Al Asad promete aplastar la revuelta, la oposición lo acusa de "matanza"
Damasco, AFP
El presidente sirio, Bashar al Asad, reiteró el domingo su determinación a aplastar a "cualquier precio" la revuelta en Siria, tras la muerte de centenares de personas en una operación del ejército cerca de Damasco, que la oposición tildó de "matanza".
"El pueblo sirio no permitirá que el complot triunfe y logre sus objetivos", y lo aplastará "a cualquier precio", dijo el presidente, enfrentado a una revuelta popular desde hace más de 17 meses, al recibir a Alaedín Borujerdi, emisario de Irán, principal aliado en la región, según la agencia oficial Sana.
Esta es la primera vez que la prensa se hace eco de declaraciones de Asad desde que un responsable evocó el martes la posibilidad de negociar una salida del presidente sirio en el marco de negociaciones con la oposición.
Pero el jefe de la diplomacia siria, Walid Mualem, uno de los halcones del régimen, descartó cualquier negociación mientras no se haya "limpiado" al país de rebeldes, según la agencia iraní IRNA tras un encuentro con Borujerdi en la capital siria.
De todas formas, la oposición exige la salida de Asad para sentarse a negociar.
Esta promesa de aplastar a los rebeldes, calificados de "terroristas" por el régimen sirio, se produce poco después del hallazgo por una ONG siria de al menos 320 cuerpos en la localidad de mayoría sunita de Daraya, a 7 kms al sur de Damasco, donde el ejército lanzó hace cinco días una operación.
La mayoría de los cuerpos, algunos ejecutados sumariamente, fueron hallados el sábado, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que ha informado de la presencia de al menos 15 mujeres y 14 niños entre las víctimas.
Las autoridades británicas dicen estar "profundamente preocupadas" por una posible "matanza salvaje de civiles" mientras que los rebeldes denuncian una nueva "matanza abyecta del régimen" y difundieron videos en los cuales se ven decenas de cuerpos por el suelo de un complejo cercano a una mezquita.
Acusado en varias ocasiones de perpetrar matanzas desde el inicio del conflicto, el régimen aseguró a través de la agencia Sana, que las fuerzas armadas "limpiaron" Daraya de los "terroristas mercenarios que cometieron crímenes contra los habitantes de la localidad, los aterrorizaron y destruyeron los bienes públicos y privados".
Según los rebeldes, el régimen "criminal impuso un bloqueo y cortó los suministros a Daraya, y luego bombardeó indiscriminadamente, usando aviones y armas pesadas. Después, grupos criminales llevaron a cabo ejecuciones sumarias, (las víctimas) fueron desmembradas, quemadas".
La provincia de Damasco seguía bajo las bombas de helicópteros y de la artillería del ejército, según el OSDH.
En la ciudad estratégica de Alepo (norte), donde se libra desde hace más de un mes la "madre de todas las batallas", según el régimen, los rebeldes, que afirman controlar el 60% de la ciudad --lo que desmienten las autoridades-- seguían resistiendo al ejército regular.
Los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) erigieron barricadas en varios barrios donde el suministro de víveres se hace cada vez más difícil, según periodistas de la AFP.
Desde el inicio de la revuelta, que se ha transformado en guerra civil tras la represión del régimen, unas 25.000 personas han perdido la vida.
Solo el domingo, al menos 91 personas perecieron en los bombardeos del ejército y los combates entre solados y rebeldes, de ellos 61 civiles, 13 rebeldes y 17 soldados, según el OSDH.
En el ámbito diplomático, la prensa oficial instó al nuevo mediador internacional Lakhdar Brahimi a que no siga el mismo camino que su predecesor Kofi Annan, al que acusa de haberse "plegado a las presiones de los occidentales y estadounidenses", para los que cualquier solución pasa por la salida de Asad.
Brahimi se ha cuidado mucho de tomar partido hasta ahora, para decepción de la oposición.
En Damasco, el vicepresidente Faruk al Shara, una de las personalidades sunitas de mayor rango en el régimen, apareció en público por primera vez con motivo de la visita del emisario iraní, tras los rumores de un intento "frustrado" de desertar.
Shara no hizo declaraciones, pero sí Borujerdi, quien reiteró el firme apoyo de Teherán al régimen sirio. "Consideramos que la seguridad de Siria es como la nuestra", dijo el iraní.
El emisario iraní destacó que la solución al conflicto sirio debe ser política, ya que "la solución militar está bloqueada", y por ello pidió a la rebelión que "deje las armas" para propiciar una negociación.
Burjerdi anunció también que el primer ministro sirio, Wael al Halqi, y el jefe de la diplomacia Walid Mualem representarán a Siria en la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, los días 30 y 31 de agosto en Teherán.
Miembro del movimiento, Egipto defendió su idea de que se cree un grupo regional de contacto sobre Siria que incluiría a Irán, aunque también a Arabia Saudita y Turquía, dos aliados de los rebeldes, asegurando que Teherán podía "formar parte de la solución" a la crisis.
