Damasco cuenta con el arsenal químico más grande de Oriente Próximo
Israel teme que las armas de destrucción masiva caigan en manos de terroristas
Ana Garralda / Francisca Risatti
Jerusalén / Madrid, El País
Siria cuenta con el arsenal de armas químicas más grande de Oriente Próximo. Por ello, el hecho de que el país árabe esté inmerso en una guerra civil “sin dudas pone a todos muy nerviosos”, afirma Dina Esfandiary, investigadora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, un día después de la primera amenaza directa de intervención militar en Siria por parte del presidente de Estados Unidos. Barack Obama afirmó el lunes que, de tener indicios de que el régimen de Bachar el Asad traslada o se prepara para utilizar su arsenal químico, Washington no dudará en responder. Desde el comienzo del conflicto, que lleva ya 17 meses, la posibilidad de que el Gobierno sirio utilice las armas químicas contra los rebeldes o de que en medio del derrumbe del régimen parte de ese arsenal termine en manos de grupos radicales como Hezbolá o Al Qaeda, es una de las principales preocupaciones de la comunidad internacional, y especialmente de Israel, el gran enemigo de Siria en la región.
Moshe Maoz, investigador del departamento de Estudios Islámicos y de Oriente Medio de la Universidad Hebrea de Jerusalén, afirma que el Ejército israelí está vigilando con todos sus recursos de inteligencia los movimientos que tienen lugar en Siria, “especialmente en el aeropuerto de Damasco”. La mayor amenaza para Israel, según Maoz, es que se produzca un trasvase de las armas químicas a Hezbolá, la milicia chií aliada del régimen sirio que controla el sur de Líbano. “Si esta milicia, que dice ser ‘el partido de Dios’ se hace con ellas, no pensará en Dios cuando las utilice contra Israel”, afirma.
Damasco comenzó a desarrollar armas químicas para tener un elemento de disuasión frente al vecino hebreo. “Después de varias derrotas militares frente a Israel, Siria decidió invertir en armamento convencional y no convencional a partir de los ochenta, en un intento de equipararse militarmente [a su rival]”, afirma Esfandiary. Aunque fracasó en su intento de igualar el poder militar de Israel, el país árabe —que no ha firmado la Convención de Armas Químicas de 1993, que prohíbe su uso, producción y almacenamiento—, se ha convertido en una potencia en este tipo de armamento. “Se cree que Siria cuenta con el cuarto arsenal más grande del mundo, después de Rusia, Estados Unidos y Corea del Norte”, explica la experta de IISS. Siria cuenta con cuatro centros de producción ubicados en Alepo, Homs, Hama y Latakia, mientras que la localización de muchos de los sitios en los que se almacena el material, que según las versiones, pueden ser entre 12 y 25 centros distribuidos por todo el país, sigue siendo una incógnita.
Esa falta de información sobre la localización de las armas sería uno de los obstáculos para el éxito de un ataque aéreo preventivo por parte de Estados Unidos o Israel que pretendiera neutralizar el arsenal químico iraní, según la experta del IISS. "Si sobrevive una parte de las armas químicas, la amenaza seguiría existiendo y en unas condiciones de seguridad muy deterioradas", afirma. Otro inconveniente sería el riesgo de que los ataques causen la liberación de los agentes químicos a la atmósfera.
La otra opción para neutralizar las armas no convencionales sirias, la de una intervención por tierra, tampoco es auspiciosa. "Exigiría la intervención de unos 75.000 soldados, que quedarían en una situación de gran vulnerabilidad a ataques del Gobierno sirio", explica la experta del IISS.
“Siria tiene, con certeza, dos tipos de armas químicas: gas mostaza (que quema al ser inhalado), y gas sarín (un agente que causa problemas de respiración que derivan en una parálisis). Hay versiones no confirmadas de que también tiene el gas nervioso VX (aún más letal, dado que permanece más tiempo en la atmósfera) y el gas cianuro”, señala Esfandiary. Para utilizarlos, Siria cuenta además con misiles SCUD que compró a Corea del Norte a partir de los años noventa.
Uzi Eilan, investigador Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), de Israel, afirma que Siria tiene abundantes misiles SCUD de la clase A, de corto alcance (300 km), y de la clase B, de largo alcance (entre 500 y 600 kilómetros). "Con ellos podrían cubrir gran parte del territorio de Israel. Esto es un hecho y preocupa mucho a los israelíes", añade.
Eilan, al igual que Eyal Zisser, del Centro Moshe Dayan de Estudios de Oriente Medio y África de la Universidad de Tel Aviv, sin embargo, coincide con Maoz en que la mayor preocupación de Israel es que el arsenal sirio caiga en manos de grupos como Hezbolá o Al Qaeda. Para Esfandiary, sin embargo, se trata de dos amenazas diferentes. En el supuesto caso de que el régimen cediera parte de sus armas a Hezbolá, como han amenazado funcionarios del Gobierno sirio, la milicia libanesa difícilmente aceptaría recibirlas, según la investigadora. “Hezbolá forma parte del Gobierno de Líbano y está tratando de aumentar su legitimidad”, explica.
Al Qaeda, en cambio, ha manifestado su intención de hacerse con el arsenal químico. Esfendiary afirma que el régimen sirio hará lo posible por mantener el control sobre las armas y que para ello las está protegiendo con sus tropas más leales. Pero aun en el caso de que los terroristas accedan al arsenal, tendrán graves dificultades para poder utilizarlas. “Sin el entrenamiento y los elementos técnicos adecuados, tendrían grandes problemas y correrían un gran riesgo”, precisa la experta del IISS.
Esfandiary tampoco cree probable que el Gobierno sirio se atreva a emplear sus armas más letales: “Si las utiliza, Estados Unidos atacará, por lo tanto, si El Asad quiere sobrevivir no va a correr ese riesgo”.
