dos de los ministerios de Finanzas volverá a reunirse el próximo viernes para preparar el Eurogrupo del próximo mes en Chipre.
El Gobierno español ha pasado de negar categóricamente la petición de otro salvavidas financiero a dejar abierta la posibilidad a la espera de más detalles por parte del BCE. “Haremos todo aquello que sea conveniente para los intereses de los españoles”, se limitó a decir Rajoy esta semana.
Una de las cuestiones fundamentales del programa de asistencia será si implicará recortes adicionales. El presidente del BCE, Mario Draghi, dejó claro en su intervención del pasado 2 de agosto que cualquier inyección de dinero europeo conllevaría condiciones “estrictas y efectivas”. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reiterado en diversas ocasiones que una hipotética ayuda no obligaría al Gobierno a tomar más decisiones dolorosas.
Esta aparente contradicción puede no serlo tanto. Las fuentes comunitarias consultadas consideran que el rescate a la deuda soberana no supondrá más condiciones de las que Bruselas ya ha impuesto a Madrid, pero sí una supervisión aún más férrea para asegurarse de que España cumple los compromiso del objetivo de déficit —que debe quedar por debajo del 3% en 2014— y también de reformas estructurales en energía o pensiones que el Gobierno aún no ha acometido.
Los responsables de Finanzas de la Eurozona aún deben definir algunos detalles, como la relación entre los dos instrumentos de compra de deuda, el BCE y el fondo de rescate, ya sea la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) o su sustituto, el mecanismo permanente MEDE.
El organismo que encabeza Draghi tiene prohibido en sus estatutos intervenir en el mercado primario, donde los Estados emiten directamente sus títulos. En marzo del año pasado, el Consejo Europeo autorizó al FEEF a acudir a estas subastas de deuda siempre que se den “condiciones excepcionales”, pero hasta ahora no lo ha hecho. Esto podría cambiar a corto plazo si las negociaciones que se suceden estos días llegan a buen puerto, y si España acepta someterse a un programa con una condicionalidad estricta. El BCE mantiene congelado desde el pasado marzo su programa de compra de deuda en el mercado secundario.
Sí hay algo evidente: cuando España u otro país pida la financiación externa, serán las instituciones europeas las que decidirán cómo y cuándo se produce la intervención. Bruselas confía en que la irrupción del fondo de rescate en el mercado primario y la mera posibilidad de que el Eurobanco pueda hacer lo mismo en el secundario no haga necesario un gran desembolso de fondos por parte de la institución que preside Draghi.
Muchos expertos señalan, en cambio, que la limitada capacidad de actuación del FEEF solo servirá como remedio a corto plazo. Por ello, este plan, que trata de impedir que los problemas de financiación empujen a España a la insolvencia, no tiene garantizado su éxito.
Las voces pesimistas se multiplican de un lado a otro del continente. Este jueves fue el primer ministro eslovaco el que sumó a este coro. “Por supuesto que estoy preocupado por un colapso de la Eurozona”, aseguró Robert Fico. “Dependerá de cómo manejemos la situación de países como Grecia o España. También de cómo reaccionen los Estados miembros a los documentos que fortalecen la integración europea... Veo una ruptura del euro tan realista como la permanencia, 50% a 50%”, avisó el líder eslovaco.
El primer ministro griego, Antonis Samarás, consideró este jueves “inevitable” el nuevo paquete de recortes de 11.500 millones de euros exigido por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para mantener a su país en la zona euro.