Analistas apuestan ahora a que Grecia seguirá en la zona euro
Londres, Reuters
Los sucesivos problemas de deuda de Grecia no han dinamitado los lazos políticos que mantiene en la eurozona, persuadiendo a un creciente número de economistas a cambiar su opinión y concluir que el destino del país está más dentro que fuera de la unión monetaria.
Sondeos de Reuters en los últimos meses sugieren que la membresía de Grecia a la eurozona se ha vuelto más segura, pese al goteo diario de sombrías noticias económicas desde Atenas, o quizá precisamente por eso.
La magnitud de la debacle de Grecia ha contribuido a una creciente sensación de que queda poco, en términos económicos, que pueda obligar a los prestamistas a recortar la financiación de Grecia y expulsarla de la zona euro.
Para los economistas, el futuro de Grecia en la eurozona ya no es una cuestión económica sino de voluntad política, que sigue firme en Atenas y Bruselas, pese a la oposición de algunos políticos alemanes.
Ahora hay un gran consenso entre los analistas de que Grecia seguirá estando en la eurozona dentro de 12 meses, con 45 de 64 economistas encuestados la semana pasada mostrándose de acuerdo. En mayo había más división de opiniones.
"Dada la extraordinaria presión sobre el crédito de Grecia dentro de la eurozona, el poder del factor político no debe subestimarse", dijo Lena Komileva, de la consultora independiente de investigación G+ Economics.
"En realidad, Grecia no debería ser miembro de la eurozona a estas alturas. De hecho se debe a factores políticos más que económicos", dijo.
El pasado noviembre, un sondeo de Reuters entre destacados economistas independientes y ex funcionarios mostró una firme mayoría -14 de 20- que no creía que la eurozona sobreviviera en su forma actual, con Grecia como el mayor candidato de lejos a salir del grupo.
Desde entonces, incluso altos cargos políticos europeos han hablado abiertamente de una salida griega del euro.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dijo el martes que una salida griega sería manejable, pero no deseable, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, se ha visto bajo creciente escrutinio de sus socios de coalición para expulsar a Grecia.
La oposición más severa a esas declaraciones ha llegado desde el Banco Central Europeo, liderada por su presidente, Mario Draghi, que ha reiterado que el euro es "irreversible".
RECHAZAR EL DRACMA
Grecia está en su quinto año consecutivo de recesión económica, con casi uno de cada cuatro ciudadanos sin empleo.
Su economía se encogió un 6,2 por ciento interanual en el segundo trimestre, una caída que se espera persista hasta bien entrado el año que viene.
Pese a la ruina económica, la formación de un Gobierno funcional y pro rescate es un gran motivo por el que los economistas están ahora más inclinados a creer que se quedará en el club de la moneda.
El primer ministro griego, Antonis Samaras, celebrará la semana que viene su primer encuentro con líderes de la eurozona desde que asumió el cargo.
Samaras insistirá en que puede llevar a término un paquete de austeridad por valor de 11.500 millones de euros, una condición clave para recibir más fondos de rescate bajo la supervisión de la troika formada por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.
"La 'troika' sigue viniendo a Atenas, lo que sugiere que hay una visión política general de que la solvencia de Grecia debe gestionarse dentro de la eurozona, en lugar de empujar a Grecia hacia la salida", dijo Komileva.
Buena parte del público general parece seguir queriendo el euro.
"El apoyo por el euro es más fuerte en las economías del sur de Europa", dijo Martin McMahon, economista para Europa en el Banco de la Commonwealth de Australia, citando sondeos de opinión y las propias encuestas de la Comisión Europea.
"Llevará bastante tiempo para que la percepción popular y política cambien antes de que veamos una salida voluntaria de la zona euro", afirmó.
McMahon dijo que resulta difícil de creer que los miembros de la eurozona, sumidos en la crisis, vayan a expulsar por la fuerza a otro país.
"No es sólo que Alemania digan 'Bueno, hemos tenido suficiente' (...) necesitaría que los demás también estuvieran de acuerdo".