Ana Garralda / Francisca Risatti
Jerusalén / Madrid, El País
Siria cuenta con el arsenal de armas químicas más grande de Oriente Próximo. Por ello, el hecho de que el país árabe esté inmerso en una guerra civil “sin dudas pone a todos muy nerviosos”, afirma Dina Esfandiary, investigadora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, un día después de la primera amenaza directa de intervención militar en Siria por parte del presidente de Estados Unidos. Barack Obama afirmó el lunes que, de tener indicios de que el régimen de Bachar el Asad traslada o se prepara para utilizar su arsenal químico, Washington no dudará en responder. Desde el comienzo del conflicto, que lleva ya 17 meses, la posibilidad de que el Gobierno sirio utilice las armas químicas contra los rebeldes o de que en medio del derrumbe del régimen parte de ese arsenal termine en manos de grupos radicales como Hezbolá o Al Qaeda, es una de las principales preocupaciones de la comunidad internacional, y especialmente de Israel, el gran enemigo de Siria en la región.
Moshe Maoz, investigador del departamento de Estudios Islámicos y de Oriente Medio de la Universidad Hebrea de Jerusalén, afirma que el Ejército israelí está vigilando con todos sus recursos de inteligencia los movimientos que tienen lugar en Siria, “especialmente en el aeropuerto de Damasco”. La mayor amenaza para Israel, según Maoz, es que se produzca un trasvase de las armas químicas a Hezbolá, la milicia chií aliada del régimen sirio que controla el sur de Líbano. “Si esta milicia, que dice ser ‘el partido de Dios’ se hace con ellas, no pensará en Dios cuando las utilice contra Israel”, afirma.
Damasco comenzó a desarrollar armas químicas para tener un elemento de disuasión frente al vecino hebreo. “Después de varias derrotas militares frente a Israel, Siria decidió invertir en armamento convencional y no convencional a partir de los ochenta, en un intento de equipararse militarmente [a su rival]”, afirma Esfandiary. Aunque fracasó en su intento de igualar el poder militar de Israel, el país árabe —que no ha firmado la Convención de Armas Químicas de 1993, que prohíbe su uso, producción y almacenamiento—, se ha convertido en una potencia en este tipo de armamento. “Se cree que Siria cuenta con el cuarto arsenal más grande del mundo, después de Rusia, Estados Unidos y Corea del Norte”, explica la experta de IISS. Siria cuenta con cuatro centros de producción ubicados en Alepo, Homs, Hama y Latakia, mientras que la localización de muchos de los sitios en los que se almacena el material, que según las versiones, pueden ser entre 12 y 25 centros distribuidos por todo el país, sigue siendo una incógnita.
Esa falta de información sobre la localización de las armas sería uno de los obstáculos para el éxito de un ataque aéreo preventivo por parte de Estados Unidos o Israel que pretendiera neutralizar el arsenal químico iraní, según la experta del IISS. "Si sobrevive una parte de las armas químicas, la amenaza seguiría existiendo y en unas condiciones de seguridad muy deterioradas", afirma. Otro inconveniente sería el riesgo de que los ataques causen la liberación de los agentes químicos a la atmósfera.
La otra opción para neutralizar las armas no convencionales sirias, la de una intervención por tierra, tampoco es auspiciosa. "Exigiría la intervención de unos 75.000 soldados, que quedarían en una situación de gran vulnerabilidad a ataques del Gobierno sirio", explica la experta del IISS.
“Siria tiene, con certeza, dos tipos de armas químicas: gas mostaza (que quema al ser inhalado), y gas sarín (un agente que causa problemas de respiración que derivan en una parálisis). Hay versiones no confirmadas de que también tiene el gas nervioso VX (aún más letal, dado que permanece más tiempo en la atmósfera) y el gas cianuro”, señala Esfandiary. Para utilizarlos, Siria cuenta además con misiles SCUD que compró a Corea del Norte a partir de los años noventa.
Uzi Eilan, investigador Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), de Israel, afirma que Siria tiene abundantes misiles SCUD de la clase A, de corto alcance (300 km), y de la clase B, de largo alcance (entre 500 y 600 kilómetros). "Con ellos podrían cubrir gran parte del territorio de Israel. Esto es un hecho y preocupa mucho a los israelíes", añade.
Eilan, al igual que Eyal Zisser, del Centro Moshe Dayan de Estudios de Oriente Medio y África de la Universidad de Tel Aviv, sin embargo, coincide con Maoz en que la mayor preocupación de Israel es que el arsenal sirio caiga en manos de grupos como Hezbolá o Al Qaeda. Para Esfandiary, sin embargo, se trata de dos amenazas diferentes. En el supuesto caso de que el régimen cediera parte de sus armas a Hezbolá, como han amenazado funcionarios del Gobierno sirio, la milicia libanesa difícilmente aceptaría recibirlas, según la investigadora. “Hezbolá forma parte del Gobierno de Líbano y está tratando de aumentar su legitimidad”, explica.
Al Qaeda, en cambio, ha manifestado su intención de hacerse con el arsenal químico. Esfendiary afirma que el régimen sirio hará lo posible por mantener el control sobre las armas y que para ello las está protegiendo con sus tropas más leales. Pero aun en el caso de que los terroristas accedan al arsenal, tendrán graves dificultades para poder utilizarlas. “Sin el entrenamiento y los elementos técnicos adecuados, tendrían grandes problemas y correrían un gran riesgo”, precisa la experta del IISS.
Esfandiary tampoco cree probable que el Gobierno sirio se atreva a emplear sus armas más letales: “Si las utiliza, Estados Unidos atacará, por lo tanto, si El Asad quiere sobrevivir no va a correr ese riesgo”.