Los rebeldes se atrincheran en Alepo

-El Ejército Libre Sirio acumula material médico y armamento ligero para afrontar la batalla que se cierne sobre Alepo
-El régimen envía tropas de refuerzo a la ciudad

Álvaro de Cózar
Alepo, El País

Al anochecer, cuando aún quedan algunos rayos de sol en el cielo de Alepo, un coche deja atrás las pequeñas aldeas abandonadas para adentrarse en un polígono industrial de la ciudad. El camino está lleno de tanques destruidos y coches quemados. Hay huellas de la destrucción de morteros. A oscuras, el coche los va sorteando hasta llegar a una escuela que da cobijo a las fuerzas del Ejército Libre Sirio (ELS).

El ambiente al llegar es una mezcla de alegría y tristeza. Los milicianos han tomado una decena de prisioneros pero han perdido a un combatiente llamado Husein Alyasén, de 22 años. Estamos al este de la ciudad y las tropas avanzan desde aquí hacia el norte. Aseguran que han tomado el 60% de Alepo y la carretera del aeropuerto. Uno de los portavoces del ELS, Abdulá, dibuja un círculo en el mapa e indica una decena de barrios tomados. “También algunas zonas de la ciudadela”, señala, “pero ayer bombardearon un edificio y murieron 30 ciudadanos”.

El peligro viene del oeste de Siria. Entre Idlib y Alepo, tropas del Ejército regular sirio se desplazan hacia la zona donde se concentran los rebeldes del ELS. Hay combates en ese área. “Ayer destruimos siete tanques de ellos”, dice Abdulá, que augura una gran batalla en los próximos días para controlar el cuartel general del Ejército sirio en el centro de la milenaria ciudad. “También hemos conseguido armas de un arsenal y cientos de máscaras antigás”, añade Abdulá.

Los rebeldes sirios han comenzado a almacenar medicamentos y munición, y a colocar francotiradores y montar controles en la parte de Alepo bajo su dominio. Pero las tropas del Ejército regular imponen un cerco cada vez más estricto en torno a la segunda ciudad del país y esperan refuerzos. Una fuente de los servicios de seguridad citada por France Presse asegura que fuerzas especiales del régimen también se están sumando al asedio para una “contraofensiva generalizada prevista para el viernes o el sábado”.

Después de las batallas que sacudieron la capital, Damasco, y tras el atentado que costó la vida la semana pasada a varios generales del círculo más cercano a Bachar el Asad, los combates más duros se centran en Alepo, la ciudad comercial del país árabe que hasta hace pocos días se había visto menos afectada que las demás ciudades sirias por la guerra.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización con sede en Londres, también afirma que soldados y material militar están siendo enviados por carretera desde Damasco hasta la ciudad cercana a la frontera turca. También desde Hama y desde puestos en la frontera turca el Gobierno está enviando columnas de tanques hacia Alepo.

El pasado fin de semana se desataron los combates en Alepo y desde entonces las refriegas callejeras han sido constantes. Los rebeldes han sido capaces de hacerse con el control de algunos barrios, donde han sido atacados por la artillería y desde el aire. Ahora todo está listo para la gran batalla en una ciudad que el régimen no puede permitirse perder.

La población civil, como ha sucedido en muchas otras ciudades sirias durante los 16 meses de rebelión contra Bachar el Asad, ha comenzado a huir en masa.

Miles de vecinos escapaban ayer de la lucha que creen inminente. Talal al Mayhani, un activista vinculado a los rebeldes de Alepo citado por la cadena BBC, comentó ayer lo que se espera en los próximos días. A su juicio, la batalla seguirá el modelo de lo sucedido la semana pasada en Damasco: los alzados contra el régimen se apoderan de buena parte de la ciudad antes de ser expulsados por las fuerzas, muy superiores, del régimen. El corresponsal del diario Le Monde aseguraba que los comandantes insurrectos mantenían su confianza muy alta aunque admitían que carecían de suficiente armamento.

Saber con precisión la situación dentro de la ciudad es muy difícil por la propaganda, la desinformación y la ausencia de prensa independiente. “Es verdad que los rebeldes están en el sur de la ciudad y en el noreste. Tácticamente están llevando a cabo ataques al estilo de las guerrillas, lo que les permite disolverse con rapidez”, dice el enviado del diario The Guardian. Lo que parecía seguro es que la afirmación de los insurgentes de que controlan la mitad de Alepo era muy exagerada.

Pero lo que parece también evidente es que las tropas del Ejército de El Asad ya no ejercen el poder en la totalidad del territorio. Además de haber perdido el control de varios cruces fronterizos, hay zonas en el norte del país donde su presencia es cada día más escasa.

Ni siquiera en Damasco han recuperado las fuerzas del régimen algunos de sus barrios, donde los bombardeos desde helicópteros y con artillería fueron frecuentes. Portavoces de los rebeldes citados por la agencia Reuters insistían en que los combates en estos distritos damascenos eran feroces. En otras ciudades del corredor que enlaza el norte del país con la capital (Hama, Homs y Al Rastan) los vecinos también tuvieron que oír bombardeos.

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