Al menos 24 talibanes mueren en bombardeo en Afganistán

Kabul, AFP
Al menos 24 talibanes murieron en un bombardeo de la ISAF, el brazo armado de la OTAN, efectuado con el acuerdo de las fuerzas afganas en el este de Afganistán, informó la fuerza internacional.

Los aliados "observaron un gran grupo de insurgentes en una zona aislada" de la provincia de Kunar (este) y "abrieron fuego sobre ellos", afirmó un portavoz de la ISAF a la AFP, que precisó que el bombardeo "no tuvo lugar en un pueblo" y que "no había civiles en las cercanías".

No suele ser frecuente que haya tanto número de víctimas por un mortero pues los talibanes tratan de reunirse lo menos posible en grupos grandes. Representantes de las fuerzas afganas y extranjeras están actualmente en el terreno para evaluar la situación, según un comunicado de la ISAF.

Zabiulá Mudjahid, portavoz de los talibanes, reconoció la muerte de 13 insurgentes, así como de otros 9 heridos.

Según Najibulá Gujar, jefe de la policía del distrito de Chapa Dara, entre 40 y 60 rebeldes perdieron la vida. Estos hombres habían venido, según él, para proceder a la ejecución pública de un hombre condenado a muerte por la justicia talibán por haber matado a un individuo el viernes.

Más de 30 insurgentes perdieron la vida en el bombardeo, entre los que había árabes, chechenos y paquistaníes, afirmó por su parte a la AFP Mohammad Daud Zarba, adjunto al jefe de la policía provincial. Estos hombres querían atacar y conquistar Chapa Dara, estimó.

Dost Mohammad, un testigo contactado por la AFP, explicó que 80 talibanes habían llegado al distrito para poner fin a una disputa entre dos familias, que abocó en la muerte de un hombre.

"Solo 15 escaparon al bombardeo. Los cadáveres quemados yacían en el suelo", contó.

Expulsados a finales de 2001 del poder que ocupaban por la coalición internacional, los talibanes llevan a cabo desde entonces una rebelión sangrienta contra las tropas extranjeras y las fuerzas de seguridad afganas.

Kunar, en el este del país, es uno de los bastiones talibanes, que escapa en buena parte al control del Estado afgano. La ISAF realiza actualmente una ofensiva en esta provincia, así como en los territorios vecinos, para expulsar a los insurgentes.

Por otro lado, cuatro personas perdieron la vida por la explosión de una bomba en un mercado de la provincia de Herat (oeste de Afganistán) donde la gente hacía sus compras para festejar el fin del Ramadán, informaron este sábado las autoridades locales.

Una docena de personas resultaron heridas por la explosión de la bomba, colocada bajo un puente, dijo Mohiudin Noori, un portavoz provincial.

En los últimos meses se han recrudecido los ataques en Afganistán. El miércoles, al menos 14 personas resultaron heridas por la explosión de otra bomba también en un mercado de la ciudad de Herat y el martes hubo 50 muertos, en su mayoría civiles, en varios atentados en cuatro provincias.

Los civiles son las principales víctimas del conflicto. En 2011, más de 3.000 personas murieron a causa de la violencia, según la ONU, lo que lo convierte en el año más mortífero en once años de combates.

Desde 2007, más de 13.000 civiles afganos han perdido la vida a causa de la guerra, según Naciones Unidas.

Asimismo, dos soldados estadounidenses de las fuerzas de la OTAN en Afganistán (ISAF) murieron el viernes en un ataque ejecutado por un agente de la policía afgana, informó la coalición internacional. "Un miembro de la Policía Local Afgana volvió su arma contra dos miembros de los servicios" de la ISAF, informó una fuente militar, para añadir que el agente policial responsable del ataque "fue abatido" a balazos. El ataque ocurrió en la provincia de Farah, en el oeste de Afganistán.

Por su parte, el mulá Omar, líder de los talibanes, se felicitó por el éxito de la rebelión afgana y confirmó su disposición a negociar con Estados Unidos, en un mensaje publicado el viernes con motivo de la fiesta del Eid al Fitr, que marca el final del ayuno del mes del Ramadán.

El jefe de los talibanes, que no suele ser muy pródigo en mensajes, se felicitó de los avances registrados este año por sus tropas en su ofensiva estival, pues han llegado a todas las regiones del país, poniendo a la defensiva a las fuerzas gubernamentales afganas y a sus aliados de la OTAN.

El mulá Omar, en fuga desde la caída de su régimen, a finales de 2001, y que según numerosas fuentes se encuentra refugiado en el vecino Pakistán, reivindica la ola de ataques mortíferos perpetrados por soldados o policías afganos contra los de la OTAN, debido, según él, a una fuerte infiltración de los talibanes en estas instancias. En estos ataques, que se multiplican desde hace un año, socavando la confianza en las fuerzas de seguridad afganas y occidentales, han fallecido 39 soldados de la OTAN este año.

En su mensaje de siete páginas, el mulá Omar justifica de hecho el inicio de las negociaciones con Estados Unidos, lo que, según él, "no significa en absoluto una sumisión o el abandono de nuestros objetivos", aunque recuerda, llevan suspendidas desde principios de año.

Los rebeldes desean, sobre todo, la liberación de cinco de sus dirigentes detenidos en Guantánamo.

Señal de que reflexiona sobre el futuro de Afganistán, anuncia que los talibanes van a "esforzarse en ponerse de acuerdo con las otras facciones afganas después de la salida de los invasores".

Aunque la ISAF, fuerza internacional de la OTAN, prevé una retirada de Afganistán a finales de 2014, los estadounidenses desean dejar tropas después de esta fecha.

Llegados al poder en 1996, los talibanes fueron expulsados a finales de 2011 por una coalición militar internacional liderada por Estados Unidos, debido a sus vínculos con la red Al Qaeda. Su rebelión ha ganado terreno en los últimos años, haciendo temer a los occidentales su retorno al poder o una guerra civil tras la retirada de las tropas de la OTAN.

Cuatro personas perdieron la vida por la explosión de una bomba en un mercado de la provincia de Herat (oeste de Afganistán) donde la gente hacía sus compras para festejar el fin del Ramadán, informaron este sábado las autoridades locales.

Un soldado estadounidense camina por la noche en el interior de la base militar Camp Joyce, en la provincia afgana de Kunar, el viernes 17 de agosto de 2012.

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