El presidente sirio, Bashar al Asad, reiteró el domingo su determinación a aplastar a "cualquier precio" la revuelta en Siria, tras la muerte de centenares de personas en una operación del ejército cerca de Damasco, que la oposición tildó de "matanza".
"El pueblo sirio no permitirá que el complot triunfe y logre sus objetivos", y lo aplastará "a cualquier precio", dijo el presidente, enfrentado a una revuelta popular desde hace más de 17 meses, al recibir a Alaedín Borujerdi, emisario de Irán, principal aliado en la región, según la agencia oficial Sana.
Esta es la primera vez que la prensa se hace eco de declaraciones de Asad desde que un responsable evocó el martes la posibilidad de negociar una salida del presidente sirio en el marco de negociaciones con la oposición.
Pero el jefe de la diplomacia siria, Walid Mualem, uno de los halcones del régimen, descartó cualquier negociación mientras no se haya "limpiado" al país de rebeldes, según la agencia iraní IRNA tras un encuentro con Borujerdi en la capital siria.
De todas formas, la oposición exige la salida de Asad para sentarse a negociar.
Esta promesa de aplastar a los rebeldes, calificados de "terroristas" por el régimen sirio, se produce poco después del hallazgo por una ONG siria de al menos 320 cuerpos en la localidad de mayoría sunita de Daraya, a 7 kms al sur de Damasco, donde el ejército lanzó hace cinco días una operación.
La mayoría de los cuerpos, algunos ejecutados sumariamente, fueron hallados el sábado, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que ha informado de la presencia de al menos 15 mujeres y 14 niños entre las víctimas.
Las autoridades británicas dicen estar "profundamente preocupadas" por una posible "matanza salvaje de civiles" mientras que los rebeldes denuncian una nueva "matanza abyecta del régimen" y difundieron videos en los cuales se ven decenas de cuerpos por el suelo de un complejo cercano a una mezquita.
Acusado en varias ocasiones de perpetrar matanzas desde el inicio del conflicto, el régimen aseguró a través de la agencia Sana, que las fuerzas armadas "limpiaron" Daraya de los "terroristas mercenarios que cometieron crímenes contra los habitantes de la localidad, los aterrorizaron y destruyeron los bienes públicos y privados".
Según los rebeldes, el régimen "criminal impuso un bloqueo y cortó los suministros a Daraya, y luego bombardeó indiscriminadamente, usando aviones y armas pesadas. Después, grupos criminales llevaron a cabo ejecuciones sumarias, (las víctimas) fueron desmembradas, quemadas".
La provincia de Damasco seguía bajo las bombas de helicópteros y de la artillería del ejército, según el OSDH.
En la ciudad estratégica de Alepo (norte), donde se libra desde hace más de un mes la "madre de todas las batallas", según el régimen, los rebeldes, que afirman controlar el 60% de la ciudad --lo que desmienten las autoridades-- seguían resistiendo al ejército regular.
Los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) erigieron barricadas en varios barrios donde el suministro de víveres se hace cada vez más difícil, según periodistas de la AFP.
Desde el inicio de la revuelta, que se ha transformado en guerra civil tras la represión del régimen, unas 25.000 personas han perdido la vida.
Solo el domingo, al menos 91 personas perecieron en los bombardeos del ejército y los combates entre solados y rebeldes, de ellos 61 civiles, 13 rebeldes y 17 soldados, según el OSDH.
En el ámbito diplomático, la prensa oficial instó al nuevo mediador internacional Lakhdar Brahimi a que no siga el mismo camino que su predecesor Kofi Annan, al que acusa de haberse "plegado a las presiones de los occidentales y estadounidenses", para los que cualquier solución pasa por la salida de Asad.
Brahimi se ha cuidado mucho de tomar partido hasta ahora, para decepción de la oposición.
En Damasco, el vicepresidente Faruk al Shara, una de las personalidades sunitas de mayor rango en el régimen, apareció en público por primera vez con motivo de la visita del emisario iraní, tras los rumores de un intento "frustrado" de desertar.
Shara no hizo declaraciones, pero sí Borujerdi, quien reiteró el firme apoyo de Teherán al régimen sirio. "Consideramos que la seguridad de Siria es como la nuestra", dijo el iraní.
El emisario iraní destacó que la solución al conflicto sirio debe ser política, ya que "la solución militar está bloqueada", y por ello pidió a la rebelión que "deje las armas" para propiciar una negociación.
Burjerdi anunció también que el primer ministro sirio, Wael al Halqi, y el jefe de la diplomacia Walid Mualem representarán a Siria en la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, los días 30 y 31 de agosto en Teherán.
Miembro del movimiento, Egipto defendió su idea de que se cree un grupo regional de contacto sobre Siria que incluiría a Irán, aunque también a Arabia Saudita y Turquía, dos aliados de los rebeldes, asegurando que Teherán podía "formar parte de la solución" a la crisis.