Los sucesivos problemas de deuda de Grecia no han dinamitado los lazos políticos que mantiene en la eurozona, persuadiendo a un creciente número de economistas a cambiar su opinión y concluir que el destino del país está más dentro que fuera de la unión monetaria.
Sondeos de Reuters en los últimos meses sugieren que la membresía de Grecia a la eurozona se ha vuelto más segura, pese al goteo diario de sombrías noticias económicas desde Atenas, o quizá precisamente por eso.
La magnitud de la debacle de Grecia ha contribuido a una creciente sensación de que queda poco, en términos económicos, que pueda obligar a los prestamistas a recortar la financiación de Grecia y expulsarla de la zona euro.
Para los economistas, el futuro de Grecia en la eurozona ya no es una cuestión económica sino de voluntad política, que sigue firme en Atenas y Bruselas, pese a la oposición de algunos políticos alemanes.
Ahora hay un gran consenso entre los analistas de que Grecia seguirá estando en la eurozona dentro de 12 meses, con 45 de 64 economistas encuestados la semana pasada mostrándose de acuerdo. En mayo había más división de opiniones.
"Dada la extraordinaria presión sobre el crédito de Grecia dentro de la eurozona, el poder del factor político no debe subestimarse", dijo Lena Komileva, de la consultora independiente de investigación G+ Economics.
"En realidad, Grecia no debería ser miembro de la eurozona a estas alturas. De hecho se debe a factores políticos más que económicos", dijo.
El pasado noviembre, un sondeo de Reuters entre destacados economistas independientes y ex funcionarios mostró una firme mayoría -14 de 20- que no creía que la eurozona sobreviviera en su forma actual, con Grecia como el mayor candidato de lejos a salir del grupo.
Desde entonces, incluso altos cargos políticos europeos han hablado abiertamente de una salida griega del euro.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dijo el martes que una salida griega sería manejable, pero no deseable, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, se ha visto bajo creciente escrutinio de sus socios de coalición para expulsar a Grecia.
La oposición más severa a esas declaraciones ha llegado desde el Banco Central Europeo, liderada por su presidente, Mario Draghi, que ha reiterado que el euro es "irreversible".
RECHAZAR EL DRACMA
Grecia está en su quinto año consecutivo de recesión económica, con casi uno de cada cuatro ciudadanos sin empleo.
Su economía se encogió un 6,2 por ciento interanual en el segundo trimestre, una caída que se espera persista hasta bien entrado el año que viene.
Pese a la ruina económica, la formación de un Gobierno funcional y pro rescate es un gran motivo por el que los economistas están ahora más inclinados a creer que se quedará en el club de la moneda.
El primer ministro griego, Antonis Samaras, celebrará la semana que viene su primer encuentro con líderes de la eurozona desde que asumió el cargo.
Samaras insistirá en que puede llevar a término un paquete de austeridad por valor de 11.500 millones de euros, una condición clave para recibir más fondos de rescate bajo la supervisión de la troika formada por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.
"La 'troika' sigue viniendo a Atenas, lo que sugiere que hay una visión política general de que la solvencia de Grecia debe gestionarse dentro de la eurozona, en lugar de empujar a Grecia hacia la salida", dijo Komileva.
Buena parte del público general parece seguir queriendo el euro.
"El apoyo por el euro es más fuerte en las economías del sur de Europa", dijo Martin McMahon, economista para Europa en el Banco de la Commonwealth de Australia, citando sondeos de opinión y las propias encuestas de la Comisión Europea.
"Llevará bastante tiempo para que la percepción popular y política cambien antes de que veamos una salida voluntaria de la zona euro", afirmó.
McMahon dijo que resulta difícil de creer que los miembros de la eurozona, sumidos en la crisis, vayan a expulsar por la fuerza a otro país.
"No es sólo que Alemania digan 'Bueno, hemos tenido suficiente' (...) necesitaría que los demás también estuvieran de acuerdo".